México es un país habituado a los movimientos sísmicos: cada año se producen unos 15.000. Pero lo que se produjo a las 23h49 hora local del jueves, de magnitud 8,1, es el terremoto más potente registrado en el país desde 1932 (aunque no el que ha registrado a más víctimas). Ya ha dejado 61 muertos, en los estados de Oaxaca, Chiapas y Jalisco (el municipio más perjudicado ha sido Juchitán, en Oaxaca). Pero se teme que el número de víctimas pueda subir mucho, especialmente en Oaxaca, donde hay 41 municipios en estado de emergencia. Hay un alto número de edificios derribados y hay muchas zonas sin energía eléctrica. Varias réplicas han causado mucha alarma.

Medidas

El gobierno mexicano tiene como prioridad buscar supervivientes entre los escombros y suministrar agua y atención médica a los afectados. El presidente del país, Enrique Peña Nieto, se ha desplazado a Juchistán para dar apoyo a sus habitantes y para impulsar a las tareas de salvamento. El ejército y la gendarmería se han desplegado por la zona. Las carreteras se han visto afectadas por el terremoto, pero no se han interrumpido las conexiones. En México DF el terremoto se ha sentido; no ha provocado víctimas, pero ha generado una gran alerta, porque la ciudad fue devastada por un terremoto que causó miles de muertes en 1985. La población de la capital se ha entregado a un fuerte movimiento de solidaridad con los afectados: se está recogiendo comida, mantas, ropa, agua embotellada...

Sin tsunami

El Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico había advertido que podía haber riesgo de tsunami en ocho países latinoamericanos (la alerta llegaba hasta el Perú). 10.000 personas de varias localidades costeras de Chiapas fueron evacuadas para evitar la gran ola. Pero no se han observado movimientos importantes de masas marinas y la alerta ya ha sido desactivada.