Con la Misa de réquiem de Giuseppe Verdi la catedral de Barcelona ha homenajeado este sábado a la traspasada soprano Montserrat Caballé, que hizo de la obra del compositor italiano una de sus piezas más icónicas. La Orquestra Simfònica y el Cor del Liceu, dirigidos por Josep Pons, han interpretado el Réquiem con la colaboración de la Polifònica de Puig-reig y con las voces solistas de Ainhoa Arteta, Anna Larsson, Nikolai Schukoff y Alexander Vinogradov. El responso, que ha reunido hasta 600 personas, ha sido organizado por la propia familia de la soprano y ha estado presidido por el arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella. El ministro de Cultura, José Guirao, la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, y la consellera de Cultura, Laura Borràs, han asistido al acto.

El primer homenaje a Montserrat Caballé se ha celebrado este sábado al mediodía en la catedral de Barcelona, poco más de un mes tras su muerte, el pasado 6 de octubre. Después de una carrera profesional de éxito a lo largo de la que interpretó un centenar de personajes de óperas en escenarios de todo el mundo, Caballé murió a la edad de 85 años.

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La asistencia a la misa ha sido gratuita con la adquisición previa de la entrada, lo que ha permitido a muchos seguidores de la soprano despedir y recordar su figura. El acto, que ha durado una hora y media, se ha retransmitido, también, en el mismo Gran Teatre del Liceu, que ha agotado las entradas para seguir la proyección del recital desde la sala principal.

Las primeras notas han sido del Adagio de Samuel Barber interpretado por la Orquesta del Gran Teatre del Liceu, que han acompañado la entrada del cardenal Joan Josep Omella desde la sacristía. Durante el responso, el P. Josep Ramon Pérez, decano de la catedral, el P. Josep Serra, canónigo de la catedral, y el P. Vivas han acompañado a Omella en el presbiterio. "Una mujer prudente y amable, de actitudes conciliadoras dispensando siempre su sonrisa por allí donde iba," ha dicho Omella al recordar a la soprano. Ha destacado su origen "sencillo", "como tantas familias de la época", y grandes momentos, como sus actuaciones en la basílica de la Sagrada Família o en Santa Maria del Mar. También ha recordado episodios tristes como sus "lágrimas" por el incendio del Liceu.