La fundadora de la escuela de cocina Hofmann de Barcelona, Mey Hofmann (Barcelona 1947-2016), ha muerto esta mañana a causa de una enfermedad. El mundo de la gastronomía está de duelo. Ferran Adrià ha mostrado su duelo y la ha definido como "una grande". Isidre Gironés, chef de Ca l'Isidre, de la calle de les Flors, ha destacado su calidad como cocinera y como docente, y también su buena relación personal con todo el sector. Josep Monge, chef del Via Veneto, ha coincidido con Gironés y ha afirmado mostrarse consternado, porque Hofmann, además de ser "una gran profesional era una magnífica amiga" y "dejará un gran vacío".

Restauradora y docente

Mey Hofmann, hija de un alemán y de una catalana, aprendió a cocinar de joven. En sus viajes estivales a Alemania se enamoró de la pastelería, una afición que jamás abandonó. Estudió empresariales, pero siempre le gustó cocinar. Los que la conocían apuntan que tenía una gran curiosidad y que esto le permitió aprender aquí y allá. Tras pasar por diversas cocinas, en 1982 decidió instalar una escuela de cocina en la barcelonesa calle Ferran. En 1989 la trasladó al Born, a la calle Argenteria, en el edificio que ocupa actualmente. En ese momento convirtió la escuela de cocina en una escuela de hostelería de alto nivel, que se fue convirtiendo en uno de los centros de referencia en este sector a nivel europeo. "Funcionaba todo a la perfección", afirma Isidre Gironés. Los alumnos no sólo estudiaban cocina, sinó también  gestión de establecimientos hoteleros, idiomas, gastronomía... Todo lo que podían necesitar para trabajar en establecimientos de élite.

Escuela y restaurante

Los alumnos del Hofmann hacen prácticas permanentemente, porque el mismo edificio donde se sitúa la escuela cuenta con su propio restaurante, en el que trabajan los estudiantes bajo la estricta supervisión de sus profesores. El Hofmann se ganó, hace ya muchos años, el prestigio de ser uno de los grandes restaurantes de la ciudad. Mey Hofmann invitó a chefs muy reconocidos, como Arzak o Ducassa, para que enseñaran a los estudiantes sus recetas y métodos. Pero la alta eficacia de la escuela no eclipsaba la calidad del restaurante, que en 2004 obtuvo una estrella Michelin.

Empresaria de éxito

Los que la conocieron coinciden en que Mey Hofmann tenía una gran capacidad de trabajo: no le bastaba la escuela - restaurante y abrió en la calle Granada del Penedès el Restaurant Hofmann, en la calle Girona la Taverna Hofmann, y en el passeig Sant Joan el Bistrot Hofmann. Sus establecimientos también ofrecían cáterings a medida para quien lo deseara y la propietaria se prestaba a servicios de consultoría para empresas del sector de la alimentación. Además, abrió su escuela a cursos especializados, destinados a cocineros profesionales (podía ofrecer cursos de elaboración de pastas o arroces, junto a seminarios de gestión hotelera). Pero además, a Mey Hofmann le quedaba tiempo para escribir: es la autora de libros de divulgación culinaria como Socorro, tengo invitados. Como preparar recetas para grandes ocasiones (Acento). Hofmann, aunque era muy viajera, rechazó establecerse como chef en otros países: decía que nadie la iba a sacar de Barcelona.

La pastelería

Uno delos elementos distintivos del restaurante de la escuela Hofmann era el cuidado que tomaban en su carta de postres. Era muy amplia y los cientes la valoraban mucho. De aquí que finalmente Hofmann decidiera abrir una pastelería, también en el barrio del Born. La pastelería tiene productos de gran calidad, pero lo que mucha gente valora especialmente son los croissants. En 2010 el croissant de mantequilla de Hofmann ganó el premio al mejor croissant de España en esta especialidad. Pero hay quien discrepa y encuentra más sabroso el de mazapán.

La primera en difundir la alta cocina

Mey Hofmann apostó por la alta cocina, inspirada en la cocina tradicional y en el uso de los buenos productos (no rechazaba ni siquiera la humilde sardina, un pescado que adoraba, ni el modesto pecho de cordero). Desde fechas muy tempranas, Hofmann apostó por un modelo de cocina de élite: "Antes de que existiera el Bulli, Hofmann hacía muchas cosas", asegura Isidre Gironés, quien añade que "ella dignificó este oficio". Hofmann viajó mucho, por Europa y fuera del continente, y trajo muchas innovaciones, tanto en el aspecto estrictamente culinario, como en el de la gestión de los negocios. No obstante, Hofmann nunca se sumó a la moda de la deconstrucción: creía que era esencial que el cliente reconociera lo que le servían en el plato.

Un último homenaje

Ayer por la noche, la escuela recibió el premio especial de la Academia Catalana de Gastronomía y Nutrición, un galardón que tuvo que recoger su hija Silvia ante el deterioro del estado de salud de su madre.