Neuchâtel, cerca de un lago que lleva el mismo nombre, es una pequeña ciudad suiza de postal: elegante, tranquila y llena de callejones empedrados, fachadas doradas y relojerías con siglos de historia. Con poco más de 40.000 habitantes, es conocida por ser un centro de investigación e innovación científica, especialmente en campos como la nanotecnología, la ingeniería de precisión y, como he descubierto recientemente, la transformación de la industria del tabaco. Es una ciudad donde conviven el pasado más clásico y el futuro más tecnológico: desde los castillos medievales hasta laboratorios de multinacionales como Philip Morris. Al fin y al cabo, rodeado de un paisaje que invita más a la contemplación que al ruido. Una especie de calma suiza que contrasta con el debate encendido sobre el futuro del tabaco y los fumadores que se cuece dentro de El Cubo.

En El Cubo, donde hay máquinas que simulan la respiración humana, prototipos de cigarrillos electrónicos y otras alternativas sin humo y salas blancas con científicos vestidos con batas blancas, he escuchado por primera vez la frase que resume el giro estratégico de la multinacional tabacalera: "Si no fumas, no empieces a hacerlo; si fumas, déjalo; si no lo dejas, cambia". Esta es, en palabras de Stefano Volpetti, presidente de la división de productos sin humo, la santa trinidad de Philip Morris para poner fin a los cigarrillos convencionales. De hecho, este cambio al cual se refiere, pasa por que todos los fumadores que no dejan el hábito, se pasen a productos alternativos menos dañinos, como podría ser el tabaco calentado. El siguiente vídeo, grabado durante las jornadas Technovation 2025, enseña cómo una máquina simula las caladas hechas en un cigarrillo de toda la vida y a un dispositivo que calienta el tabaco en vez de quemarlo de la marca IQOS al mismo tiempo, y muestra cómo quedan los filtros después de consumir ambos productos:

El objetivo 2030

En El Cubo, Philip Morris, la empresa responsable de marcas como Marlboro, investiga opciones sin combustión para los fumadores, alternativas menos perjudiciales, y es que esta es su estrategia transformadora: que en el 2030 más de dos tercios de sus ingresos provengan de productos libres de humo. Es más, el consejero delegado (CEO) de Philip Morris International (PMI), Jacek Olczak, calcula que a partir de 2030 la multinacional hará emerger proyectos no ligados al tabaco que ya tiene en desarrollo, al mismo tiempo que se ha declarado "muy abierto" a adquisiciones corporativas, aunque no se trate de una necesidad. "Nuestro foco hoy es conseguir este mundo libre de humo, pero en el momento en que pasemos el 50 por cierto o los dos tercios de los ingresos libres de humo [una cosa que estiman que pase en el 2030], muchos de los proyectos en los cuales estamos trabajando saldrán a la superficie. Hoy simplemente distraería la atención de la organización de lo que tienen que hacer", declaró en una entrevista en exclusiva concedida a Europa Press con motivo de las jornadas Technovation.

Científics de Philip Morris
Científicos de Philip Morris

El mantra de PMI

Para llegar a este objetivo de un futuro sin humo, Stefano Volpetti, el Presidente de la categoría de productos sin humo de Philip Morris International, explicaba en Technovation el mantra de la empresa: "Si no fumas, no empieces a hacerlo; si fumas, déjalo; si no lo dejas, cambia". El primer mensaje claro está, alineado con la salud pública y los gobiernos y con el de una empresa que ya no vende humo. "No queremos nuevos clientes fumadores. Queremos que el futuro pase por productos alternativos o por no consumir nada", insisten desde El Cubo. Con respecto a la segunda afirmación, PMI se apunta a la lógica de la salud pública que siempre es mejor dejarlo y deja claro así que no promueve ni el consumo ni la dependencia. Pero la realidad es que en el mundo existen más de mil millones de fumadores que no dejan el hábito, y para ellos es la última afirmación. "S no lo dejas cambia", es el verdadero corazón de la estrategia de la empresa, si no lo puedes dejar pásate a un producto alternativo, porque es menos nocivo que el cigarrillo, ya que no implica combustión.

El impacto real de esta "santa trinidad" —no empezar, dejar de fumar, o cambiar— no se puede medir solo por su intención declarada. Depende de factores clave como la voluntad política y el acceso efectivo a alternativas sin combustión e información sobre ellas. La teoría puede ser clara, pero la práctica exige compromiso, transparencia y colaboración entre sectores y organismos públicos y privados. Tal como resumió Stefano Volpetti en Neuchâtel: "Para que el cambio pase, no es suficiente con innovar: hace falta que el mundo esté dispuesto a aceptar esta innovación".