Como se había previsto, la nube de ácido de azufre que se ha generado a raíz de la erupción del volcán de La Palma ha llegado a la península Ibérica. Los vientos con los gases expulsados por el volcán ya tocan la costa murciana y cubren la isla de Ibiza.

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha descartado que el ácido de azufre proveniente del volcán canario pueda provocar un episodio de lluvia ácida en la Península ni en las islas Baleares. La lluvia ácida era la principal amenaza que suponía la aproximación de esta nube tóxica, ya que no podía afectar directamente a las personas porque llega muy diluida. La poca fuerza con la cual llega al Mediterráneo es también el motivo por el que el Aemet considera "poco probable" y, en todo caso, "puntual" que se produzca lluvia ácida, según recoge el ABC.

 

 

Se prevé que en las próximas horas la nube de azufre se expanda hasta cubrir todas las islas Baleares y parte de la Península, entre las cuales se encuentran Catalunya y el País Valencià. El azufre estará muy diluido y, en principio, será prácticamente imperceptible.

Los habitantes de La Palma, sin embargo, sí que se están exponiendo diariamente de forma más directa a los gases del nuevo volcán, que ha iniciado una fase más explosiva mientras ha ralentizado su avance.

El mar, un horizonte muy lejano

La velocidad con que se desplazan las coladas de lava ha ido variando desde el momento en que el nuevo volcán canario entró en erupción. A pesar de las diferentes velocidades, siempre se ha seguido una misma tendencia: un desplazamiento muy lento. Al principio los ríos de lava se desplazaban a 700 metros por hora, menos que la velocidad a la que normalmente andan las personas. Posteriormente ha ido reduciendo su avance de 120 metros la hora a los actuales 4 metros la hora.

La repentina ralentización de la lava pone en duda las previsiones que aseguraban que acabe desembocando en el mar. Ahora, ya no es tan seguro. Algunos expertos señalan que si bien el contacto con el agua marina de la lava es una situación de relativo riesgo, el hecho de no llegar al mar da más potencia destructiva a las coladas. Eso es porque en vez de desembocar en el mar la lava se seguirá esparciendo muy lentamente sobre la tierra.

La destrucción de los ríos de lava

Hasta el momento, la lava del volcán de Cumbre Vieja ha cubierto un total de 166 hectáreas y ha destruido 350 edificaciones, según el seguimiento en satélite que hace el programa Copérnicus de la Unión Europea.

El gobierno canario ha anunciado que comprará las primeras 73 viviendas vacías en La Palma y que habilitará otras prefabricadas para ayudar a los vecinos que han perdido sus casas por el volcán, según ha informado Europa Press.

 

 

Imagen principal: Previsión del movimiento del azufre expulsado por el volcán de La Palma / Windy