Imagen superior: Recreación del cambio horario en la Francia ocupada en una escena de la película 'Suite francesa'

Este domingo de madrugada los relojes se adelantarán una hora. A las dos, de sopetón, serán las tres. Una hora menos para dormir o lo que sea que se esté haciendo y, como resultado, una hora más de luz por la tarde noche y una menos a primera hora de la mañana. Es decir, que el sol se pondrá sobre las ocho y media y no sobre las siete y media y quien salga de casa antes de las siete de la mañana lo volverá a hacer a oscuras. Son los efectos del horario de verano, que se aplica en toda la Europa occidental y otros países del mundo por sus supuestos efectos en el ahorro de energía pero que también motiva quejas por los desbarajustes que supone una alteración horaria con efectos sobre el sueño y el descanso, en especial para los más pequeños y los mayores.

En paralelo al debate sobre la oportunidad de mantener sistemáticamente este cambio horario, desde hace unos años se ha puesto sobre la mesa la necesidad de una readaptación en el huso horario que permitiría un encaje más lógico entre la hora solar y la hora oficial. En este caso, hay que decir que el Estado español está todo él -Canarias incluidas- fuera de su huso horario, que tendría que ser para el territorio peninsular y las Baleares una hora menos que el actual -es decir el mismo horario que en Portugal y el Reino Unido-, y una menos también para Canarias respecto de su horario actual, sincronizando sus relojes con las Azores y Cabo Verde.

Entrevista entre Franco i Hitler en Hendaya / Efe

Además, para defender la necesidad de retrasar el reloj una hora se utiliza a menudo el argumento, bien cierto, que el actual huso horario español -el GMT+1 o como se llama modernamente, UTC+1- proviene de una norma franquista. Efectivamente, a principios del año 1942, la España franquista adoptó un cambio horario que comportó adelantar los relojes una hora para acomodarlos a... el horario de Berlín.

¿Porque se tomó esta decisión? Por razones políticas pero también pragmáticas. Sincronizar los relojes españoles con los oficiales de la Alemania nazi fue un claro gesto de connivencia del régimen fascista español con el nazi alemán precisamente en un momento en que el Tercer Reich tenía la sartén por el mango en la Segunda Guerra Mundial, pero también suponía adaptarse a un horario que en aquel momento marcaba la vida de toda Europa, también la de los países que luchaban contra Hitler, es decir, sincronizarse con el continente.

El horario alemán, el horario de la guerra

Todo viene de la decisión adoptada por las fuerzas militares alemanas de mantener la hora oficial de Berlín en todos los territorios ocupados y frentes de guerra. Es decir, que a pesar de la distancia, los nazis impusieron la misma hora oficial desde la costa atlántica de Francia hasta las puertas del Cáucaso. Lisa y llanamente, la hora de la guerra era la alemana y eso afectaba a las ofensivas, a las treguas, a los planes de bombardeo y también a la flota de submarinos. Todo se hacía con el mismo horario, cosa que suponía una simplificación operativa que, de hecho, cogió a contrapié en alguna ocasión a sus oponentes, especialmente en el frente oriental.

La película 'Suite francesa' (2014) recrea el cambio horario en Francia impuesto por la ocupación nazi

Así las cosas, la Francia ocupada cambia su horario en junio de 1940, mientras que la Francia de Vichy, la mal llamada Francia libre, lo hará en febrero de 1941, sobre todo para resolver el desbarajuste horario de los trenes que atraviesan de un lado a otro. Incluso el Reino Unido decidió adoptar este horario porque era el que marcaba los bombardeos sobre el país. Y así, el cambio de horario impulsado por Franco fue uno más dentro de la tónica europea del momento, marcada por un conflicto bélico.

