El parque de Collserola tiene 8.000 hectáreas, donde el bosque se combina con las zonas habitadas. El pulmón verde de Barcelona recibe cada año 2'5 millones de visitantes cada año.

La gran actividad que se hace en el Parque Natural, la continuidad de la masa arborizada hasta el Priorat, el invierno seco y la gran cantidad de material en el bajo bosque que hay para quemar, suman un gran número de probabilidades para que se declare un fuego en Collserola. El gran temor de los Bombers es que se propague rápidamente. Primero, porque en caso extremo podría llegar al Prioriat, y segundo, por la gran cantidad de viviendas que hay.

Eso hace que cuando aparece una columna de humo en Collserola se activen todas las alarmas y los Bombers lleguen en 10 minutos. Aunque la zona es competencia de los Bombers de Barcelona, los Bombers de la Generalitat también reciben el aviso al 112 y activan sus unidades.

El tiempo de llegada al fuego es fundamental para evitar que se extienda. Y detectar la columna de humo, también.

En Collserola hay 7 torres de vigía. En temporada forestal, del 15 de junio al 15 de septiembre, hay vigilantes 10 horas al día durante los 7 días de la semana. Además, hay 6 torres más que también pueden detectar las columnas de humo. Hay 3 más en la serralada de Marina y 3 más en el Garraf.

Durante el verano los vigías vigilan y alertan a los Bombers en caso de incendio. Durante el invierno se hacen tareas de prevención, entre las que tendría que estar la limpieza de los bosques, que recae en los propietarios, que no siempre son administraciones públicas, sino que la mayoría son privados.

Collserola enfrenta a los bomberos

Según el cálculo de probabilidades, está previsto que cada dos años se quemen 18 hectáreas en Collserola. El director de los Bombers de Barcelona declaraba recientemente en una entrevista en El Nacional que la intervención es clave y que actualmente está garantizada porque hay más medios que hace unos años: "¿Intervinimos el 94 de la misma manera que ahora? No, ahora lo haríamos mucho mejor", explica Manel Pardo con los datos del último gran incendio en Collserola en 1994, cuándo se quemaron 252 hectáreas.

Ante estos datos los Bombers de Barcelona se toman con tranquilidad la posibilidad de que se declare un fuego. "La situación está muy controlada. Hay que mirar estadísticas", dice Manel Pardo. "El hecho de que haya continuidad no quiere decir que ello garantice que se quemará. Si no intervinieran –refiriéndose al cuerpo de Bombers–, potencialmente se podría quemar todo". Según el director de los Bombers de Barcelona "no puedes hacer especulaciones sin contar con que tú intervienes. Tú planificas, tú decides qué quemas y qué no. Y sabes que eso no pasaría".

Pardo es contrario a la teoría de los Bombers de la Generalitat. Estos tienen como una de sus pesadillas la posibilidad de que se declare un incendio en la sierra de Collserola, que sobre el papel podría llegar hasta el Priorat porque hay una superficie de arbolado continuo. El jefe de los GRAF de los Bombers de la Generalitat, Marc Castellnou, afirma que se esperaban un gran incendio en Collserola el año pasado, por las condiciones extremas, pero al final no tuvo lugar.

El riesgo elevado ha desaparecido este año pero no se ha borrado porque, como dice Marc Castellnou, "el bosque tiene memoria". Un fuego en Collserola es complicado por la cantidad de viviendas que hay, la proximidad con Barcelona y las grandes poblaciones con más densidad de población del Área Metropolitana, y por la torre de comunicaciones que hay encima de la montaña.