Jorge Fernández Díaz afirma, con firmeza, que él no ha conspirado contra nadie. Asegura que él no ha cometido ninguna actividad reprobable, sino que, justamente al contrario, él es la víctima de "la auténtica conspiración". Él, a solas, tendría que hacer frente al ataque de la prensa canallesca, de las intolerantes fuerzas separatistas, de los subversivos de Podemos, de los antidemócratas del PSOE e incluso de los aprovechados de Ciudadanos.

¿Conspiración o contubernio?

Una conspiración de tanto alcance, no puede llevarnos más que a aquel precedente celebre: el contubernio judeo-masónico. Franco lo tenía bien claro: los judíos y los masones se habían puesto de acuerdo para acabar con el catolicismo, con el ejército español, con el patriotismo, con la presencia española en América, con el buen nombre de España y con el orden natural del mundo. Pero Franco no fue el único en sumarse a esta teoría: en el siglo XIX ya se había difundido por Alemania y Rusia; en el siglo XX triunfó en grupos conservadores franceses, norteamericanos, alemanes y del Este de Europa; y en el siglo XXI todavía es muy vigente a los círculos ultraderechistas de Rusia y de otros países.

A. J. Jacquet, République plébiscitaire (1er prix lleva concours de la Libre Parole organisé en 1895 "sur las moyens pratiques de arriver à el anéantissement de la puissance juive en France"), Paris, Nouvelle bibliothèque nationale, 1897.

Un gran invento

La teoría del contubernio es espectacular y ha atraído a paranoicos de todo tipo (se sabe que los paranoicos adoran las teorías conspirativas). El problema de la teoría del contubernio es que es absolutamente falsa. El máximo exponente de la teoría del contubernio es un texto llamado Los protocolos de los sabios de Sion. Este documento, que se publicó por primera vez en 1903, es un texto que supuestamente demuestra una conspiración mundial, dirigida por judíos y masones, para controlar el mundo. Se hicieron centenares de ediciones en muchas lenguas y millones de personas los tomaron por documentos incuestionables. Hoy en día se sabe, perfectamente, que se trata de una falsificación hecha por la policía secreta zarisa, la Ojrana. Los protocolos y el contubernio judeo-masónico que anunciaba Franco son absolutas falacias. ¿Lo será también la conjura contra Fernández Díaz?

 

Imagen de portada: El judaísmo controlando al comunismo (Stalin) y a la masoneria (Churchill). Póster serbio de la dictadura fascista de Milan Nedic. 1942. Universidad de Minnesota.