"Ha sido ver la luz al final del túnel". Así expresa Rosa (nombre ficticio) lo que ha supuesto para ella entrar en uno de los pisos que ofrece la Generalitat para acoger temporalmente mujeres que sufren violencia machista. La entrada hace casi ocho meses supuso un "giro" y su objetivo ahora es tener un hogar donde estar "segura" y "tranquila" con sus hijos. El Departament d'Afers Socials i Famílies ha cuadruplicado en el 2020 las plazas en pisos de acogida temporal hasta 156, y ha duplicado hasta 16 los Servicios de Intervención Especializada (SIE). Hasta el 31 de octubre, los SIE ya han atendido a 5.034 mujeres y 1.141 hijos, más que las 4.933 atendidas durante todo en el 2019. Este miércoles es el Día Internacional contra la Violencia Machista.

Montse Sánchez Aroca, subdirectora general de la Lucha contra la Violencia Machista del Gobierno, explica en la ACN que el objetivo de crear más SIE era rebajar la ratio de atención a las mujeres. "Estábamos en 300-400.000 que podían acercarse y lo hemos rebajado a una ratio máxima de unas 100.000 mujeres por SIE", asegura sobre estos espacios que ofrecen información, atención y recuperación a las mujeres que han sido o están en procesos de violencia machista.

"Tenemos evidencias que si estás cerca es más fácil entrar por la puerta", dice Sánchez, que constata que "cuando se abre un SIE no pasa ni una semana y ya empiezan a entrar casos por la puerta". Las mujeres que acuden a un SIE pueden hacerlo por cuenta propia o derivadas desde su CAP o desde servicios sociales. El departamento ha doblado los SIE en un año, pasando de 8 a 16 este 2020. De estos, tres abren este mismo mes de noviembre a Terrassa, Sant Boi de Llobregat y Figueres. Durante el año 2019, estos servicios atendieron a 4.933 mujeres. Entre el 1 de enero y el 31 de octubre de este año, ya han atendido a 5.034 mujeres y 1.141 hijos, más que en todo en el 2019.

Entre el 16 de marzo y el 15 de mayo, en pleno confinamiento, las trabajadoras de los SIE llegaron a hacer cerca de 7.900 atenciones telemáticas a mujeres en situación de violencia machista, es decir semanalmente unas 790 atenciones. En eso hay que añadir las 1.614 atenciones a niños y adolescentes. Además, la Generalitat dispone desde el 2020 de un nuevo Servicio de Acogida de Urgencia, uno más que se suma al único existente en el 2019.

Plazas de alojamiento temporal

Aparte de los SIE, la Generalitat también ofrece plazas de alojamiento temporal en pisos de acogida, que formalmente se llaman Servicio Sustitutorio del Hogar. El tiempo regular de uso es seis meses, ya que idealmente es un lugar de acogida transitoria. Actualmente, sin embargo, el tiempo medio que pasan las mujeres alojadas oscila entre ocho y diez meses. Habitualmente, un piso puede alojar hasta cuatro mujeres con sus hijos.

El departamento tenía una previsión de crecimiento a principios del 2020 que después decidió ampliar a causa del confinamiento. Actualmente hay 39 pisos que suman en total 156 plazas. Según la Generalitat, la mayoría de plazas están ocupadas, pero todavía hay margen y no hay lista de espera para acceder. En el 2019 sólo había 9 pisos, con un total de 36 plazas.

El caso de Rosa

Rosa, por ejemplo, ya hace casi ocho meses que está en uno de estos pisos de acogida. Llegó con sus dos hijos y convive con dos mujeres más. Explica que su vida ha dado un giro desde que entró en este piso: lo ha ayudado a sentirse "más independiente", le ha dado más "autonomía" y ha salido adelante gracias a las educadoras sociales, a quien llama "ángeles".

Asegura que la convivencia con otras mujeres que han sufrido violencia machista lo ha ayudado también a darse cuenta de que hay historias de vida "todavía más complicadas" que la suya, y que ha sido "muy afortunada y valiente de salir antes de que llegara a más".

Aparte de las tareas cotidianas, Rosa ha empezado a estudiar catalán en línea y ya está buscando un piso de emergencia social para tener más independencia con sus hijos. "Mi objetivo ahora es ser más fuerte, poder tener un hogar, donde poder estar tranquila, segura y con mis hijos", observación. "También encontrar trabajo, integrarme en la sociedad y ser feliz", añade.

Por suerte, asegura Sánchez, no todas las mujeres que han sufrido o sufren violencia necesitan salir de su casa y no todas las que necesitan salir tienen que hacerlo en un recurso público, ya que muchas tienen su red de amistades, familiares u otros recursos.

En cualquier caso, si una mujer necesita un recurso y los servicios están muy ocupados, la Generalitat tiene un convenio con un operador alternativo de la red pública en cuatro localizaciones diferentes, y como último recurso se puede alquilar también un alojamiento de urgencia para aquella noche.

