Las vacaciones son el momento más deseado para la mayoría de personas, pero en algunos casos el periodo estival puede desencadenar el fin de una relación sentimental. De hecho, el número de divorcios y separaciones en España crece al último trimestre del año, después de las vacaciones de verano, según los datos de EP Data y el Consejo General del Poder Judicial. Así, en la última década, ha sido el periodo del año con más rupturas oficiales de pareja, con el 60% de los casos. ¿Qué factores influyen en estas rupturas? Los expertos de la UOC apuntan unos cuantos.

Convivencia intensificada en relaciones deterioradas

"El factor clave para que haya más separaciones en verano es que aumenta el tiempo compartido para parejas que ya tienen un nivel de conflicto o de desconexión elevado. Entonces se produce la mezcla perfecta para que el conflicto explote y la desconexión y las diferencias se hagan más evidentes y más fuertes", según el profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC Adrián Montesano del Campo.

También apunta estos problemas previos de la relación el profesor de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC Francesc Núñez: "Durante las vacaciones las parejas están mucho más tiempo juntas (y físicamente más próximas) que el resto del año y suelen vivir situaciones diferentes de las de la cotidianidad. Hay casos en que la convivencia es más un imperativo vital que el deseo de vivir con la persona que se ama, ya que no se tiene nada que decirse exceptuando las discusiones. Entonces, la intensidad de las vacaciones puede ser un suplicio y puede tener un efecto muy negativo".

"Burbujas de pareja" que no se cuidan

Según Adrián Montesano del Campo, durante el resto del año "las ocupaciones diarias hacen más fácil sortear de una de las tareas fundamentales de la pareja, que es cuidar de la relación, velar por la burbuja de pareja". Esta burbuja de pareja es el espacio de bienestar y de encuentro del cual disfrutan a las dos personas. "Si no dispones de esta burbuja de pareja, cuando llega el verano todo se complica", afirma el profesor.

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El estrés de los miembros de la pareja en verano tiene más que ver con su relación que con factores externos como el calor, los viajes o la presencia continua de los hijos: "Si la calidad de la relación es mala, cualquier cosa mínimamente estresante puede catalizar el conflicto y empeorar la situación. Pero hace falta tener en cuenta que en relaciones saludables los escenarios de verano acostumbran a aportar placer, diversión y bienestar," afirma Montesano del Campo.

Las relaciones que se rompen después del verano a menudo arrastran años de desgaste. De hecho, por término medio las parejas divorciadas en el 2017 habían estado casadas durante 16 años, y la media de edad era de 45 años en las mujeres y de 47 en los hombres, según datos del INE.

Descubrir la cara oscura

Sin embargo, tal como apunta el profesor Núñez, sólo hacen falta tres meses de matrimonio para pedir el divorcio. "En el caso de las parejas que hace poco tiempo que están casadas —o juntas— el verano podría tener un efecto de dispersión o disolución de los vínculos amorosos. Te puede permitir ver las caras 'no deseables' de la pareja", explica.

Enamoramiento de verano

A veces, las parejas también se rompen por la irrupción de una tercera persona. "En vacaciones puedes descubrir mundos —y amores— que no pasan por la vida doméstica, que quizás se considera tediosa, o por una relación conyugal que se puede ver como aburrida", afirma Francesc Núñez. "El enamoramiento te da las fuerzas necesarias para romper con el pasado y los vínculos que te ligan y pensar que una nueva vida es posible", según el profesor.

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Expectativas de las vacaciones y perspectiva de futuro

Las vacaciones están cargadas de simbolismo social: "Se espera que sean momentos de excepcionalidad, de experiencia intensa, que nos conmuevan y casi nos rediman de los meses de trabajo y la dura cotidianidad", explica Francesc Núñez. En este contexto, muchas personas tienen unas expectativas elevadas. "Si no se cumplen, la decepción se añade a otras fuentes de malestar que se acumulan previamente y que crecen durante las vacaciones. La combinación es explosiva y puede comportar rupturas de pareja", afirma Núñez.

Por otra parte, el verano genera nuevas actividades y situaciones vitales que cambian la rutina diaria y proporcionan más tiempo para reflexionar. "Las vacaciones nos permiten pensar o mirar lo que nos rodea, o uno mismo, con otros ojos. Nos ofrecen una nueva perspectiva y nos permiten replantearnos el que nos está bien o no a nuestra vida", según el profesor Núñez. Como resultado, hay personas que deciden cambiar de vida y poner fin a una relación.

A veces, como apunta el profesor Montesano del Campo, "durante las vacaciones llega un conflicto grande que es la gota que hace tirar el vaso o bien se el momento en que se toma conciencia de la situación y se llega a la conclusión que no hay ninguna otra opción".

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Las expectativas frustradas de las vacaciones y la intensidad del momento también pueden pesar sobre esta decisión: "Hay una presión social que nos anima a hacer buenos propósitos, planes de vida donde haya lugar para la felicidad y el bienestar. Eso, sumado a la confluencia de ideas y emociones durante las vacaciones, nos puede hacer relativizar y cuestionar nuestros vínculos de pareja e incluso hacernos sentir 'nostalgia por una vida que nunca hemos tenido', opina Francesc Núñez.

Sin embargo, ¿se puede salvar la relación después de un verano de crisis?

"Una pareja que tenga un nivel alto de conflicto o de desconexión sentimental o sexual puede decidir separarse —una opción muy legítima— o bien decidir que después del verano buscará ayuda profesional", considera a Adrián Montesano del Campo.

Si optan por esta última opción, hasta que no se inicie la terapia el profesor Montesano del Campo recomienda mantener las formas y reflexionar sobre qué tiene que hacer cada uno para mejorar la relación o, como mínimo, tener claro qué cosas quieren y cuáles no de la relación y de la otra persona.

Es importante no retrasar mucho la decisión de acudir a un profesional: "Los estudios indican que si tienes problemas relacionales y tardas mucho en buscar ayuda, puede ser que ya sea demasiado tarde".

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También se tienen que dejar de lado los prejuicios: "Buscar ayuda profesional no quiere decir que tú no seas capaz de salir adelante, porque lo acabarás haciendo tú mismo, pero recibirás orientación y guía," explica el profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación.

La ayuda de un profesional siempre es bastante fructífera porque se tiene que conseguir que confluyan las visiones de dos personas y ayuda a poner orden. La terapia de pareja permite empezar a construir o reconstruir la burbuja que tiene que haber entre los dos", concluye Adrián Montesano del Campo.