El motorista de 18 años que fue agredido presuntamente por dos guardias urbanos el pasado 15 de agosto en Barcelona, ha asegurado que un superior de los agentes investigados propuso anularle parte de las multas si no denunciaba a la pareja de policías.

Este viernes han declarado como investigados ante el juzgado de instrucción número 22 de Barcelona la pareja de agentes y el joven denunciante, que ha decidido ejercer acciones contra los policías después de que el incidente fuera grabado por una cámara de seguridad.

A raíz de estas imágenes, el Ayuntamiento suspendió de empleo y sueldo a los dos policías, que hoy han declarado acusados de un delito contra la integridad moral, uno como presunto autor de la agresión y el otro por omisión, al no haber actuado para impedirla.

La versión del chico y de los policías es diferente. El joven, Marc F., ha admitido ante el juez que aquel día ignoró a los dos agentes que le habían dado el alto, por miedo a ser multado: circulaba con una moto trucada, comprada recientemente.

Uno de los agentes le clavó una patada con el propósito de detenerlo, ha añadido el motorista, que admite que intentó huir con la moto, pero que recapacitó y paró la marcha, decidido a dar explicaciones a los agentes.

Fue en aquel momento en que los urbanos volvieron a atraparlo cuando, según el denunciante, el agente que le había clavado la patada se abalanzó encima de él, amenazándole con el puño, a la vez que le insultaba.

El joven sostiene que el policía, ante la mirada impasible de su compañero, le cogió de la camiseta varias veces y le estampó contra el suelo y contra unos contenedores de basura, mientras le clavaba patadas en las piernas, cosa que provocó que el chico se escondiera entre unos matorrales.

Marc F. recuerda haber estado oculto cerca de media hora entre los matorrales de la montaña de Collserola, sin gafas ni móvil porque se le habían caído durante la agresión, y que oía que los agentes seguían buscándolo. Salió de los matorrales cuando oyó presuntamente el ruido de las motos.

La versión no la comparten los policías, que han negado haber agredido al motorista y sólo han reconocido que uno de ellos empujó a su moto, a causa del estado de nervios en que se encontraba porque la acelerada del joven con la moto había puesto en peligro la seguridad de los policías.

Además, han negado que después del incidente siguieran buscando al joven y han asegurado que fue un superior, el sargento de la Zona Franca que habló con el chico, quien ordenó retirar cuatro de las ocho multas al denunciante.