Todavía hay posibilidades. La ONU advierte que el 2025 es el año límite para frenar el calentamiento global. En un informe publicado este lunes, la organización asegura que para "limitar el calentamiento a aproximadamente 1,5 °C es necesario que las emisiones de gases de efecto invernadero a escala global alcancen su punto máximo antes del 2025". Después de esta fecha, se tendrán que reducir "en un 43% el año 2030". Si se cumplen estas recomendaciones, el planeta se podría situar por debajo del umbral de temperatura a finales del siglo XXI. "Si queremos limitar el calentamiento global a 1,5 °C, este es el momento, es o ahora o nunca" sentencia al copresidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés), Jim Skea. De hecho, recuerda que "sin una reducción inmediata y profunda de las emisiones en todos los sectores, será imposible".

El informe del IPCC avisa de que "los próximos años son críticos" y que "la temperatura global se estabilizará cuando las emisiones de dióxido de carbono alcancen el nivel cero neto". "Para llegar a 1,5 °C, tenemos que alcanzar las emisiones netas de dióxido de carbono iguales a cero a escala mundial a principios de la década del 2050; para 2 °C, a principios de la década del 2070", apunta el documento. Un documento que también señala que "para limitar el calentamiento a 2 °C, será necesario que las emisiones de gases invernadero a escala global alcancen su nivel máximo el año 2025 y que se reduzcan en una cuarta parte antes del 2030".

Horizonte 2050

El texto elaborado por el grupo de trabajo de la ONU es muy extenso y con muchas conclusiones, como ahora que el consumo global de carbón tiene que haberse reducido un 95% a mediados de siglo respecto del 2019, el de petróleo un 60% y el de gas uno 45% para llegar a la meta que la temperatura media global no suba más de 1,5 grados centígrados. El informe publicado este lunes está centrado en las medidas de mitigación del calentamiento global y concluye que las emisiones se pueden reducir a la mitad el año 2030 si hay cambios en el sector energético, entre otros.

En el escenario más optimista, donde no se llega a superar el límite de 1,5 °C (o se supera de manera momentánea a mediados de siglo para bajar del umbral después), "casi toda la electricidad proviene de fuentes que no emiten carbono o con bajas emisiones". Un 87% de la reducción de emisiones de dióxido de carbono y otros gases causantes del calentamiento global puede alcanzarse con una optimización del sector energético e industrial y el 13% restante con cambios en el sector agropecuario. El informe también subraya que conseguir la neutralidad de carbono es "complicado, pero posible" si se da apoyo a nuevos procesos de producción que utilicen energías alternativas como el hidrógeno.

Recomendaciones del IPCC

"Adoptar las políticas, infraestructuras y tecnologías adecuadas para permitir que cambie nuestro comportamiento y nuestro estilo de vida puede alcanzar una reducción de entre el 40% y el 70% en los gases de efecto invernadero hacia el 2050", ha asegurado el copresidente del grupo de trabajo que ha elaborado el documento, Priyadarshi Shukla. El texto resalta que las áreas urbanas tienen un papel vital a la hora de reducir emisiones, "creando ciudades más compactas y para andar", desarrollando transportes públicos electrificados y mejorando la capacidad de absorción de las emisiones con zonas verdes. Asimismo, las emisiones globales de los transportes tienen que reducirse un 59% en el 2050 respecto de los niveles actuales.

La inversión en transporte público urbano e interurbano, a la vez que políticas para estimular su uso como podría ser la bajada de precios, son herramientas para llegar a estos objetivos. El IPCC también recomienda estimular el teletrabajo, la digitalización y la movilidad inteligente para avanzar en la misma dirección. Se subraya que los vehículos eléctricos están reduciendo su coste y su consumo está aumentando, pero indica que eso tiene que ir acompañado "de inversión continuada en infraestructura que les dé apoyo". Expresa, finalmente, una "creciente preocupación" por la explotación de algunos de los minerales críticos que se necesitan para las baterías que mueven estos vehículos, como es el caso del litio.