Las herramientas basadas en la inteligencia artificial como el ChatGPT, propiedad de la empresa OpenAI, utiliza textos preexistentes para desarrollar sus respuestas automatizadas. Es decir, que hurga entre miles de documentos para aprender y poder responder las órdenes del usuario que lo utiliza. ¿Sin embargo, que pasa con estos textos o documentos que son la materia prima de estas herramientas? Pues, no se encuentran circulantes libremente por internet, algunos tienen copyright y aquí nace el conflicto. Los escritores Paul Tremblay y Mona Awad han demandado OpenAI alegando que la compañía hace un mal uso de su obra al entrenar su popular ChatGPT.

Los dos autores sostienen que el ChatGPT ha extraído datos copiados de miles de libros sin el permiso de sus autores. Es decir, que esta tecnología se habría alimentado de bibliotecas piratas. ¿Cómo sospechan que puede ser así? Porque el chat podía generar resúmenes "muy precisos" de sus libros, hecho que relacionan que hayan sido utilizados por el entrenamiento de la máquina.

Más problemas legales por OpenAI: demanda colectiva

OpenAI fue demandada en California (EE.UU.) para violar la privacidad de millones de usuarios Internet y los derechos de autor. La demanda fue presentada hace un par de semanas y publicada en la página oficial del bufete de abogados Clarkson, que afirmó que quieren representar "gente real la información del cual ha sido robada y desviada comercialmente de manera inapropiada para crear esta tecnología muy poderosa".

En su escrito, se acusa OpenAI de "robar información privada" centenares de millones de internautas, entre ellos menores de todas las edades, con la finalidad de mejorar y desarrollar tecnología con ánimo de lucro. El caso se centra principalmente en el apogeo de las herramientas de inteligencia artificial (IA) "generativa", como los xatbots (ChatGPT) y los generadores de imágenes, que crean contenido original a partir de datos existentes extraídos de internet. Estos instrumentos se nutren de información originada por humanos, como conversaciones privadas y datos médicos, obtenidos en muchos casos sin el consentimiento de uso de sus creadores.

La demanda señala la necesidad de una "intervención legal inmediata" que proteja los intereses y los valores humanos ante la amenaza de que presenta la IA de "explotar a los seres humanos sin tener en cuenta su bienestar o consentimiento". Además, destaca que, si no hay una regularización de estas tecnologías, expertos ya vislumbran un escenario catastrófico que podría culminar en la eliminación de la especie humana "como amenaza para sus objetivos".