Hacía días que lo buscaban. Semanas. El dispositivo para encontrarlo ocupaba todo el barrio del Eixample de Barcelona. Agentes uniformados y de paisano tenían sólo una foto borrosa y unos descripción de cómo iba vestido. Y ayer a dos agentes de paisano les pareció ver al sospechoso. Lo siguieron y lo pillaron en una portería de la Gran Via intentando violar a una chica. Lo ha hecho con 6 más. Dos de ellas se pudieron escapar antes de la violación, pero en las otras cuatro las agredió sexualmente, algunas con penetración, según fuentes próximas al caso.

Las víctimas son todo chicas jóvenes. La Policía y el juez tendrán que hacer ahora las pruebas de ADN para confimar que todos los casos denunciados tienen el mismo autor. El detenido es un hombre de 38 años de Molins de Rei. Desde el mes de septiembre hasta ayer mismo ha estado buscando chicas de madrugada. Todos los ataques eran en la Gran Via. Entre plaza Universitat y plaza Espanya. Atemorizaba a las chicas con un cuchillo y después abusaba sexualmente.

El detenido tiene antecedentes por hechos similares que cuentan en los archivos de la policía española, del 2004. Y por lo tanto, los Mossos no descartan que se lo pueda relacionar con otras violaciones y ataques sexuales.

En unas horas el detenido tiene que pasar a manos del juez, que lo interrogará y decidirá si lo deja en libertad o lo mantiene en prisión hasta que se celebre el juicio.

El último violador en serie

El último agresor sexual en serie detenido en Barcelona fue el violador del cutter. Lo encontraron después de meses de investigación, finalmente, el mes de octubre pasado. Es un joven de 26 años que vivía a Gràcia y que estaba a punto de casarse. Lo acusan de 4 violaciones, pero la Policía cree que habría hecho 5 agresiones más. El violador cambió de imagen para despistar a la Policía, pero el 19 de octubre lo localizaron y las pruebas de ADN confirmaron que violó a 5 chicas muy jóvenes, alguna de ellas menor de edad. La Policía lo identificó gracias a las imágenes de las cámaras de seguridad y a la camiseta de la serie de animación infantil Oliver y Benji que llevaba en una de las agresiones y que los Mossos encontraron en su casa en el momento de la detención.