Después de pasar la noche con ella la mató con 16 cuchilladas y la abandonó. Ahora un tribunal lo ha condenado a 19 años de prisión por el asesinato y lo ha absuelto del delito de intento de violación porque no hay suficientes pruebas. Este es el crimen de la Budellera.
La noche del 9 de octubre del 2015 Meritxell Vall estaba acampada en el camino de la Budellera, en Tarragona. Es un campamento aislado en una zona boscosa. Recibió la visita del acusado, Stanislav Repkovsky. Él dice que ya se conocían de antes, del 2014. Aquella noche mantuvieron una relación sexual. No se ha llegado a saber si consentida o no. El relato que hizo el acusado en sus declaraciones es que fue "sexo normal y corriente".
Meritxell Valls empezó a gritar y a decirle que "no tenía que haber pasado", que "no tenía que haberlo hecho" y que "lo denunciaría a la policía". Según el acusado, en aquel momento le entró "pánico" y cogió un cuchillo del lugar donde había los utensilios de cocina, delante de la tienda de campaña, y le clavó varias cuchilladas en la cabeza y en la espalda. El cuerpo tenía 18 navajazos: 8 en la cabeza, 4 en el tórax y 4 en las cervicales.
Durante el juicio y toda la investigación no se pudo demostrar si la relación sexual que tuvieron fue consentida ni si había habido penetración. "Se plantean innumerables posibilidades a la hora de reconstruir los hechos. Desde si la relación sexual fue consentida o no, o si el consentimiento lo fue durante todo el acto sexual o sólo al principio, o si hubo una primera relación sexual consentida y otra posterior no consentida, si hubo penetración o no, o si la víctima tenía colocada la copa vaginal durante la relación sexual, o si la colocó después, etc. Aunque resulte obvio decirlo, la ausencia del testigo de Meritxell dificulta enormemente la reconstrucción de tales hechos", dice la sentencia.