Hay que decir, además, que anteriormente, tanto Francia como España mantenían el horario GMT+0 -Greenwich Mean Time-, es decir, el horario actual del Reino Unido y Portugal. De hecho, con una mirada en un mapa de husos horarios se ve claramente como este GMT, que toma como referencia el meridiano de Greenwich -el que parte la autopista AP-2 en los Monegros y pasa por delante de Castellón-, incluye una amplia zona europea que actualmente está fuera del huso horario. Eso es así porque aunque los husos se marcan con líneas rectas de norte a sur -los meridianos-, que toman Greenwich como eje central para abrirse al este y el oeste hasta formar veinticuatro franjas horarias iguales, la realidad es que los husos se adaptan a las fronteras estatales, porque son los estados los que marcan a qué huso horario quieren pertenecer, teniendo en consideración los países de su entorno.

Desfase horario por todas partes

Así las cosas, el horario GMT+0 no sólo es el que corresponde a Gran Bretaña y el que correspondería al Estado español, sino también a los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Francia y las zonas más occidentales de Noruega y Suiza, es decir, que el desfase horario no es exclusivo de los españoles. Es más, la parte más occidental de Galicia, de hecho, tendría que estar en un huso horario anterior, el GMT-1 -el del horario canario y portugués actual-. Concretando, una adopción estricta del horario implicaría que la hora de Londres fuera la misma que la de Madrid y Barcelona, pero también la de París, mientras que en La Coruña y Santa Cruz de Tenerife deberían tener una hora menos, también con respecto a Londres.

La cuestión en todo caso es que finalizada la Segunda Guerra Mundial con la derrota nazi, el horario de Berlín se siguió utilizando en buena parte de la Europa occidental, tanto es así que a día de hoy marca la hora desde Finisterre hasta la frontera oriental de Polonia que, para sumar más desbarajuste, mantiene una diferencia de una hora con la vecina Ucrania y de dos horas con la también vecina Bielorrusia, aunque estos dos países están uno debajo del otro.

Distribución de los husos horarios por todo el mundo / Wikimedia Commons

¿Pero por qué se siguió utilizando este horario? Curiosamente, fue Francia quien tomó la decisión de mantenerlo aunque era una herencia clara de la ocupación nazi y, de hecho, la oposición al horario de Berlín, la llamada hora alemana, había sido en algunos casos una medida de resistencia al invasor de bajo perfil y poco riesgo. Con el fin de la guerra en 1945, el Reino Unido volvió a su horario habitual, mientras que Francia mantuvo la hora alemana. La nueva administración dirigida por el general Charles de Gaulle, aunque inicialmente hizo planes de retorno al horario anterior, finalmente se desdijo. Desde desde entonces -excepto periodos en que la adopción del horario de verano no ha sido igual para los dos países- la hora de París y la de Berlín ha sido la misma.

Una hora europea

De hecho, la decisión de De Gaulle de conservar la hora nazi -y franquista- tuvo la virtud de consolidar una hora europea, de manera que a día de hoy la mayor parte de Europa comparte horario, además de moneda e instituciones políticas. En este sentido, las ventajas de compartir hora con París, Berlín y Bruselas se deben tener en cuenta a la hora de poner sobre la mesa la conveniencia de retornar el Estado español al GMT+0, ya que armonizar el horario con Portugal querría decir al mismo tiempo desfasarlo con Francia.

El general Charles de Gaulle, fotografiado en Túnez en el año 1943 / Wikimèdia Commons

Es más, en el escenario de una Catalunya independiente, la posibilidad de un cambio de huso horario podría llegar a crear el despropósito de pasar a un horario también independiente pero nada práctico e ilógico políticamente, ya que no sólo sería diferente del de Madrid y París, lo que ya comportaría bastantes quebraderos de cabeza, sino también con el de Perpiñán y Valencia, que dividiría todavía más los Países Catalanes. También habría que valorar cómo actuar en una República catalana en caso de que el Estado español -sin Catalunya- decidiera cambiar su huso.

En todo caso, lo cierto es que a día de hoy la mayor parte de la Europa Occidental comparte un mismo horario a pesar de no estar toda ella insertada en el mismo huso horario, y eso es así, en parte, porque la Francia gaullista decidió quedarse con la hora de los ocupantes nazis, un detalle que minimiza el valor del argumento que pide cambiar el actual horario español por franquista.