El dispositivo policial contra el top manta de este jueves ha acabado con medio centenar de vendedores ambulantes ocupando uno de los andenes de la línea roja del metro en Plaça Catalunya. En una colaboración entre la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra, los agentes han vuelto a desalojar a los manteros instalados desde el mediodía a la zona del intercambiador y los han conducido en dirección a las estaciones del transporte. Este operativo es la segunda acción policial que se lleva a cabo esta semana contra la ocupación del subsuelo por parte de los vendedores.

La primera se realizó este martes, pero los manteros volvieron a la zona el día siguiente, una vez ya no había presencia policial. En la operación se decomisaron 915 objetos y se pusieron 21 denuncias por venta ambulante sin autorización.

El nuevo dispositivo ha empezado a primera hora de la tarde y fuentes de Renfe remarcan que se vuelve a tratar de una actuación "puntual". Una vez desalojado el intercambiador, una patrulla de los Mossos y otra de la Guardia Urbana ha seguido haciendo guardia en la entrada del metro para disuadir a los manteros que intentaban volver a instalarse en el espacio. Los vendedores ambulantes se han concentrado entonces en el andén del metro, custodiados por los vigilantes de seguridad. El medio centenar de manteros ha ido abandonando la estación a cuentagotas ante la imposibilidad de continuar con la venta de sus productos.

Manteros

Tanto la acción de este jueves como la del martes no se enmarca en las medidas que Guardia Urbana, Mossos d'Esquadra y Renfe están estudiando desde mediados de diciembre para impedir que los manteros ocupen la zona del intercambiador subterráneo de Plaza de Catalunya. Un lugar donde, según Renfe, puede llegar a haber cada día un centenar de vendedores ambulantes.

Este miércoles, el comisionado de seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Amadeu Recasens, ya reclamó "un paso más" en la colaboración de los Mossos d'Esquadra, TMB y Renfe con la Guardia Urbana de Barcelona contra el 'top manta'. Recasens considera que, con más colaboración entre las administraciones, en vez de expulsar periódicamente a los vendedores ambulantes como se hace hasta ahora, se podría evitar que estos se instalen en el vestíbulo de Plaça Catalunya.