Marie Costa, alcaldesa de los Banys d'Arles, no es de aquellas mujeres que se rinde fácilmente. Militante de Junts per Catalunya, la Assemblea Nacional Catalana y el Consell de la República, la alcaldesa es una auténtica veterana en la defensa del catalán en una de las regiones donde la lengua lo tiene más complicado para sobrevivir: la Catalunya del Norte. Una de las maneras como lo ha hecho ha sido utilizar el catalán como lengua natural a las sesiones plenarias de su Ayuntamiento, como también ha ocurrido a un puñado de otros municipios del territorio. Pero este hecho sin importancia ha sido visto como una amenaza por Francia, y la justicia del país se ha encargado de prohibir el uso del catalán en los plenos. Lejos de acatar la sentencia, Marie Costa ha decidido mantener el pulso con el estado y seguir expresándose en su lengua. ElNacional.cat la entrevista para saber cómo ha vivido este episodio y qué perspectivas de futuro tiene.

¿Cómo ha sido el proceso que ha llevado a los Banys d'Arles a hablar en catalán en el Ayuntamiento y ser víctima de la sentencia de la justicia francesa?
Nosotros seguimos el ejemplo de Elna. De hecho, desde antes ya hablábamos en catalán a los plenos, lo hacíamos 25 municipios, todos sin tener permiso. Finalmente, el alcalde Nicolas Garcia propuso incluirlo directamente al reglamento del Consejo del Pleno, y nosotros hicimos como él. Los franceses han visto lo visto y se han asustado, y entonces el prefecto nos escribió y dijo que nos lo prohibía. La amenaza del prefecto, equivalente al gobernador civil, ha causado miedo en muchos municipios, y por eso algunos lo han dejado correr. A nosotros nos ha dado igual.

¿Cuál ha sido la reacción a la sentencia del Tribunal Administrativo de Montpellier prohibiendo el uso del catalán?
Este primer juicio ha tenido un resultado muy previsible. Pero nos han dejado una pequeña rendija, porque no nos prohíben directamente el catalán en el Consejo del Pleno, sino que quieren una cosa surrealista aquí en el Rosellón, que es ponerlo en segundo nivel. Tendríamos que hablar en francés para que todo el mundo nos entienda, y después traducirlo al catalán. No tiene absolutamente ningún sentido.

Llevaremos la sentencia a Estrasburgo y pondremos a los franceses contra las cuerdas, porque nos darán la razón

Usted ha optado por desobedecer la sentencia, y ha seguido interviniendo en catalán a los plenos. Además, ha añadido también el inglés.
Sí, como a mí me gusta jugar, he decidido añadir el inglés, a ver cuál es el trato que reservan para una lengua de estado. Si hubierais visto la cara de la oposición cuando empecé a hablar en inglés... Suerte que era filmable porque era para alquilar sillas, no se lo esperaban. Hemos hecho el Consejo del Pleno trilingüe, y nadie se ha quejado: la oposición, que había sido tan dura contra el catalán, no ha dicho nada. Deben haber escrito en privado al prefecto, pero por ahora no lo sé. Yo mantendré mis Consejos del Pleno en tres idiomas.

¿Tenéis confianza en recibir una sentencia favorable en Europa?
Primero haremos una apelación al Tribunal de Tolosa por esta primera sentencia, aunque ya sabemos qué nos dirán. Después iremos al Consejo de Estado, que es una especie de Tribunal Supremo que tenemos aquí, y que es el aplicador de la Constitución, la cual dice que el francés es la única lengua de la República. El Consejo de Estado también dirá que no es constitucional, ya lo puedo afirmar ahora mismo, y entonces podremos ir a Estrasburgo, que es el objetivo. Allí pondremos a los franceses contra las cuerdas, porque nos darán la razón. Además, ahora tenemos un precedente que no conocíamos y nos envió al presidente Carles Puigdemont: un político búlgaro que hizo una campaña electoral en turco porque en su distrito hay una fuerte minoría turca. La justicia búlgara le puso una multa, pero Estrasburgo le dio la razón. Es exactamente el mismo caso.

¿Por qué irrita tanto en Francia que cuatro municipios de la Catalunya del Norte hablen en catalán en sus ayuntamientos?
Francia es una nación que sabe que no existe, un Estado-nación que ha colonizado las naciones que tenía alrededor y se ha inventado un Estado y un país. El lema de Francia, 'una e indivisible', es casi una religión. No solo son los políticos, sino que también son los funcionarios franceses que tienen una herencia de centralismo, de jacobinismo, y son los guardianes del pueblo. Son terribles. Se inventan obstáculos donde no los hay, y no quieren reconocer ninguna diferencia entre los franceses. Es un dogma que está paralizando a todo el mundo.

A diferencia de España, en Francia nadie me pondrá en la prisión ni me hará un juicio personal para defender el catalán

¿Habéis recibido apoyos de otros lugares del país donde también hay lenguas regionales perseguidas?
Tenemos apoyos que nos llegan de Bretaña, del País Vasco y de Córcega, con municipios que empiezan a hacer como nosotros en otros lugares del país. La contaminación que no quería el estado francés, la han acabado provocando ellos mismos. Es el estado francés quien ha hecho pública esta lucha. Como nos han dado publicidad, se lo tendrán que tragar. El caso ha cogido una fuerza que no tenía nada que ver con cómo había empezado, que era hacer que el catalán fuera oficial en los actos de nuestro municipio. Es verdad que soy independentista, pero no hago este combate solo por Catalunya, sino por todas las lenguas de Francia que están completamente olvidadas y discriminadas.

