El gran golpe policial contra los narcopisos de Ciutat Vella consiguió descabezar a la organización criminal dominicana que controlaba gran parte de los puntos de venta de droga del barrio del Raval de Barcelona. El operativo de los Mossos d'Esquadra conjuntamente con la Guardia Urbana del pasado 29 de octubre detuvo a cuatro de los dirigentes del grupo criminal, entre el total de 58 arrestados en las 40 entradas en domicilios y locales.

La red desmantelada tenía una "fuerte organización y carácter violento con un afán territorial muy importante", según ha explicado este lunes el intendente Antoni Rodríguez, jefe de la División de Investigación Criminal de los Mossos, quién también ha asegurado que nunca se habían encontrado con un grupo de narcopisos tan extensos en un punto determinado. La estructura de la organización giraba en torno a un núcleo muy jerárquico dirigido por personas de origen dominicano. Estos capos ponían al frente de los narcopisos a dos o tres responsables, quiénes a la vez subcontrataban a pequeños encargados que tenían la función de atender al cliente y solucionar las posibles peleas o problemas derivados del consumo de drogas.

Por cada zona controlada por la organización había un jefe, quien rendía cuentas directamente con los dirigentes y que tenía la función de coordinar los diferentes puntos de venta y de recibir la recaudación. Estos contaban con una serie de vigilantes o vigías que patrullaban por la calle con el fin de advertir la presencia de policías en la zona. Los encargados del suministro y distribución de la droga eran los correos, que realizaban envíos continuamente pero de muy poca cantidad -aproximadamente unos 5 gramos de coca cada vez- y que se desplazaban mayoritariamente en patinete eléctrico. Esta estrategia de suministrar las sustancias estupefacientes en pequeñas partidas responde directamente a la posibilidad inminente de ser objeto de registros por parte de la policía, ya que a menos cantidad la pena disminuye.

El origen

La investigación policial se remonta cerca de tres años atrás, cuando los Mossos detectaron un repunte de incidentes violentos entre ciudadanos dominicanos. El cenit de esta tensión se produjo cuando un enfrentamiento entre dos bandas se saldó con seis muertos. Al mismo tiempo, la presencia de narcopisos en Ciutat Vella empezó a aumentar de forma exponencial, hecho que llevó a los agentes a sospechar que los dos fenómenos podían estar relacionados.

El origen

Según el jefe de la División de Investigación Criminal de los Mossos, las bandas latinas no han mutado a una macroorganización criminal sino que algunos de los miembros de estos grupos han encontrado en el narcotráfico una "vía de salida" para su actividad criminal.

Esta pista llevó a la policía a localizar un punto de venta y consumo de droga situado en la calle Sant Antoni Abat del Raval que se utilizaba como lugar de reunión y punto estratégico. La intervención de los móviles de algunos miembros de la organización permitió conocer su modus operandi y descubrir su voluntad de expansión. "Se ha detenido un fenómeno que se estaba extendiendo a otros barrios de la ciudad", ha asegurado Rodríguez, quién apunta que el movimiento hacia otros distritos responde a una estrategia de evitar la saturación que sufría el negocio en Ciutat Vella.

Soluciones integrales

Una de las características que han dificultado la actuación policial ha sido la naturaleza efímera de los narcopisos. Los puntos de venta y consumo tienen una fecha de caducidad programada desde el momento en que se ponen en funcionamiento y un mismo local puede activarse o desactivarse varias veces en función de la demanda o del transcurso de las investigaciones de la policía. Por esta razón, Rodríguez ha señalado que "no se ha puesto fin al fenómeno de los narcopisos" y que la prisión preventiva para los detenidos sólo es una medida temporal. "Catalunya no se puede convertir en una zona de reclamo para líderes criminales", ha dicho al intendente mientras pedía medidas integrales por parte de las autoridades.