Sólo recibe a chicas en las entrevistas de trabajo y les pide que le enseñen los pies. Un hombre de más de 70 años -según las testigos-, e identificado como Leandro por todas las chicas y también por la oferta de trabajo publicada, se dedica desde hace años a concertar entrevistas a través de una propuesta de trabajo que va rodando por diferentes páginas web. El encuentro se hace en su casa, en un entorno decorado de lo más "rococó".

El título de la oferta es chillón -Periodista de Hostelería, Turismo y Catalunya Gastronómica- y lo es todavía más teniendo en cuenta que se trabaja -teóricamente- desde casa, con un horario bastante flexible y "compatible con otras actividades", como se puede leer en Primer Empleo. Los (o mejor dicho, las) periodistas podrían llegar a cobrar entre 700 y 900 euros para escribir un artículo de vez en cuando. Pero no es oro todo el que reluce.

"A la primera entrevista ya te pide verte los pies y ya te hace preguntas íntimas de tipo sexual", escribe una periodista en el grupo de Facebook Agenda Periodistas, donde quiso hacer público y denunciar toda la maquinaria que este hombre tiene -presuntamente- puesta en marcha desde hace tiempo. Él, sin embargo, no ha querido hacer declaraciones a El Nacional. "No me interesa", ha dicho.

Aprovecharse de la inocencia

Por lo visto, y siempre según las testigos, se aprovecha de las jóvenes que están a punto o acaban de acabar la carrera. Una de las chicas, que se quiere mantener en el anonimato, relata a este medio que le quedaba poco tiempo para acabar los estudios y "buscaba desesperadamente algún trabajo para poder encaminar mi futuro". El hombre no tardó ni 24 horas en llamarla para hacer la entrevista.

En el primer contacto sólo encontró extraño que la citara en su casa, pero como el trabajo era a distancia, "no lo encontré un inconveniente", asegura. El problema llegó una semana más tarde. "Al cabo de una semana hicimos una segunda reunión y aquí empezaron los comentarios extraños y las preguntas personales: me preguntó si tenía pareja, me hablaba de la importancia de las caricias, me preguntó si le podía enseñar los pies, ya que le gustaba la reflexología y los pies le decían mucho de la personalidad de la gente" y muchas cosas más.

Encuentros extralaborales

Pero la cosa no acababa aquí. También le propuso verse fuera del trabajo porque ya lo hacía con las otras chicas a quien, por cierto, se refería como "mis chicas". Eso ya le pareció más extraño, pero intentó convencerse de que "habían sido imaginaciones mías y que me estaba haciendo un lío". Ella y dos chicas más decidieron dejar el trabajo cuando hablaron entre ellas de eso y vieron que no era una cosa normal.

"Leandro Abarca Nidegger es un misógino que aprovecha su marca editorial para contactar con chicas jóvenes que buscan familiarizarse en el sector periodístico", dice la periodista lamentándose de su inocencia. "Yo ya hace más de un año que me marché, y cuando repaso las conversaciones que tuvimos me arrepiento de haber sido tan ingenua y estúpida. Al fin y al cabo, él estaba en una posición más elevada que yo, ya que yo era su empleada, y él sabía jugar muy bien su carta de poder", sentencia.

A toda prisa

Parecido al caso de la testigo anterior, a Anna Pruna explica a El Nacional que el hombre la llamó sólo una hora después de que enviara el currículo y la citó para la entrevista ese mismo día. Después de sentarse "él en el sofá y yo en el sillón", le dijo que "era muy intuitivo y que enseguida sabía si alguien valía para el trabajo".

"Siguió insistiendo con el tema que él se interesaba mucho por la psicología y que, también, gracias a un amigo suyo, había aprendido reflexología. Que las chicas le enseñaban el pie y enseguida sabía cómo eran, qué carácter tenían, si eran extrovertidas, introvertidas ... ", relata.

Y no sólo eso. El hombre se atrevió a preguntarle si "en la próxima entrevista le podía enseñar [los pies] e incluso podía decirme si me iría bien con mi relación (¿por qué tienes novio, no?). Le dije que sí y que me parecía extraño que la gente le enseña el pie de buenas a primeras, y me dijo "mujer, si fuera el culo ..., pero el pie no hace ningún daño".

Opción sexual

Esta periodista también explica que después de conversar con él, la llevó a una habitación "con una cama y un ordenador muy antiguo, medio amarillento" y todavía recuerda el "mal rollo" que esto le transmitió. Mientras estaban allí, una de las chicas que trabajaba para este hombre, le llamó y Anna escuchó como él le decía: "Sí, te devolveré tu sandalia, la tengo en el coche".

