Una década más tarde que tuviera lugar el accidente del Metro de València, en la que murieron 43 personas y 47 más resultaron heridas, la causa judicial continúa abierta y las cruzadas de acusaciones políticas siguen siendo una constante.

Ya este lunes 27 de junio, el Juzgado de Instrucción número 21 de València resolvió investigar al exgerente de los Ferrocarriles de la Generalitat valenciana, Marisa García, y cinco exdirectivos más con el objetivo de evitar la prescripción de los delitos, en caso de que hubiera.

Concretamente investigarán al exdirector de la auditoría y seguridad en la explotación, el director de operaciones, el exjefe de mantenimiento de las instalaciones fijas, el exjefe de los talleres de Valencia Sur y el exjefe de la Línea 1 del Metro.

Hoy, diez años después, los delitos que pueda haber hubieran prescrito si la jueza no hubiera decidido investigar a estas personas, pero ya avisó de que el informe pericial que está elaborando la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria no estará a punto hasta este octubre y que, por eso, mantendrá a los exdirectivos como investigados. Este informe permitirá "concluir o no si hay responsabilidades penales".

Vuelve 'Jesús'

Hace tres días, técnicos del Metro volvieron a cambiar el nombre de la estación después de que el gobierno valenciano del Partido Popular decidiera devolverle el nombre Jesús, que lo cambiaron en el 2010 por Joaquín Sorolla bajo el argumento de que la estación compartiría nombre con la nueva estación del AVE.

Eso produjo un fuerte malestar entre las víctimas del accidente, que aseguraban que con el cambio de nombre era "un acto más para favorecer el olvido", así como "un paso más en la estrategia del silencio". Dos años más tarde, en un intento por calmar los ánimos de los familiares de las víctimas, en la estación se añadió también el nombre originario Jesús y así ha sido hasta hace un par de días.

La vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra, cuando anunció el cambio de nombre, ya dijo que haciéndolo era "otra manera de reparar la memoria de las víctimas". 

Cerrando el luto

"Podemos cerrar en gran parte la etapa del luto". Con estas palabras, la presidenta de la Asociación de Víctimas del Metro del 3 de Julio, Rosa Garrote, anima en una entrevista a EFE a los familiares de las víctimas a ir soltando el dolor, porque en los últimos meses "hemos vivido una etapa más gratificante y esperanzadora", después de que el gobierno valenciano cambiara el rumbo de su política y reabriera la investigación del caso.

Y es que antes de que eso pasara, la asociación pasó por una etapa de "mucho desánimo y frustración" porque no encontraban ninguna salida que les abriera una rendija de esperanza a la hora de identificar a los responsables políticos.

Ahora, "al menos ha quedado constancia en el dictamen de la comisión que las cosas se hicieron muy mal", asegura Garrote con un tono más animado, y ha explicado que en cuatro meses aproximadamente inaugurarán justo arriba de la curva donde se produjo el accidente un monumento que sirva para recordar a las víctimas, pero también para no olvidar el accidente más grave de la historia de España. 

10 años de versión oficial confusa...

Era un lunes 3 de julio del 2006 y faltaban sólo cinco días para que el papa Benedicto XVI visitara la ciudad. Unas 150 personas viajaban al metro de València sobre la una del mediodía cuando, de repente, el convoy descarriló en una curva próxima a la estación de Jesús. Murieron 43 personas y 47 resultaron heridas.

La falta de confianza de las víctimas y la ciudadanía hacia el Govern valenciano de entonces apuntaba a una ocultación de la información, ya que la versión oficial aseguraba que el accidente se produjo por un exceso de velocidad que doblaba el límite permitido en aquel tramo. Cuando intentó frenar, el tren ya había descarrilado, volcando y provocando un gran impacto contra el suelo. Pero esta sólo es la versión oficial.

La realidad es que las críticas iban destinadas al sistema de seguridad del metro, que tenía un sistema de emergencia 40 veces más barato que el resto de los metros del Estado, menos el de una línea del de Barcelona que contaba con el mismo sistema que València. Pero, para más inri, en esta misma curva ya se había producido un descarrilamiento en el 2003 y, en lugar de cambiar el sistema, lo único que se había hecho era instalar una señal que limitaba la velocidad del tramo. 

El sistema ATP habría permitido frenar el convoy de manera automática. Y no sólo eso. También limita la velocidad del tren a toda la línea, no sólo en los tramos de riesgo. 

...y de censura

Lo peor, sin embargo, fue que Canal Nou no cambió la programación el día de la tragedia. Sus trabajadores se quejaron reiteradamente y, años más tarde, el día en que se anunciaba el cierre de la televisión valenciana por motivos económicos, pidieron perdón a las víctimas públicamente. 

Además, en el 2007 el juzgado archivó la causa concluyente que la responsabilidad penal quedaba extinguida con la muerte del conductor y que el único responsable del descarrilamiento había sido el exceso de velocidad. Tuvieron que pasar siete años para que este juzgado –obligado por la Audiencia Nacional– reabriera el caso. 

Hasta julio del 2015 –a pesar de que cada vez con una afluencia de gente más discreta–, muchos de los familiares y amigos de las víctimas se han ido congregando cada día 3 de mes en la plaza de la Virgen para recordar a sus familiares y exigir responsabilidades por un accidente que consideran que podría haberse evitado con más medidas de seguridad. Lo hacían bajo el canto "43 muertos, 47 heridos y 0 responsables".