La frivolización del término "extrema derecha" no debe ocultar un fenómeno que preocupa a la policía: la ultraderecha. En un uso inconsciente del lenguaje se pueden mezclar, pero la utilización de la violencia en postulados de extrema derecha —lo que se conoce como ultraderecha— es un fenómeno al alza que preocupa a los Mossos d’Esquadra y a los analistas de la Comisaría General de Información (CGINF). Sin dejar de investigar el yihadismo —el terrorismo de raíz islamista— o la ultraizquierda, sobre todo el anarquismo, que siguen siendo las dos primeras preocupaciones, la pujanza de la ultraderecha, con postulados cada vez más normalizados y que se difunden por las redes sociales, con grupúsculos que lo aprovechan en su deriva violenta, ha hecho encender los últimos meses las alertas policiales.

La detención la semana pasada de un hombre de 30 años en Rubí que publicaba vídeos pidiendo deportar a personas extranjeras y que incluso quemó, en una de estas publicaciones, un pañuelo islámico, es la continuación de las investigaciones que llevan a cabo los Mossos d'Esquadra para evitar que este tipo de amenaza, que crece, encuentre vía libre en Catalunya. Las redes sociales son un camino abonado para la radicalización de estos planteamientos supremacistas, como también lo hace el yihadismo, y los Mossos, con los investigadores de la Unidad Central de Delitos de Odio y Discriminación (UCDOD), hacen seguimiento de los perfiles de personas que emiten discursos que pueden ser considerados delito y actúan, para neutralizarlos, con detenciones y medidas cautelares judiciales, cuando cruzan líneas peligrosas.

Un "lobo solitario" de ultraderecha en Rubí

En el caso de Rubí, que no es el único detectado en Catalunya, el joven, de 30 años, de nacionalidad española, promovía la expulsión de los inmigrantes atribuyéndoles toda clase de delincuencia e, incluso, hacía un llamamiento a que la población se organizara individual o colectivamente para poder expulsar a estas personas del país. En este caso, según ha podido saber *ElNacional.cat*, el hombre actuaba solo, sin formar parte de ningún grupo que se haya podido saber, organizado. Los Mossos, a pesar de que publicaba con la cara tapada, consiguieron identificarlo, detenerlo y hacer eliminar los vídeos de las redes sociales. A pesar del caso de este "lobo solitario", en otros casos investigados por la policía catalana sí que se ha detectado que hay una organización detrás, instalada en Catalunya o con intención de instalarse para ganar adeptos y hacer correr su ideario de ultraderecha.

Sin ir más lejos, cabe recordar que fue arrestado en Mataró Christian Lupiañez, un joven de 28 años que fue acusado de ser el encargado de enviar mensajes de odio durante los disturbios de Torre Pacheco, tras la agresión, por parte de unos jóvenes magrebíes —uno de ellos, que vivía en Barcelona— contra un abuelo del pueblo. Lupiañez, supuestamente, lideraba Deport Them Now (DTN), un grupo de ultraderecha que hacía llamamientos a perseguir a personas extranjeras. Aunque fue acusado de ser el líder, de ser quien controlaba el grupo de Telegram y de que en el registro de su casa se encontró propaganda, él aseguró que no tenía nada que ver. Ingresó en prisión el mes de julio y ahora ya ha quedado en libertad, y está bajo la vigilancia del radar de los Mossos.

El peligro de Núcleo Nacional

Además de este grupúsculo, los Mossos también tienen en vigilancia otros grupos que, de manera subterránea, buscan introducirse en nuestro país y coger fuerza, incluso, para cometer acciones violentas. La semana pasada se supo que la Policía Nacional detuvo en Castellón a tres personas de una franquicia estatal de The Base, un grupo considerado terrorista de ultraderecha que había empezado a organizarse, armarse y preparar objetivos para cometer acciones violentas. Los Mossos sospechan que uno de los terroristas detenidos en el País Valenciano, de 22 años, que ha ingresado en prisión, pueda tener vínculos con Catalunya, una derivada que se está investigando. Lo que sí temen los Mossos, tal como ha podido saber ElNacional.cat, es que se implante con fuerza, y de manera organizada, fuera de las redes sociales, Núcleo Nacional (NN). Los analistas de Información de la policía catalana, de manera coordinada con los servicios de la Policía Nacional y la Guardia Civil, los tienen monitorizados para poder actuar si cruzan alguna línea. Se trata de un grupo españolista, marcadamente neonazi, que es quien pivota ahora las organizaciones de ultraderecha a nivel estatal y que combina el entrenamiento físico, con la capacitación ideológica y la acción de calle, con carteles y acciones de protesta. 

