Tres años y medio después, Ester Quintana ha vuelto a vivir el momento del impacto que le hizo perder un ojo el 14 de noviembre, después de la manifestación de la huelga general, en el Passeig de Gràcia. Al entrar comentaba a los periodistas que estaba nerviosa. Ha entrado un poco más tarde a la sala porque cuando la han llamado estaba en el lavabo. Pero una vez delante del micrófono, de pie, ha relatado sin dudas, firme y segura todo lo que recuerda de aquella noche.

Quintana sitúa los hechos media hora después de que se hubiera acabado la manifestación. Buscaban la mejor manera de volver a casa. En el Passeig de Gràcia todo estaba tranquilo, "había gente por la calle caminado, pero no había tumultos, ni masas grandes. Eran grupitos pequeños de gente y gente que caminaba", ha explicado Quintana. Pretendían ir a buscar el metro: "Pensamos que sería buena idea ir hacia Casp a coger el metro. Pero en ronda Sant Pere se oían sirenas y no acabamos de llegar".

Las primeras carreras llegan de plaça Catalunya dirección a la Gran Via sin motivo aparente, y poco después aparecen las tres furgonetas de los Mossos d'Esquadra a la altura de la fuente del Passeig de Gràcia, según Quintana. "Lluís –su compañero– me dijo que no corriera, que estuviera tranquila, que no pasaba nada", relata Ester Quintana. La testigo principal del caso ha dibujado una situación de angustia porque no podían salir del Passeig de Gràcia: "La situación era de miedo, porque decidí cruzar al percibir una situación peligrosa".

La Fiscal ha sido muy clara: "¿Se sentían rodeados?". Y Quintana también: "La verdad es que sí. Intentábamos ir a la ronda Sant Pere y Casp y oíamos detonaciones. Intentábamos ir a plaça Catalunya y vino gente corriedo con los Mossos detrás. Subimos, y las furgonetas nos cortaron el paso. En ninguna de las calles vimos una salida".

El impacto

En Gran Via con Passeig de Gràcia, llegaron tres furgonetas de los antidisturbios. La unidad Dragón 40. Una primera furgoneta dió dos vueltas a la fuente y las otras dos se incorporaron y se detuvieron en el chaflán. "Bajaban mossos de las furgonetas. No habían parado y ya estaba bajando a un mossoo con un arma", ha relatado Quintana sin dilación. 

Ester Quintana decidió cruzar dirección a Caspe porque "no veía clara la situación". "Decidí cruzar la calle porque no se oía ruido y estaba muy tranquilo". Y a partir de aquí es cuando llega el impacto: "Me giré por si veía a Lluís. Vi a Lluís, los policías en el chaflán y fue cuando recibí el impacto. A partir de allí ya le dije a Lluís: 'me han dado y no sé cómo tengo el ojo'. No lo notaba, no veía. Estaba muy asustada. Y no pensé muchas más cosas. Subí a la acera y bajé por el Passeig de Gràcia buscando auxilio".

Hasta tres veces ha relatado Quintana el momento del impacto que le hizo perder el ojo, y cada vez con más detalles: "Me giré, recibí el impacto y entonces di dos pasos adelante del empujon del golpe, pero no me caí al suelo. Las sensaciones que tenía eran, al principio del golpe, mucho dolor y, de repente, muy entumecido, no me hacía daño, no notaba nada de la parte izquierda de la cara y no veía. Lluís se puso en frente y le dije que no veía y le pregunté si me habían herido. Me miró y me dijo: 'Sí'. Me puse la mano en la cara y noté que empezaba a sangrar".

En el interrogatorio del momento, Quintana, con respuestas picadas, ha estado muy clara: 

"¿Los agentes de qué furgo son? De la primera; No ve gente hostil, pero, ¿los oye?; No. ¿Cuántas armas recuerda haber visto? Un arma grande; ¿Oyó detonaciones? Recuerdo dos detonaciones, fue 'pum, pum'; ¿Le pareció que venían del mismo origen? Venían de donde estaban las furgonetas; ¿Se oyen más detonaciones? Se oyen sólo dos detonaciones entre que llegan las furgonetas y me dan; ¿Cuánto tiempo pasa entre que siente las detonaciones y nota el impacto? Fue inmediato".