¿Hay comparación entre la persecución del catalán en España y Francia?
¿Quieres que te diga una diferencia inmensa? A mí no me pasará absolutamente nada. Nadie me vendrá a tomar los bienes, nadie me pondrá en la prisión ni me hará un juicio personal. Es la inmensa diferencia, porque aquí no ha habido el franquismo como el que todavía hay en España. Aquí hay una libertad de expresión que te permite decir cualquier cosa sin tener el riesgo. Es por eso que tenemos el deber de hablar, y es por eso que participo en tertulias y entrevistas.

Francia es una nación que sabe que no existe, un Estado-nación que ha colonizado las naciones que tenía alrededor y se ha inventado un Estado y un país

¿En España sí que hay riesgo?
En España, sí. Tenemos compañeros que han sido perseguidos. En Francia no quieren oír hablar de otra cosa que el dogma francés, pero tampoco suponemos un riesgo para el Estado-nación porque en el Rosellón quedamos un rebaño de ovejas, como aquel que dice. Nosotros no somos un riesgo para el estado francés como el que supone Catalunya para España. Y la tradición cultural hace que la reacción no sea la misma igualmente.

Pero como mínimo en Catalunya, el País Vasco y Galicia hay más libertad para utilizar las lenguas propias en las instituciones. ¿El Estado francés persigue más la diversidad lingüística que España?
En Francia se quiere imponer claramente el monolingüismo. Siempre he dicho que los franceses pagan, mientras que los españoles pegan. Francia ha pagado mucho para imponer el francés: la escuela gratuita, las universidades, un sistema de seguridad social único al mundo y muy protector... Durante la pandemia la gente ha sido pagada para quedarse en casa, tenemos un estado proteccionista que compra a la gente. La gente se ha dejado la lengua propia pero a cambio de la protección, a cambio de algo. Hasta el franquismo, en España había una idea de pluralidad que en Francia es totalmente inexistente. Aquí hay esta cosa monolítica que dice que los franceses no somos capaces de tener otro esquema territorial si no es una cosa centralizada y totalmente uniforme, y eso nos niega la existencia.

¿Cuál es la situación del catalán en la Catalunya del Norte?
A nivel de uso social, hay muy poco, es una cosa generacional. Hay dos generaciones que lo han perdido y en medio ha quedado un agujero. Hoy día, sin embargo, hay jóvenes que aprenden el catalán en las escuelas bilingües e inmersivas, así que hay una esperanza. Desgraciadamente, el catalán que se aprende es un catalán deslocalizado y estándar, pero vale más eso que nada. Desde este punto de vista, me atrevo a decir que las cosas no van tan mal. Yo no soy pesimista. Yo creo firmemente que estos Estados-naciones que son España y Francia se verán condenados por la historia, porque no se puede negar la identidad de un territorio, que va más allá de una lengua. Por ejemplo, nadie se atrevería a decir que Irlanda no es irlandesa, aunque el gaélico sea residual. O nadie diría que Escocia no existe. Estos ejemplos demuestran que hay un hecho cultural que va más allá de la lengua, y que no se puede borrar una cosa tan fuerte como la identidad.

El catalán es tan respetable como el castellano, el francés o el inglés, no lo tenemos que esconder ni cambiar sistemáticamente

¿Y estas escuelas como la Bressola consiguen sobrevivir o reciben presiones del Estado francés?
Consiguen sobrevivir. De hecho, hay una lista de espera que da miedo, podríamos tener el doble o triple de alumnos que tenemos ahora. Lo más interesante es que la mayoría de padres de estos alumnos no son catalanes. Vienen de otras regiones de Francia y se han dado cuenta de que en el Principado hay posibilidades de éxito profesional. Tengo esperanza para el catalán en el Principado, pero también para nosotros aquí.

Es importante que el catalán se hable en ámbito familiar en la Catalunya del Norte, pero también tiene que tener presencia en las administraciones. ¿Es por eso que dais tanta importancia a mantener la lengua en los ayuntamientos?
Exactamente. Yo quiero que un funcionario francés que venga aquí sea obligado a entender el catalán. Una persona no tendría que poder rehusar atender a una persona que habla catalán. Hay gente de una cierta edad que no se puede expresar bien en francés al hospital. Sí que hablan, pero no saben explicar dónde les hace daño y cómo con un vocabulario suficiente. ¿Qué hacemos con esta gente? ¿Los abandonemos o busquemos una solución para que se les atienda y entienda? Todo eso son cosas que nos hemos dejado hacer a ambos lados de la frontera, hemos acatado cosas porque nos trataban casi de racistas solo por pedir que nuestra lengua sea utilizada. Eso de decir que representas menos millones y que tu idioma no es universal es una tontería, y no nos lo tenemos que dejar decir. Los daneses no se lo dejan decir, por ejemplo, a pesar de ser un país más pequeño. Es como si calláramos siempre para ser elegantes. No, nuestro idioma es tan respetable como el castellano, el francés o el inglés, no lo tenemos que esconder ni cambiar sistemáticamente.