El Tribunal Supremo no quiere que el juicio para el 1 de octubre "se eternice" y quiere que empiece "cuanto antes mejor". La idea es que empiece entre finales de noviembre y principios de diciembre y que se pueda tener la sentencia antes de la primavera.

La reflexión general es abordar el juicio "cuanto antes mejor", porque se trata de una causa con presos y, además, "el tribunal quiere ya acabar con esto", hasta el punto que se maneja una logística "intensa" para que el juicio "sea rápido y no se eternice", según fuentes judiciales.

Se prevé que se hagan sesiones de mañana y tarde para acelerar la vista oral. Mientras las partes ultiman sus escritos, se resuelven los problemas organizativos y logísticos, ya que el Supremo "no está habilitado para casos como este". Se trabaja con el horizonte de tener la sentencia para la primavera que viene.

Además, se intenta encajar el guión y la agenda del juicio al Govern de Puigdemont y a la Mesa del Parlament de Carme Forcadell, con el del major de los Mossos d'Esquadra Josep Lluís Trapero en la Audiencia Nacional y el resto de la ex cúpula política de Interior. La intención es establecer jurisprudencia, que sirva al tribunal de la Audiencia Nacional en el juicio contra la cúpula policial a dictar una sentencia en el mismo sentido.

El criterio de la fiscalía

Antes de convocar la vista oral, se presentarán los escritos de acusación de la fiscalía que, según fuentes del ministerio público, estarán listos a final de septiembre o principios de octubre aunque se desconoce si apuntarán hacia la rebelión o la sedición, ya que todavía no se ha llegado a este punto. La fiscal general del Estado, en su discurso de la apertura del año judicial, ha dejado a entender que el ministerio público no cedería a las presiones ni pretensiones del Gobierno ante ninguna negociación política. El objetivo de la fiscalía es alcanzar la unanimidad en el criterio final de la acusación, ya no sólo entre los cuatro fiscales del Supremo, sino de manera coordinada con la Fiscalía de la Audiencia Nacional, que enjuiciará a la cúpula de los Mossos.

Se busca una respuesta coordinada entre las dos causas, para después abordar de manera individual la conducta delictiva de cada uno de los procesados.

¿Hay juicio sin exiliados?

Mientras tanto, se sigue sin resolver cómo se juzgará a los presos y a los procesados que están en Catalunya mientras que parte de los acusados están en el exilio, entre ellos el president Carles Puigdemont, que habría hecho las funciones de líder en una organización criminal, que es lo que se pretende juzgar.

Las autoridades judiciales belgas y alemanas no han cursado la extradición y han denegado el delito de rebelión, por el que el instructor Pablo Llarena, que hoy ha saludado al Rey en el acto de apertura del año judicial, retiró la euroorden.

Fuentes del Consejo General del Poder Judicial han criticado duramente a las autoridades europeas hasta el punto de señalar que los jueces de estos países "se han extralimitado claramente".