Preocupación por las predicciones que ha hecho la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) sobre la primavera que nos espera. Hay muchas dudas de si esta época del año —la más lluviosa del año junto con el otoño— traerá las lluvias habituales que aligeren la sequía histórica que sufre Catalunya. Si bien la primavera climatológica empezó el 1 de marzo, después de un mes de febrero que batió todos los récords históricos, tanto en el ámbito global como local, la primavera astronómica llega este 20 de marzo y lo que sí es seguro es que traerá mucho más calor de lo normal, según reconoció Cayetano Torres, coordinador del Área de Información Meteorológica y Climatológica del AEMET este martes. "Hay una probabilidad altísima, entre el 70% y el 100% de que las temperaturas de este próximo trimestre estén por encima de la media". Aunque hará más calor, todavía es temprano para saber cuánta lluvia podría dejar la primavera. "Es igual de probable una primavera lluviosa que seca", reconoció Torres, mientras que el delegado de la agencia en Catalunya, Ramon Pascual, y la responsable de Climatologia de l'AEMET en Catalunya, Beatriz Téllez, todavía confiaban en que "tenga un régimen de lluvias normales para la época del año, si bien es difícil pronosticar las precipitaciones a medio y largo plazo". Pero la ecuación es clara: si la subida de temperaturas no viene acompañada de lluvias, la sequía empeorará, avisan los meteorólogos.

¿Cuáles son las medias de calor y lluvia en primavera?

La media en primavera, con respecto a temperaturas, es de 13,6 °C, según indica el AEMET. Esta es una media que se calcula en el ámbito estatal, teniendo en cuenta variantes y que el tiempo es más frío en el tercio norte de la península Ibérica y que, en cambio, tanto en las islas como en el sur peninsular las temperaturas llegan a los 17-20 °C por término medio, sobre todo a medida que se acerca el final de abril y los meses de mayo y junio. La agencia prevé que los próximos meses serán muy cálidos y pueden seguir batiendo récords, "con unas anomalías más pronunciadas en la costa mediterránea, nordeste, vertiente cantábrico de la península y en los dos archipiélagos (Canarias y Baleares)," por lo cual la sequía en Catalunya puede empeorar todavía más.

Con respecto a la lluvia en primavera, la media es de 173 litros por m², aunque aquí también hay que caracterizar la zona del norte, Asturias, Galicia y País Vasco, además de Cantabria, como los territorios más propensos a contar con precipitaciones de este grado. La previsión para esta primavera 2024 es que las precipitaciones se percibirán en el oeste, norte e interior de la península Ibérica y también, aunque se entiende que con menos grado, en las Islas Canarias. Eso tendrá su lado positivo en el este y el sur peninsular, pero también el negativo, ya que no recibir agua de lluvia favorece la sequía en terrenos que ya están en alerta, como es el caso de Catalunya.

¿Cuánta lluvia tendría que caer?

Si todavía es temprano para saber si lloverá o no esta primavera, todavía es más difícil saber cuánta agua podría caer. Lo que sí existen son cálculos sobre lo que se necesitaría para aligerar la sequía. Por una parte, se necesitarían varios episodios de precipitaciones, como los que se dieron el fin de semana pasado, con lluvias de entre 40 y 80 litros por m², de forma persistente. O bien dos o tres grandes episodios que descargaran más de 100 litros por m² "podrían revertir esta situación de sequía de golpe", según reconoció Ramon Pascual, como el que se dio con la borrasca Gloria el año 2020.

La nieve ayudará, pero está por debajo de la media

Además de las lluvias que puedan venir, otro factor a tener en cuenta de cara a las reservas de agua es la fundición de la nieve que ha caído en estos últimos días, aunque el delegado territorial del Aemet en Catalunya advirtió que"se traducirá en un pequeño aumento" en los pantanos, que ahora están por debajo del 15% de su capacidad. Pero también advierte que las temperaturas elevadas, como las que se esperan en primavera, favorecen la evaporación de la nieve, y en consecuencia, queda menos agua para el deshielo que acabe a los ríos o pantanos. Hay más nieve acumulada es en el Pirineo de Lleida que en el Oriental, donde están las cuencas del Sistema Ter-Llobregat -lo que alimenta Barcelona y parte de Girona y que está en fase de emergencia-, donde cantidad de nieve está por debajo de la media.