Los Mossos d'Esquadra tienen 128 puestos de control de velocidad móviles. Los radares móviles están ubicados tanto en zonas urbanas como autovías y autopistas, y refuerzan el control de velocidad en puntos estratégicos. Son una medida más que se une a los 240 radares fijos que hay en toda Catalunya.

Catalunya es uno de los territorios de la Unión Europea con una de las ratios más altas de radares por habitante y por kilómetros de carretera. Sólo en el Área Metropolitana hay 47 radares, sin contar los móviles. La cifra todavía se encuentra lejos de la de Bélgica, con ni más ni menos que 955 radares, pero sí que se encuentra sustancialmente por encima de la media del Estado español, situada en los 29.

Los radares móviles se ponen en los puntos negros de la red vial catalana, donde se ha registrado una alta siniestralidad durante los últimos 3 años, y un exceso de velocidad, y donde es complicado técnicamente instalar radares fijos. Los controles con este tipo de radar están planificados coordinadamente entre los responsables de la unidad de Trànsit de los Mossos d'Esquadra y el Servei Català de Trànsit.

El mapa muestra todos los puntos previstos donde se pone el vehículo de los Mossos d'Esquadra con el radar móvil.

Los coches de los Mossos con radar se sitúan en diferentes puntos de la red vial catalana según la época del año y las necesidades. Semana Santa es uno de estos periodos, y justamente este año se han incrementado el controles. Sólo para control de velocidad habrá 194, pero eso no quiere decir que estén activos todos los radares móviles del mapa simultáneamente, aunque es muy posible que estos días de vacaciones los puntos donde se realicen los controles coincidan con los puntos donde habitualmente hay los radares móviles.

Donde no llegan los fijos

Desde el Servei Català de Trànsit admiten que "es más fácil que se puedan captar" conductores kamikazes con los radares móviles que con los fijos. "Existe el efecto sorpresa", pero un radar móvil "no está en funcionamiento las mismas horas que uno fijo", y por lo tanto, la capacidad de multar es menor. Un control con radar fijo acostumbra a durar entre dos y tres horas, como mínimo, y entre 5 y 6 horas, como máximo.

El más equitativo, aseguran desde Trànsit, es el radar por tramo: una cámara que lee las matrículas, como es habitual. El sistema incluye un mecanismo que se encarga de contar el tiempo que tarda un vehículo en recorrer una determinada distancia en una vía. El Servei Català de Trànsit acaba de instalar los nuevos radares por tramo. Tenían que empezar a funcionar después del verano, pero de momento sólo han colocado dos de los 10 previstos, en la A7 y en la C-66, que se ponen en cinco puntos de las carreteras catalanas, uno por cada sentido de circulación. Están en puntos estratégicos de la A7, la C-16, la N-II y la C-66. Los radares por tramo calculan la velocidad media de los coches en un tramo concreto de carretera y evitan los frenazos de repente cuando se detecta el aparato, se corre demasiado y se quiere evitar la multa.

Con estos 10 nuevos radares por tramo, en total en Catalunya habrá 24 cinemómetros de este tipo. Están situados en 12 puntos (que podéis consultar en el mapa) y cubren los dos sentidos de circulación. Catalunya fue pionera en la instalación de estos cinemómetros.

Lo más disuasorio, sin embargo, son las cajas vacías. En la B-20, por ejemplo, de todas las cajas de radares que existen, sólo una contiene realmente el cinemómetro. El aparato, además, no está nunca en el mismo lugar. Se va cambiando, y eso lo hace todavía más efectivo, porque los conductores habituales de la Ronda de Dalt, conducen siempre a 80 km/h, unificando la velocidad durante todo el trayecto y ayudando a pacificar la vía.

Efecto learning

Los radares fijos provocan el efecto learning. Cuando los conductores ya conocen donde están, frenan. No hay multa y se reduce la velocidad. Para el Servei Català de Trànsit no es malo: "Conseguimos lo que queremos. La gente frena y pacificamos el tráfico". En este sentido, los radares móvil, tienen un efecto contrario: el efecto sorpresa.

Fuentes de Trànsit aseguran que los radares móviles de los Mossos "no es que sean más efectivos, la capacidad que tienen de multar es la misma", pero admiten que hay un efecto sorpresa con el que no cuentan el resto de controles de velocidad de la red vial catalana, lo que los hace más recaptadores que los otros que ayudan a reducir la velocidad.