Uno de cada diez mujeres, entre los 30 y 40 años en edad reproductiva, tiene un intenso dolor pelviano que puede confundirse con menstruaciones dolorosas. Este dolor es el principal síntoma de la endometriosis y probablemente tardará años a ser diagnosticada. Sin ir más lejos, afecta cerca de 176 millones de mujeres de todo al mundo en edad reproductiva. A pesar de todo, todavía cuesta hablar. Este mes de marzo es el mes de sensibilización sobre la endometriosis –el 14 de este mismo más es el día mundial de la endometriosis–, precisamente para darlo a conocer todavía más e intentar concienciar de la enfermedad.

Pero, ¿qué es exactamente? El dolor se produce cuando el endometrio, el tejido que recubre el interior del útero, crece fuera de este y produce sangrías similares a la menstruación.

¿Cómo se manifiesta la endometriosis?

La endometriosis tiene diferentes manifestaciones, las principales son: dolor en los periodos menstruales e incluso fuera; infertilidad en el 50% de los casos; masa o tumor en los diferentes lugares donde se implanta.

Los síntomas principales son cólicos menstruales muy dolorosos e incluso incapacitantes, dolor durante y después del sexo, dolor en el intestino o parte baja del abdomen que puede empeorar al defecar o incluso al orinar, menstruaciones muy abundantes, pequeñas pérdidas de sangre entre periodos y fatiga, cansancio o falta de energía

Las expertas dicen que la regla no hace daño. Por eso es importante acudir al ginecólogo si se experimentan dolores. Hay que remarcar que la endometriosis puede empezar, perfectamente, al mismo tiempo que el primer periodo, hecho que miedo comportar que, por desconocimiento o por los tabúes que hay en torno a la menstruación, se piense que un nivel alto de dolor es "normal" cuando en realidad no lo es.

¿Se puede cuidar?

El servicio de ginecología del Hospital Universitario General de Catalunya dispone de una unidad de endometriosis que trabaja en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de una forma integral de esta enfermedad. El objetivo aquí es cambiar el curso de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de las pacientes con este proceso.

Esta enfermedad no tiene cura pero sí tratamientos para el dolor que el ginecólogo expondrá a las pacientes con el objetivo de decidir cuál es mejor en cada caso. Entre los tratamientos, destacan los analgésicos antiinflamatorios, la terapia hormonal o los tratamientos quirúrgicos para el dolor intenso.