Un equipo de investigadores del Instituto Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) han descrito por primera vez una nueva especie de dinosaurio, el Abditosaurus kuehnei, del cual se han localizado los restos en un yacimiento del Pallars Jussà. Su estado hace que el hallazgo sea excepcional y aporta información sobre este ejemplar, de la familia de los titanosaures pero mucho mayores que los autóctonos de la zona, y que llegó a Europa desde el África gracias a una bajada del nivel del mar, ahora hace 70 millones de años. La previsión es que los restos se puedan exponer este mismo año al museo de la Conca Dellà.

El hallazgo se ha podido hacer gracias a la tarea hecha a partir de los restos excavados al yacimiento Orcau-1, en el Pallars Jussà, de 70,5 millones de años de antigüedad. El descubrimiento de las primeras piezas fosilizadas del dinosaurio las hizo en 1954 el paleontólogo alemán Walter Kühne, que las trasladó a Madrid, de dónde procedían los fondos económicos para hacer la investigación. "Él sabía que el dinosaurio estaba entero, pero en aquel momento no había ni financiación ni interés en seguir excavando", relata en declaraciones en la ACN Bernat Villa, paleontólogo del ICP y director de las últimas excavaciones.

Dinosaurio pirineu ACN

En 1986 un equipo del ICP reanudó los trabajos, extrayendo nuevas piezas que evidenciaban que Kühne no iba mal encaminado, hasta que en el 2012 la excavación cogió empuje a partir de los hallazgos anteriores. "Encontramos todos los restos, entre ellas el cuello articulado, y entonces ya teníamos medios para extraerlo, cuando hacía 60 años eso no era posible," detalla Vila.

El resultado es la composición final del dinosaurio a partir de un esqueleto semiarticulado, un "hecho excepcional", asegura Vila, dado que en otros casos o los carroñeros hubieran separado las partes para comérselo o el paso próximo de un curso de agua las podría haber arrastrado. "Imagináis la cantidad del suelo que hace falta para enterrar un dinosaurio de 17 metros de largo", exclama, destacando que la rápida sepultura del cuerpo permitió su conservación.

El último dinosaurio descubierto

Tamarro, lo esquiva (Tamarro insperatus). Este es el nombre que escogieron por una nueva especie de dinosaurio carnívoro que se localizó en los Pirineos. Arran de un hueso del pie que encontraron los paleontólogos Àngel Galobart y Rodrigo Gaete en Isona (Pallars Jussà), pudieron determinar que se trataba de un troodòntdi, un grupo de pequeños dinosaurios moñudos muy extendido por Norteamérica y Asia, pero hasta ahora desconocido en Europa.

 

"Los análisis revelan que este animal debió crecer de forma muy rápida, similar a cómo lo hacen las aves paleognates actuales, como el avestruz o el emú. En sólo un par de años, el Tamarro podría haber alcanzado su medida adulta, aproximadamente un metro y medio o dos metros de longitud y unos 20 kilogramos de peso", se detallaba en el comunicado. Por su estatura, se cree que debió ser carroñero o, como mucho, depredador de pequeños reptiles, mamíferos o incluso insectos, porque difícilmente podía atacar a otros dinosaurios mayores que podían llegar a medir entre diez o doce metros de longitud.