El papa Francisco no asistirá al Coliseo de Roma para presidir el Vía Crucis del Viernes Santo a causa del "intenso frío", según ha informado el Vaticano. "A causa del intenso frío de estos días, el papa Francisco seguirá el Vía Crucis esta tarde desde la Casa Santa Marta, uniéndose a las oraciones de los que se reunirán con la Diócesis de Roma en el Coliseo," ha informado la Santa Sede horas antes de que empiece el ritual. El pontífice ha participado hasta el momento en todos los actos previstos con motivo de la Semana Santa, después de recuperarse de una bronquitis por la cual tuvo que ser ingresado. Así, todavía está previsto que Sábado Santo presida el Velatorio Pasqual y que el domingo oficie la misa de Resurrección e imparta la bendición 'Urbi Et Orbi' desde el balcón central de la basílica de Santa Maria.

El papa Francisco lava los pies de doce presos el Jueves Santo

Jorge Mario Bergoglio, como hizo hace 10 años, cuando se convirtió en jefe de la Iglesia católica, asistió este Jueves Santo a la prisión de menores Casal de Marmo, en la periferia de Roma, para celebrar la misa 'In coena domini', en la que lava los pies de doce presos como recuerdo de la Última Cena. El pontífice, que recibió el alta hospitalaria el pasado sábado, se mostró en buena forma y presidió la misa a un lado del altar, tal como estaba previsto a causa de sus problemas en la rodilla que le impiden estar mucho tiempo de pie. A pesar de todo, se levantó de la silla de ruedas para lavar y besar los pies de diez hombres y dos mujeres, un gesto que, afirmó, no es "una cosa folclórica", sino que recuerda "cómo tenemos que ayudarnos los unos en los otros".

"Jesús lo sabe todo y nos ama. Y nos lava los pies a todos. Él no se asusta de nuestras debilidades, porque él ya pagó por nosotros, solo nos quiere coger de la mano para que la vida no sea tan dura", señaló el Papa, que pronunció la homilía, mientras que la eucaristía estuvo guiada por el cardenal Diego Ravelli.

El jueves por la mañana también estuvo presente durante la misa Crismal, que conmemora la institución del sacramento del orden sacerdotal por Jesucristo durante la Última Cena y está dedicada a la renovación por parte de los sacerdotes de los votos de pobreza, castidad y obediencia. Allí, pronunció una homilía en que pidió a los sacerdotes que eviten las divisiones, que después "fomentan partidos y cordadas" a la Iglesia.