Un excartero de Coma-ruga se enfrenta a dos años de prisión, una multa de 6.000 euros y a seis años de inhabilitación para cargo público por los presuntos delitos de infidelidad en la custodia de documentos y de violación de secretos. Se llevó a casa más de 500 cartas sin repartir. Los documentos, muchos de los cuales estaban abiertos, los localizaron personal del juzgado cuando procedían a desahuciar al hombre de su piso.

Los hechos se remontan a julio del 2009, cuando personal del juzgado que estaba ejecutando su desahucio descubrió en el interior del domicilio un total de 541 cartas sin repartir –138 de las cuales abiertas–. Según recoge el escrito de acusación del fiscal, el hombre vivía de alquiler en el mismo bloque de pisos donde se ubicaba la oficina de Correos de este barrio marítimo del Vendrell. El juicio, que se celebrará con jurado popular, está previsto para el 16 de septiembre en la Audiencia de Tarragona.

Según el ministerio fiscal, el año 2009 el acusado, Alfonso D. A., que actualmente tiene 67 años, trabajaba en la oficina de Correos de Coma-ruga, llevando a cabo las funciones de reparto de correspondencia como cartero, "teniendo la obligación de custodiar la correspondencia y entregarla a sus destinatarios". Además, el hombre vivía en el mismo bloque donde estaba ubicado el establecimiento, en la avenida Imperial Tarraco.

El 16 de julio de 2009, se ejecutó el desahucio de su piso por orden del juzgado de instrucción número 2 del Vendrell. El oficial del juzgado, el oficial de la procuradora y el abogado del propietario de la vivienda accedieron al inmueble donde vivía el hombre y encontraron un total de 541 cartas sin repartir, 138 de las cuales estaban abiertas. La fiscalía concluye que el acusado "accedió al contenido de las cartas, secreto, sin el permiso previo de sus destinatarios y que contenían facturas, extractos bancarios y currículums vitae, entre otros."

Cartas entre el 2006 y el 2009

Gran parte de la correspondencia intervenida estaba fechada entre el 10 de noviembre de 2006 y el 20 de mayo de 2009, y todas ellas con varias direcciones de Coma-ruga, tanto de la zona de reparto del cartero como de otras secciones. Además, se localizaron avisos certificados de llegada que el propio acusado había llenado manualmente con su letra, así como varios productos.

Después de estos hechos, Correos despidió al trabajador y, a su vez, este presentó una demanda contra la empresa. El hombre trabajaba en Correos desde el año 2005 y, en su declaración ante el juzgado de instrucción, afirmó que desconocía que en su domicilio tenía sacos con correspondencia y que ignoraba cómo habían podido llegar.

En las alegaciones que presentó en la demanda contra la empresa, sin embargo, el acusado admitió que, aprovechando la proximidad de su domicilio con la oficina, habitualmente la correspondencia que no podía entregar la dejaba en casa y la devolvía el día siguiente. Según su versión, eso lo hacía porque cuando acababa el reparto la oficina ya había cerrado.

El caso se empezó a investigar el 16 de noviembre del 2009 en el juzgado de instrucción número 7 del Vendrell. El juicio ha tardado 7 años en llegar porque no encontraban al acusado. Ha estado desaparecido hasta marzo del año pasado.