Entonces se justificó con que a la joven se le había roto el zapato y él la había arreglado y aprovechó para decirle que "conocía todo de ellas [de sus chicas], que le explican sus intimidades y su vida, que era como un padre". Pero esto no fue lo que más sorprendió a Anna. En la conversación, el hombre soltó que "una y las chicas le había dicho que era lesbiana, pero que igualmente él no la había despedido".

La periodista, que este lunes tenía una segunda entrevista, no fue y él ni siquiera la llamó, pero llegó a la conclusión de que "es un hombre inofensivo, pero que está muy solo y bastante enfermo de la cabeza".

Varias denuncias

A raíz de este post de Facebook, muchas chicas fueron contestando y denunciando que les había pasado exactamente lo mismo -ya lo han hecho más de 10 en público a Facebook. Y no sólo en la red social. También lo han hecho en el Col·legi de Periodistes, que explicó a este diario que están estudiando el caso porque, de confirmarse, "es una cuestión muy grave y muy bestia".

Mar Novel, otra de las periodistas que fue a la entrevista de trabajo ahora hará tres o cuatro años, explica a este medio que la había citado en su oficina para hacer la entrevista, pero todavía se muestra sorprendida cuando recuerda que al llegar al lugar donde habían quedado, en el barrio de Montbau de Barcelona, no era ningún despacho, sino su casa.

A ella no le pidió que le enseñara los pies, pero sí que recuerda que le había hablado de eso y le había explicado "no sé qué milonga de teoría suya" sobre el tema. No le pidió eso, pero tampoco se sintió cómoda. Y todavía menos cuando la llevó del comedor a la habitación para enseñarle la web, como a la periodista anterior.

"Simplemente el mismo ambiente era inquietante, un hombre de adelantada edad en el comedor de su casa (la típica casa de abuelo, para entendernos) y una oferta absurda y falsa de trabajo", relata.

Tener pareja

La experiencia que cada una tenga en el trabajo no es requisito indispensable para entrar a trabajar. Entre las primeras preguntas de la entrevista, destaca su curiosidad por saber si la chica tiene pareja y otras preguntas relacionadas con el ámbito privado y personal.

"El primer día ya te hace preguntas íntimas de tipo sexual", explica en Facebook la promotora del mensaje, y añade que "les ha sucedido a todas las chicas que están menos a una o dos, eso sí, nunca ha puesto la mano encima y parece muy 'majo'". Muchas, como ellas, renunciaron al trabajo sólo un día después. Otros, ni siquiera empezaron.

Fraude en toda regla

Pero que pida todas estas cosas, no es la única presunta estafa que se podría encontrar en esta oferta. "A priori podía parecer interesante, pero con el paso de los minutos vi que olía a fraude", relata Mar, que añade que "su aspecto y su dominio denotan muy poca profesionalidad".

Lo justifica en el hecho de que él dice que trabajan para ellos tanto chicas como chicos. Pero todas coinciden en qué nunca han visto a un solo chico y que, además, las piezas de la página no las firma nadie para que no se descubra la trampa. Su falta profesionalidad también se fundamenta en qué ni siquiera ha comprado el dominio de la web que dirige (http://catalunyagastronomica.blogspot.com.es/) y no sólo eso. La construcción de la web está hecha en castellano, mientras que las piezas son en catalán.

Incomodidad

Aparte de todo eso, el hombre se queda gran parte del dinero que ganan las chicas. El pacto para trabajar es que cada una se busque la vida, encuentre restaurantes que quieran ser promocionados y hagan una pieza. "De cada artículo vendido, él ganaba el 40% y nosotros el 60%", explica Mar, que también saca a la luz que en un primer momento él le propuso pagarle en negro para que ella pudiera ver si le valía la pena hacerse autónoma o no.

Con todos los elementos en la mano, Mar puede decir claro que "la sensación general fue desagradable e incómoda", no sólo por las inquietantes condiciones que ofrece, sino también "por su manera de actuar, la casa y el 'trabajo' que ofrecía". "Salí de allí horrorizada", relata la periodista, "y nunca más contacté con él".

Y así ha ido sucediendo durante años y una chica tras otra. Algunas han aguantado más tiempo, pero cuando han visto que no era normal lo que pasaba, decidían marcharse. Otras, ni siquiera quisieron volver a cogerle el teléfono después de la primera entrevista.