El acompañamiento hacia la autonomía

Estíbaliz Garcia es una educadora social de la fundación Iras que trabaja con Rosa. Asegura que, precisamente, uno de los objetivos de estos pisos es acompañar a las mujeres en el proceso de salir de su situación anterior y apoyarlas en la adquisición de "la autonomía que han perdido en el tiempo que han vivido la situación de violencia". Hay mujeres que nunca llegan a emprender el proceso judicial y otros que lo emprenden después de entrar en los pisos.

"La característica común es que todas han tomado la decisión de salir de la situación de violencia que estaban viviendo", añade. Mientras viven en estos pisos reciben el apoyo de dos educadoras sociales que hacen las tareas de acompañamiento. "A veces, nuestro trabajo es sentarnos a tomar un café y escucharlas o pasar tres horas al ordenador para ayudarlas a pedir un piso. Atendemos lo que nos piden", explica Garcia. También las acompañan en otras gestiones y las derivan en los SIE, en el SOC o las ayudan si necesitan atención médica específica.

El acompañamiento también se mantiene durante un tiempo cuando se marchan. "El paso de aquí a la autonomía total requiere trabajo y acompañamiento", remarca a la trabajadora. La casuística de cada vivienda es diversa, pero la protección a su intimidad e integridad es primordial. "Hay mujeres que vienen con órdenes de protección y la ubicación tiene que estar protegida", insiste.

El caso de la Pilar

La Pilar (nombre ficticio) es, como Rosa, otra superviviente. En su caso, ella ha sido atendida por el Servicio de Atención y Recuperación y Acogida por violencia machista (SARA) del Ayuntamiento de Barcelona. "Estaba en una situación tan extrema que si no hubiera ido, seguramente ahora no sería aquí", admite a la ACN.

"Al SARA le debo la vida, le debo volver a resurgir y ser persona", dice la Pilar, que después de mucho tiempo de terapia y ayuda ha podido superar la situación vivida. Ella misma explica cómo un día, en el trabajo, una persona detectó que se encontraba en una situación "extrema" y "de mucha violencia", y decidió concertarle un encuentro con este servicio municipal. En los casos donde las víctimas sufran por su integridad física, se les hace un acogimiento en un lugar seguro. Barcelona acogió 288 mujeres y 268 niños y adolescentes en el 2019 a través del SARA.

Recuperación "integral"

"Nosotros trabajamos para la recuperación integral de la persona que ha vivido la violencia machista y por eso nos hacen falta diferentes perfiles profesionales", explica a la ACN la directora del SARA, Ruth Capdevila. Así, este servicio tiene dos trabajadoras sociales, una psicóloga y dos abogadas para hacer asesoramiento jurídico. También hay una profesional que se ocupa de la inserción laboral, así como un equipo de infancia.

Todos ellos trabajan bajo la máxima de respetar los tempos de las agredidas y su propio proceso de recuperación. De hecho, esta característica es uno de los rasgos que más alaba la Pilar, que señala que en este proceso gradual ha podido ir superando la situación poco a poco, sobre todo gracias al apoyo psicológico y a las terapias de grupo. "Ahora encaro el futuro con mucha ilusión; me veo completamente renovada como persona, he recuperado la alegría", asegura.

El SARA también ha notado el impacto del confinamiento. Según datos del Ayuntamiento de Barcelona, durante el 2020 se han atendido 1.300 personas, pero la directora del servicio augura que las cifras aumentarán con respecto a periodos anteriores. En el 2019 se atendieron casi 2.000 personas, 1.345 mujeres y 513 hijos. En total se atendieron 1.596 casos de violencia machista el año pasado, muchos abiertos desde el 2018.

El efecto del confinamiento

Capdevila explica que el periodo de confinamiento comportó que los casos atendidos en las primeras semanas del desconfinamiento aumentaran mucho, tanto en número como en gravedad. La primera semana que los niños salieron a la calle aumentaron "muchísimo" las urgencias graves que el SARA atendió, hasta el punto que en un solo día se llegaron a atender ocho.

La teniente de alcaldía de Derechos Sociales, Justicia Global, Feminismes y LGTBI, Laura Pérez, remarca que este servicio no ha dejado de crecer, y constata que en los últimos años se ha evolucionado "muchísimo" a nivel social. Eso, según ella, ha hecho "sensibilizar" la población y también las mujeres que acuden a los diferentes servicios.

Pérez ha destaca que se ha aumentado la dotación de los profesionales del SARA hasta doce personas, además de doblar los recursos residenciales para la cobertura de vivienda. Con todo, admite que hay que seguir mejorando y en eso reclama a la Generalitat "una política coordinada de prevención". "Hacen falta planificación y estrategia", remacha.

Sobre el confinamiento, reivindica la proactividad del servicio. La teniente de alcaldía indica que el teléfono ha sido "clave" y la explotación de las herramientas digitales es una línea que hay que seguir trabajando.

Imagen principal: Una educadora y la superviviente de violencia machista mirando papeles / ACN