Doble mascarilla, guantes y una barbaridad de llamadas. Mechas, arreglar desperfectos por el confinamiento o recortar melenas. Así ha sido la primera mañana para muchas de las peluquerías del país después del paro obligatorio por el coronavirus, estrenando la fase 0. "El principal problema que hemos tenido es que la peluquería tiene capacidad para asumir a más gente de la que podremos atender", explica a la administradora de la peluquería Raffel Pagès de Tarragona, Rosa Abenójar. "Pero no hemos sabido exactamente nada hasta ayer".

Situada justo al lado del mercado central de la ciudad, este lunes solo se atenderán a dos o tres personas por la mañana y dos o tres personas más por la tarde. Son cifras muy por debajo de lo que harían habitualmente, unas dos o tres veces más. De hecho, un par de trabajadoras continúan en el ERTE que la empresa hizo al principio. "Tendríamos espacio para tener hasta 7 clientes al mismo tiempo respetando las distancias de seguridad, pero hoy por hoy, la normativa no lo permite".

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Doble mascarilla a la hora de atender a los clientes

"El miércoles nos dijeron que se podría abrir pero los detalles no llegaban", comenta Abenójar. "Tú tienes que pensar que si viene alguien a hacerse mechas, te puedes despreocupar del cliente durante unas horas y atender a otros. Por ejemplo, que venga otro a hacerse el color y cortar el pelo de un señor. Abrir solo para un cliente no sale a cuenta".

¿Cómo trabajan en las peluquerías?

Las estilistas llevan doble mascarilla y guantes. A los clientes se les dice que vengan con mascarilla y guantes. Y se les recomienda que lleven también alguna revista o libro de casa, porque, de momento, las revistas del corazón que se podían encontrar en las peluquerías no están. Mientras se hacen el color o las mechas, les ponen en una sala, que denominan cabina, donde pueden relajarse leyendo y también se les permite sacar la mascarilla porque están solos.

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Una de las cabinas de las que dispone la peluquería

Los utensilios que se han utilizado se esterilizan cada vez y hay geles desinfectantes repartidos por el salón. También utensilios para desinfectar las sillas después de cada uso.

"Las clientas que hemos cogido hoy son las que se han ido preocupando de cuándo abriríamos. Ahora no puedes venir con la madre y la hermana para hacerte un cambio radical. De hecho, no pueden ir madre e hija juntas a la peluquería", insiste Abenójar. Las normas son un poco más flexibles a partir del día 11 de mayo, pero todavía hay mucha incertidumbre.

La sensación del sector es que no se ha hecho un plano específico y se han puesto muchos establecimientos en el mismo saco. "Vamos un poco perdidos", subraya. "La normativa se ha marcado en función de un cliente por estilista y no tanto por la capacidad que hay en los locales", remarca.

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Máquina para esterilizar los utensilios utilizados

La paranoia de salir de casa

Como en todas partes, hay de todo. Abenójar destaca que es posible que haya un poco de paranoia por el coronavirus. "Algunas clientas preguntan si habrá alguien al lado cuando vengan", expone. A pesar de todo, también resalta las ganas de la mayoría por recuperar esta costumbre.

Por otra parte, también comparte la dificultad para conseguir algunos materiales de protección como las mascarillas o guantes en esta situación atípica. Ahora bien, pone énfasis en el hecho que en las peluquerías ya hay, de por si, una higiene muy alta. "Piensa que vienes a lavarte el pelo, te lavas con agua y jabón, la persona que te lo lava también, y luego, te lo cortas con unas tijeras limpias", comenta.

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Productos de limpieza para desinfectar después de cada servicio

El teléfono no ha parado de sonar ni un solo momento. Y son muchos los clientes que se acercan para pedir hora. El sector, de momento, a la expectativa de cómo evolucionará la normativa a partir de ahora.