El tipo penal "está claro: es una estafa". Los fraudes en Internet son difíciles de coger porque los estafadores utilizan teléfonos móviles de prepago y suelen comunicarse desde locutorios, motivo por el cual será casi imposible seguirles el rastro.

Según el artículo 248.2a del Código Penal, cometen una estafa "los que, con ánimo de lucro y valiéndose de alguna manipulación informática o artimaña parecida, consigan una transferencia no consentida de cualquier activo patrimonial en perjuicio de otro".

Pero es muy difícil atraparlos. Según ha detallado a El Nacional la abogada del Colectiu Ronda Esther Costa, "el problema es encontrar la manera de identificar al autor, se hace en servidores externos, internacionales, cuesta encontrar el ordenador, ubicación física...".

Costa asegura que de acuerdo con el Código Penal, si algún caso se llegara a coger podrían recibir penas de prisión de entre seis meses a tres años, si la estafa es pequeña, y hasta de entre cuatro y ocho años de prisión si la cantidad es elevada.

Así las cosas, los estafadores conocen muy bien cómo hacerlo. De momento, y cada vez más, las fuerzas de seguridad están especializadas en los delitos informáticos.

Ahora es el turno de los jueces que, si bien es cierto que, según el subinspector jefe de la Unidad de Investigación del Tarragonès, Jordi Dalmau, "empezamos a tener jueces que son técnicos de eso, pero hay muy pocos". El tiempo jugará a favor de la justicia y la legalidad. O quizás no, porque los estafadores seguirán avanzando en sus técnicas y perfeccionándolas.