España reduce en el último lustro su tasa de abandono escolar prematuro, si bien todavía sigue siendo una cifra relativamente elevada. El 24% de los jóvenes deja los estudios después de haber cursado la ESO, mientras que en el 2019 la cifra era del 30%, según datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) publicados este martes en su informe anual 'Education at en Glance'. Asimismo, el país ahora se sitúa al frente entre los Estados miembros de la OCDE en cuanto a personas de entre 25 y 34 años con título de nivel secundario superior —bachillerato o FP de grado medio—, solo superado México, Costa Rica y Turquía.
A su vez, de acuerdo con el mencionado informe de la OCDE, los ciudadanos españoles de entre 25 y 34 años que tienen estudios superiores —sean universitarios o de FP de grado superior— son el 53%, un porcentaje que también está por encima del conjunto de países del organismo internacional (48%). Dentro de este grupo, los que tienen un máster o estudios equivalentes son un 18%, por encima de la media (16%). Los que se han quedado en el bachillerato o en un ciclo de grado medio son el 23% del total.
Sobre esta progresión en el nivel de estudios, existe una brecha. La OCDE también concreta que el 75% de los jóvenes de entre 25 y 34 años con al menos un progenitor con estudios superiores también acaba teniendo un título universitario o de FP de grado superior. Por el contrario, solo el 30% de los que no tienen ningún padre con educación superior llegan a este nivel de estudios. La diferencia entre el recorrido académico de unos y de otros es de 45 puntos —un dato que en este sentido no deja de ser similar a la media de la OCDE (44).
Además, de acuerdo con el informe 'Education at Glance', cuanto más estudios tienen los adultos jóvenes, más posibilidad tienen de encontrar trabajo. Tanto es así que en España, el 21,1% de los que han abandonado las clases después de la ESO no tienen trabajo, pero esta cifra cae al 13,7% entre los que se han quedado en el bachillerato o ciclos formativos de grado medio, y en el 9,3% entre los que tienen estudios superiores. Sin embargo, el paro juvenil es una plaga estructural en España, como muestran todos los informes, y prueba de eso es que las tres cifras prácticamente duplican las medias de la OCDE.
Con respecto al trabajo, el informe de la OCDE destaca también que el porcentaje de los conocidos como 'ninis' —no trabajan ni estudian— en España se sitúa en el 17,6% de los jóvenes de entre 18 y 24 años, lo cual es ligeramente mejor que el 18,9% de México o el 19,8% de Chile. Sin embargo, más de la mitad de estos, el 52% del 17,6%, se dedica a la búsqueda activa de trabajo.
Un 32% de los adultos apenas tienen comprensión lectora
Asimismo, el informe también señala otra problemática con respecto a la educación de la población española: y es que los datos de la OCDE revelan que un 32% de las personas entre los 25 y los 64 años "pueden entender solo textos muy cortos y con mínima información que distrae". Una cifra que está por encima de la media de los países miembros, que se sitúa en el 27%. Además, los resultados en comprensión lectora tanto entre la gente con estudios superiores como entre los que no tienen han caído con respecto a estudios anteriores.
El porcentaje de repetidores triplica la media de la OCDE
Con respecto a la ESO, el porcentaje de repetidores ha bajado en un 10% a un 7%, aunque sigue siendo una cifra alta que triplica la media de la OCDE (2,5%). Se trata, además, de un porcentaje muy superior al de países del entorno como Francia (1,1%) o Italia (1,6%). La cuestión de la repetición o no de curso es un debate existente en la educación, con detractores y voces críticas que sostienen que es un detrimento al desarrollo de los alumnos.
Otra cifra preocupante es que, según el informe, España invirtió 10.050 euros por estudiante (sin contar la enseñanza universitaria) el año 2022, nuevamente por debajo de la media de los países de la OCDE, que aquel año se situó en 11.443 euros. Con todo, se ha recortado la diferencia de más de 1.500 euros que estaba el año anterior.
España destinó el mismo 2022 un 4,5% de su PIB a instituciones educativas, desde la educación infantil hasta la etapa universitaria, cuatro puntos menos que en el último informe (4,9%). El gasto medio en los países de la OCDE es de un 4,7% del PIB, y los países que más despuntan son Sudáfrica (6,9% de su PIB) y Noruega (6,2%). Sin embargo, con respecto al peso de la inversión pública en educación dentro de los presupuestos públicos, España lo aumentó entre 2015 y 2022, del 8,3% al 8,6% de, mientras al conjunto de la OCDE ha descendido en el mismo periodo del 10,9% al 10,1%.