Los Mossos d'Esquadra detuvieron el 1 de enero a siete personas por dos robos violentos que tuvieron lugar en la calle Marina de Barcelona con dos horas de diferencia.
El primero de los robos tuvo lugar cuando cinco jóvenes –cuatro menores de edad y uno de 19 años, cuatro de nacionalidad dominicana y uno española– se acercaron a una pareja exigiéndolos de manera intimidatoria dinero y los móviles, según un comunicado de la policía catalana.
El chico de la pareja entregó su teléfono y huyó del lugar mientras la chica, menor de edad, se quedó y, presuntamente, la lanzaron contra el suelo para robarle el bolso.
El joven que había huido entró en una parada de metro y explicó a los vigilantes de seguridad los hechos, que cuando vieron pasar a los presuntos ladrones los retuvieron, hasta que llegó la policía.
Los agentes les requisaron el DNI y la tarjeta de la Seguridad Social de la chica y tres móviles que no sabían desbloquear, uno de ellos del chico, por lo cual fueron detenidos por un presunto delito de robo con violencia.
El segundo robo tuvo lugar dos horas más tarde cuando dos hombres de 25 años y nacionalidad francesa detuvieron un taxi y empezaron a hacer preguntas "sin sentido para distraer" al taxista.
Como el conductor no les hizo caso, uno de ellos le dio un puñetazo a la cara mientras el otro le robaba 135 euros y un móvil valorado en 1.150 euros, y después huyeron.
Al darse cuenta del robo, el taxista fue a buscarlos en su coche y, al reconocerlos y ver que uno de ellos tenía su móvil, atravesó el taxi en la calle, bajó y los paró, momento en el cual cuatro agentes de la Brigada Móvil de los Mossos, detectaron el vehículo atravesado en medio de la calle y vieron al taxista que pedía ayuda.
Los agentes se dieron cuenta de que el presunto ladrón se desprendía del teléfono mientras su compañero se peleaba con el taxista y, después de separarlos, les requisaron gran cantidad de billetes –algunos de ellos falsos–, un puño americano y una cadena, y los detuvieron por un presunto delito de robo con violencia.