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Imagen de archivo de un operativo de los Mossos d'Esquadra / EP

El aumento de este riesgo, que sigue siendo, por el momento, el tercero, por detrás del islamismo violento y de la ultraizquierda, ha obligado a los Mossos a actualizarse y buscar nuevas maneras también de luchar contra este tipo de terrorismo supremacista que, aunque aquí en casa no ha generado acciones violentas masivas, sí que se han registrado en el extranjero. Como ocurrió con la aparición de la ciber-radicalización islamista, que cogió con el pie cambiado a los servicios de información, o con la aparición de lobos solitarios o no organizados orgánicamente, ahora los Mossos también se han tenido que reforzar para combatir este tipo de amenaza y diversificar la escucha activa para detectar, antes de que sea demasiado tarde, a estos grupos violentos liderados por desequilibrados.

Anticiparse al riesgo 

El plan de la **Comisaría General de Información (CGINF)** apuesta por una estrategia integral que combina prevención, inteligencia, actuación operativa y combate de la desinformación y los discursos de odio, ante el aumento de la actividad y la capacidad de captación de estos grupos, según ha podido saber *ElNacional.cat*. Una de las principales novedades es el impulso de la prevención y la detección temprana. La CGINF mantiene actualizado un mapa dinámico de grupos, líderes y simpatizantes con potencial de radicalización, que permita anticipar movimientos y riesgos. Al mismo tiempo, ha fortalecido la colaboración con entidades locales, centros educativos y agentes sociales para detectar de manera precoz discursos de odio y procesos de captación, en entornos como, por ejemplo, institutos. En paralelo, se ha reforzado la formación de los agentes con contenidos específicos sobre ideologías extremistas, simbología y mecanismos de radicalización, así como sistemas de detección temprana en las redes sociales para identificar contenidos de extremismo violento de ultraderecha.

En el ámbito de la inteligencia y la investigación, se han reforzado las unidades especializadas con perfiles analíticos, se ha implementado un monitoreo proactivo y permanente de redes sociales y canales de mensajería durante las 24 horas del día —desde una sala con presencia 24/7 de agentes especializados—, y se ha intensificado la cooperación con otros cuerpos policiales y organismos europeos. Los Mossos también han puesto sobre la mesa cambios normativos orientados a tipificar como fases previas de acciones terroristas la radicalización, como ocurre con el yihadismo. La dirección de la Comisaría General de Información apuesta, además, por desplegar planes estratégicos integrales con la creación de un protocolo específico para incidentes vinculados a la ultraderecha violenta, el desarrollo de indicadores para evaluar la peligrosidad de los individuos y grupos, la realización de simulacros basados en escenarios de radicalización y la participación activa en proyectos estatales e internacionales sobre la evolución del fenómeno. Los analistas de esta comisaría general, que comanda el intendente Carles Hernández, se han especializado, como también se había hecho anteriormente con el terrorismo islamista y la violencia de ultraizquierda, para ir un paso por delante de los violentos y anticiparse a la amenaza.

Uno de los elementos distorsionadores y que genera más radicalización, siempre, en todo tipo de violencia, es la desinformación. Desde la CGINF se han impulsado acciones comunicativas para contrarrestar los mensajes de odio y la manipulación informativa, colaborar con periodistas para evitar la normalización de estos discursos y fomentar la conciencia crítica, especialmente entre jóvenes y colectivos vulnerables. Todo ello, con un monitoreo activo de fake news y contenidos de odio para trasladar la información a las unidades operativas.