Un año después del estallido del 'caso Maristes', por el que una docena de profesores de esta orden religiosa fueron denunciados por abusos sexuales, el único de los presuntos pederastas que será juzgado, Joaquim Benítez, ha afirmado que la congregación "sabía mi debilidad", además de asegurar "estar deseando que venga el juicio para pagar por lo que hice".

El exprofesor de educación física de los Maristes de Sants-les Corts ha confesado en una entrevista en El Periódico que "Maristes sabía que tenía esta debilidad [el abuso de menores] en torno a 1990, pero pensaron que mi caso era una situación pasajera".

Benítez, en todo momento prudente para sus declaraciones, ya que afirma que se está reservando para el juicio, asegura que la dirección de la escuela llegó a hablar con él. "Me reunieron una vez hace muchos años a raíz de la queja de una familia (...) Lo que había pasado es que yo estaba haciendo deporte en el gimnasio y vino un alumno... y bien, hubo tocamientos. Juro que nada más. Pero fue suficiente para que el chaval se sintiera mal. Al día siguiente vino su padre y me acusó ante la dirección del colegio", explica el implicado. Así, dice que "si me hubieran echado entonces, yo lo habría agradecido".

El exprofesor de los Maristes de Sants-les Corts afirma no recordar el número de alumnos de los que abusó, si bien asegura que quiere "pagar por el dolor que he causado", además de decir que "Si no tuviera a mi hermano aquí -viven en el Alt Empordà- ya habría pedido que me pusieran en la prisión".

Por su lado, el periodista que destacó el caso, Guillem Sànchez, ha declarado a Catalunya Ràdio que "hay muchos indicios que demuestran que lo que pasaba en estas escuelas, se intentaba tapar".

Por el 'caso Maristes', Benítez recibió una veintena de denuncias por abuso sexuales de menores, aunque algunas se retiraron durante el proceso judicial. De las que siguieron, muchas fueron archivadas por prescripción. Así, todas las demandas que se interpusieron contra los otros 10 profesores acusados han sido sobreseídas por la prescripción de abusos, que sucedieron durante las décadas desde los 70 a los 2000.