"Soy creyente. Soy católico practicante". Así Daniel Osàcar ha empezado su relato evangelizador en el último turno de palabra del juicio del espolio del Palau de la Música. El extesorero de CDC ha leído un texto escrito de 7 minutos donde ha enfilado al fiscal y se ha cogido a la Biblia como aval para su salvación.

"El fiscal optó por el monólogo de la acusación final y me silenció", ha reiterado Osàcar, que ha reprochado al ministerio público que haya intentado "tozudamente" involucrarlo en el caso preguntando a todos los testigos si lo conocían, "con resultados muy negativos para él".

Según Osàcar, la acusación del fiscal Emilio Sánchez Ulled "no es nada más que una elucubración". "No es una prueba decir que parece que si aquel hacía alguna cosa, pues yo lo he seguido haciendo", ha precisado, en referencia a la tesis del fiscal que Osàcar sucedió a Torrent, después de su muerte, en la función de cobrar del Palau las presuntas comisiones ilícitas de Ferrovial.

"Pido que no se me juzgue por narraciones más o menos brillantes, pero tendenciosas y desenfocadas de la realidad, sino por pruebas fehacientes", ha remachado el extesorero de CDC, que se ha presentado ante el tribunal como un "hombre de bien, sencillo y humilde, que ha dedicado muchas horas de su tiempo a ayudar a los otros en el ámbito social, educativo, político y moral". Y ya en la parte final ha citado Isaías: "Tengo cerca quien me declara inocente", que en su pasaje 50, citado por Daniel Osàcar, parece toda una maldición: "El Señor Dios me defiende. ¿Quién me podrá condenar? Todos los que me acusan se desgastarán como un traje consumido por las polillas". Un pasaje que parece llevar a los que condenan al infierno: "Esta es la suerte que os reservará la mano del señor. Tendréis que morir en medio de penas".