Los conflictos son tan antiguos como la humanidad y no necesariamente son negativos, hay que transformarlos, gestionarlos. Conflictos en el ámbito familiar, como divorcios, herencias, cuidado de familiares; conflictos comunitarios y de convivencia; conflictos en el ámbito laboral o deportivo, son algunos ejemplos muy comunes. En estos casos la mediación es una herramienta eficaz para gestionar conflictos y evitar acabar en los tribunales. El presente año, el Centro de Mediación de Cataluña ha gestionado cerca de 3.000 expedientes, de los cuales se han hecho más de 700 mediaciones, y prácticamente la mitad de ellas han acabado con un acuerdo entre las partes implicadas.

El Centro de Mediación de Cataluña es un organismo del Departamento de Justicia, Derechos y Memoria, responsable de la promoción y el impulso de la resolución alternativa de conflictos. La mediación es un método en el cual, de manera voluntaria, las partes confrontadas intentan llegar a un acuerdo satisfactorio. Es más rápido y económico que la vía judicial y permite gestionar las disputas con confidencialidad.

El Centro de Mediación de Cataluña ha gestionado cerca de 3.000 expedientes, de los cuales se han hecho más de 700 mediaciones, y prácticamente la mitad de ellas han acabado con un acuerdo entre las partes implicadas

Soluciones a medida de las necesidades

La mediación se hace en un contexto menos formal, en comparación con los juzgados, y eso facilita encontrar soluciones constructivas, asumibles y adaptadas a las necesidades de todo el mundo. Es decir, las partes en conflicto tienen la libertad de decidir hasta dónde quieren llegar para conseguir un posible acuerdo, bajo la orientación de una persona mediadora.

La experiencia en resolución de conflictos demuestra que escuchar y sentirse escuchado, gracias a la asistencia de un profesional, abre las puertas a empatizar con la otra persona y empezar a ver las cosas que se tienen en común, más allá de las diferencias que nos separan. El profesional de la mediación pone las bases de una comunicación fluida, basada en el respeto, que permite restablecer los puentes de diálogo y mejorar la convivencia.

El profesional de la mediación pone las bases de una comunicación fluida, basada en el respeto, que permite restablecer los puentes de diálogo y mejorar la convivencia

Una Catalunya menos judicializada

El Gobierno apuesta por una Catalunya mediadora, que fomente la gestión de los conflictos, la resolución dialogada y la cultura de paz. En este sentido, la mediación es uno de los métodos estrella para transformar conflictos y evitar ir a los juzgados. De hecho, el Departamento de Justicia, Derechos y Memoria actualmente está elaborando una ley general de prevención, gestión y resolución de conflictos para regular todo el procedimiento de la mediación. La futura ley pondrá todavía más al alcance de las personas y de las empresas los beneficios de este sistema alternativo de resolución de conflictos y, de paso, descongestionará los tribunales.

A la mediación, pueden llegar todo tipo de conflictos: temas del ámbito familiar (separaciones, divorcios, cuidado y atención de personas mayores, adopciones o acogidas, designación de tutores, régimen de visitas, cuestiones económicas derivadas de la tutela de niños herencias, pensión para alimentos); conflictos por convivencia, gestión de las diversidades. Conflictos relacionados con el derecho a la vivienda relativos a alquileres o reclamaciones de cantidad; y conflictos en las organizaciones, empresas, entre fundaciones o asociaciones, etc.

En conflictos en el ámbito de la comunidad, una mediación posibilita que las partes puedan hablar, decidir, y asumir compromisos comunes desde la colaboración y el respeto

Ni vencedores ni perdedores

No hay, ni se buscan, personas vencedoras ni perdedoras, sino personas que se esfuerzan por encontrar las mejores soluciones compartidas que puedan ser válidas y aceptables para todas las partes. En los conflictos, donde los sentimientos y las emociones están a flor de piel, causa una gran angustia y frustración sentirse la parte perdedora. La mediación evita esta etiqueta y, por lo tanto, facilita la superación del conflicto y ayuda a cerrar heridas y preservar las relaciones.

Si nadie se siente perdedor y las partes han conseguido dialogar, será mucho más fácil que en el futuro puedan mantener algún tipo de relación y tomar decisiones sobre los intereses comunes. Esta ventaja es especialmente significativa en el caso de ruptura con hijos menores, por ejemplo.

En conflictos en el ámbito de la comunidad, una mediación posibilita que las partes puedan hablar, decidir, y asumir compromisos comunes desde la colaboración y el respeto, contribuyendo, por lo tanto, a preservar la paz social en las relaciones ciudadanas. Se puede recurrir a este servicio siempre que no se haya iniciado un proceso judicial y eso no invalida el derecho a acudir a la vía judicial posteriormente en caso de que no haya acuerdo.