Los Mossos d'Esquadra despliegan este fin de semana un dispositivo especial para cazar conductores bebidos y drogados. Habrá seis controles especiales en diferentes puntos de las carreteras catalanas.

La policía quiere tener un efecto sorpresa sobre los que después de una cena y de salir de fiesta, habiendo bebido, y en algunos casos, habiendo tomado drogas, se ponen en el volante. Los controles se efectuarán las noches del viernes y el sábado dentro del marco de la III Semana de Sensibilización sobre los Riesgos del Consumo de Alcohol. Se trata de controles preventivos, para reforzar el papel sensibilizador, y participarán voluntarios de entidades y asociaciones de ayuda a la desintoxicación y de víctimas de accidentes de tráfico.

El año 2015 subieron un 36% los accidentes graves y mortales por la noche, asociados con el consumo de drogas y alcohol. Pero paradójicamente se han puesto menos multas que el año 2014. En 2015 se abrieron 16.168 expedientes sancionadores a conductores que habían bebido o que habían tomado alguna droga, ante los 16.659 del año anterior.

Los muertos de tráfico que dieron positivo de consumo de alcohol en las autopsias son el 29,2%, un 4,4% más que en 2014. La tasa está por encima del resto de Europa, donde los accidentes vinculados al consumo de alcohol son el 25%. Con respecto a las drogas, hay un retroceso, pero en cambio se disparan los psicofármacos y los conductores que mezclan drogas y alcohol. La subida es del 20% si se comparan los datos de 2014 y 2015.

 

 

Para combatir actitudes de este tipo, según Eugènia Domènech, directora del Servei Català de Trànsit, es clave el rechazo social. "Que se sientan rechazados -decía en una entrevista a El Nacional- por la gente de su entorno, amigos y familia". Domènech incide que hay que ser proactivos con este tema porque "está provocando mucho padecimiento". Este rechazo social pasa por evitar que quien conduce tome alcohol y drogas, o que coja el coche una vez ya lo ha tomado, y hacerle ver el peligro que puede suponer para él mismo y también hacia terceros. En el campo de la prevención, Eugènia Domènech pone la administración como principal promotora de campañas de educación vial "en términos de valores y respeto". Es básico "ir a la raíz y enseñar en las escuelas" los peligros de la conducción. La directora de Trànsit tiene claro que hay que estar controlando a los conductores que no respetan la norma, que hay que hacer cambiarles de mentalidad y hacerles ver que "pueden causar mucho daño".

La mitad de los conductores muertos iban drogados o bebidos

La segunda causa de muerte entre los conductores son las drogas y el alcohol. La primera causa hace tiempo que son las distracciones. El año 2015 casi la mitad de los conductores muertos iban bebidos o drogados, según los datos del Instituto de Medicina Legal. Las autopsias revelan que el 45% habían tomado alcohol, drogas o medicamentos antes de subir al coche. Fuentes de Trànsit apuntan que se estima que la cifra puede ser más alta porque no a todos los cadáveres se les puede hacer la autopsia a causa del estado como llegan los cuerpos.

El conseller de Interior, Jordi Jané, ha alertado a la comisión de Seguretat Vial del Parlament, que "el alcohol, las drogas y los psicofármacos contribuyen al hecho de que se mueran en la carretera personas que no conducen en las condiciones adecuadas". "A veces se mueren ellos y a veces se mueren terceros", añadía.

Recomendaciones y efectos

Las recomendaciones de los Mossos son claras: No beber alcohol en absoluto, y en el caso de no poder evitarlo coger el transporte público o tener un conductor alternativo.

El efecto de las drogas y el alcohol hace aumentar el tiempo de reacción, disminuye la percepción, el conductor tiene una sensación de seguridad que no es cierta, y el riesgo de tener un accidente aumenta.