Berga se ha llenado hoy de personalidades que han querido dar el último adiós a mossèn Josep Maria Ballarín, que murió ayer a los 96 años.

El macero del Ajuntament de Berga ha encabezado la marcha que ha pasado por la plaza de Sant Pere de Berga hasta la iglesia de Santa Eulàlia, y lo seguían al president de la Generalitat, Carles Puigdemont, el vicepresident Oriol Junqueras y la alcaldesa de Berga, Montse Venturós, entre muchos otros.

Santa Eulàlia ha quedado pequeña por la cantidad de gente que ha querido despedirse de mossèn Ballarín. Allí se han concentrado el resto de personalidades, entre ellas, el expresident de la Generalitat Jordi Pujol, acompañado de su mujer, Marta Ferrusola; el conseller de Sanitat, Toni Comín; el portavoz de Democràcia i Llibertat en el Congreso, Francesc Homs, el expresidente del Barça, Joan Laporta; el vicepresidente de la diputación de Barcelona, Dionís Guiteras i el alcalde de la Seu d'Urgell, Xavier Batalla; además de concejales del municipio y una gran representación eclesiástica.

La misa la ha oficiado el obispo de Solsona, Xavier Novell, que, ahora que es Cuaresma, ha querido recordar una broma de Ballarín: "Los que viven en Barcelona, no hace falta que hagan penitencia por Cuaresma, ya la hacen cada día". Y lo ha elogiado poniendo sobre la mesa que con Ballarín "se acaba una generación de curas extraordinarios". El padre Ramon Anglarill de Gósol le ha dedicado una emotiva homilía, seguida de un gran aplauso, donde destacaba el lado más humano de Ballarín y su hospitalidad.

Al acabar, el féretro será trasladado hasta Gòsol para enterrarlo, por deseo expreso del propio mossèn.