El miedo al terrorismo, motivado por los últimos atentados yihadistas en Europa y en los países turísticos del norte de África o Turquía, entre otros, ha modificado -en parte- los intereses de los turistas que buscan sol y playa y les ha hecho huir de muchos destinos turísticos del Mediterráneo, pero también del turismo cultural ligado a varias capitales europeas golpeadas por los ataques terroristas.

La seguridad que comporta en este sentido la costa catalana -donde no ha habido ningún atentado- ha convertido parte de Catalunya en un "destino refugio" y, según fuentes de Turismo del Ayuntamiento de Barcelona, el año pasado ya cuantificaron la llegada de turistas venidos por este temor en un 5% más.

Pero este aumento de turismo no sólo se ha notado en la capital catalana. La Costa Brava y la Costa Daurada también han visto incrementada su demanda de alojamientos turísticos. De hecho, desde la Federación de Hostelería Girona aseguran a El Nacional que están recuperando mercados que se habían ido porque viajaban a "países competidores como Túnez y ahora vienen aquí".

Incluso, el BBVA asegura en el informe "Situación Catalunya" que casi el 50% de este incremento turístico tiene origen en las "tensiones geopolíticas" y la "percepción de la inseguridad" en países competidores, pero no atribuye este boom sólo a Catalunya, sino también a otros destinos costeros como Las Palmas o Cádiz.

Turistas reaparecidos

La demanda turística va in crescendo sin pausa y, este año, el interés del turismo ruso está siendo protagonista. Así lo ha explicado a este diario el presidente de la Asociación Catalana de Agencias de Viajes, Martí Sarrate, que ha asegurado que la ciudadanía rusa "nunca había sido actor principal" en Catalunya, pero ahora "la falta de seguridad o el miedo psicológico hace que el primer factor que se ponga en valor sea la seguridad".

Aparte de este factor, Sarrate insiste en poner especial énfasis en el turismo cultural, ya que, por ejemplo, cada año vienen unos 200.000 japoneses a Catalunya motivados por este factor.

Las comarcas barcelonesas, gerundenses y tarraconenses de la costa ya están notando cómo van recuperando mercados extranjeros como el alemán, el holandés, el belga, el ruso o el británico. Según apuntan, se trata de turistas que los otros años viajaban a Túnez, Egipto o Turquía y que ahora lo han dejado de hacer por el miedo al terrorismo y la guerra.

Nuevos récords

Las previsiones son muy buenas. Sarrate ha dicho muy claro que este año "volveremos a batir récords" y no sólo por el miedo al terrorismo, sino gracias a infraestructuras como el aeropuerto del Prat o el puerto de Barcelona.

Sólo en la primera quincena de julio, se espera que se ocupe entre el 70 y el 75% en el Alt Empordà, entre un 75 y 80% en la Costa Brava centro y entre un 80 y un 85% en la Costa Brava sur. En el interior, como es habitual, la ocupación será más baja que en la costa. La segunda quincena de julio, estos porcentajes se incrementarán en un 5%.

La Costa Daurada, por otro lado, también es optimista con sus previsiones. Previsiones que si se cumplen, no sólo beneficiarán los alojamientos turísticos, sino también a las infraestructuras catalanas, ya que se espera que la afluencia en el aeropuerto de Reus aumente en un 29% durante los meses de verano.

Los turistas que más optarán por el sur de Catalunya serán, sobre todo, el español, el irlandés, el británico, el alemán o el ruso -que en los últimos años se había perdido- y escogerán la Costa Daurada o bien por la inestabilidad geopolítica que vive el Mediterráneo en el norte del África, según afirma la gerente de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo, Marta Álvarez, o bien por Ferrari Land. La inestabilidad política, sin embargo, no sería pues el único motivo del incremento del turismo, pero sí uno de los motivos.

Turismo prestado

Desde los diferentes patronatos de turismo y entidades relacionadas con el tema coinciden con que se espera "fidelizar" a este "turista prestado" que ha viajado hasta Catalunya motivado por la seguridad. El turismo ruso, que se había perdido desde hacía años, ha vuelto a visitar Catalunya y no sólo por cuestiones que tengan que ver con el terrorismo, sino también por la mejora de las infraestructuras y de los servicios y alojamientos turísticos.

Estos -y los paisajísticos- tendrían que ser motivos suficientes para fidelizar el turismo en la costa catalana. Por ejemplo, en la Costa Daurada, y según ha asegurado a este diario la gerente de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de Tarragona un 65% de los turistas vuelven y ahora "sólo queda cruzar dedos para que aquí no pase nada y aprovechar el momento".

El interior, aparte

Mientras tanto, sin embargo, el turismo interior se mueve por otros atractivos y, aunque la previsión del Patronato de Turismo de Lleida es que "nos vaya mejor que el año pasado" y se incremente en un 7% respecto del 2016, tienen claro que el miedo al terrorismo no tiene nada a ver.

"Queremos diferenciar este destino del turismo de la costa, donde sí que puede haber incidencias respecto de los destinos turísticos, pero aquí no relacionamos el miedo con terrorismo", afirman, al mismo tiempo que relacionan el factor climatológico con este aumento del turismo, que suele venir de Catalunya y el resto del Estado, mientras que unos 100.000 turistas (en torno al 17%) serán internacionales.