El Ayuntamiento de Begur ya no sabe qué hacer para reducir el consumo de agua de sus ciudadanos. El consumo actual cerca de los 500 litros por habitante y día (495), cuando el límite del estado de emergencia decretado por el Govern está fijado en los 200 litros por habitante y día. Es por eso que el consistorio ha decidido rebajar este tope hasta los 138 litros diarios por vecino, incluyendo las actividades económicas y comerciales, con el objetivo de reducir "de forma drástica" el consumo de agua en el municipio. Esta cantidad se sitúa fuerza por debajo de la que establece a la Generalitat cuando se entre en el peor de los escenarios por sequía -el de emergencia 3-, en la que la dotación se limitará a los 160 litros por habitante y día. Hay que recordar que el diciembre pasado, la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) sancionó a Begur con más de 54.000 euros por haber excedido el consumo de agua durante la excepcionalidad por sequía en el mes de septiembre, cuando consumió 356 litros por habitante y día, 126 litros más de los que estaban permitidos en situación de excepcionalidad, cuando el tope se situaba en los 230 por habitante y día. Begur tiene unos 4.200 habitantes censados, pero durante la temporada alta, su población se llega a multiplicar por siete. Está salpicado de urbanizaciones, cuenta con 5.700 viviendas -de las cuales unos 4.000 son segundas residencias- y tiene hasta 28 hoteles y dos campings.

Un plan de sequía propio en el municipio

Ante la entrada en emergencia por la falta de lluvias persistente, el Ayuntamiento de Begur ha activado una nueva fase de su plan de sequía. Begur es uno de los municipios que, a pesar de no estar obligado a hacerlo, se dotó de un Plan de Emergencia ante la sequía por los altos consumos que registraba el municipio. En este plan se aplican algunas de las medidas que van en paralelo a aquello que fija el decreto de la ACA, pero otros se extienden más allá. "Para frenar los altos consumos del municipio, se establecen normas adicionales", subraya el consistorio. Además del tope de 138 litros por habitante y día, el plan de emergencia activado ahora prevé otras restricciones adicionales como las prohibiciones en otras áreas como la limpieza de polvo en el aire, el uso de duchas en las playas y el llenado de fuentes ornamentales, con algunas excepciones como los refugios de fauna en peligro de extinción.

Este plan de emergencia refleja un abordaje "proactivo e innovador de la crisis de la sequía en Begur", según el Ayuntamiento. "Aunque ahora ponemos en marcha este plan, muchas medidas las hemos estado siguiendo de facto", explica el concejal de Medio Ambiente, Jordi Gonzàlez. Por ejemplo, las duchas de las playas de Begur no funcionaron durante el verano pasado, y el municipio ha estado regando y limpiando las calles con agua regenerada. "También contamos con la Ordenanza Municipal de la Sequía y la Comisión, herramientas para avanzar hacia un uso responsable del agua en el pueblo," recuerda al concejal. Este enfoque transversal asegura una gestión integral y coordinada para abordar los diferentes aspectos relacionados con la sequía.

Medidas tecnológicas y económicas

El Ayuntamiento intentó reducir el consumo de agua con diferentes medidas económicas, tocando el bolsillo a los vecinos que más consumen. Según la ACN; en el mes de diciembre, el consistorio cobró más de 20.000 euros en multas por consumos excesivos. Después de instalar contadores electrónicos a todo el pueblo y a las urbanizaciones, el consistorio interpuso unas 70 multas. Todas eran de 750 euros, aunque para aquellos que persistan, las sanciones pueden llegar a los 3.000 euros. Otras medidas previstas también estaban las de reducir la presión a todo el municipio y redactar una nueva normativa para obligar las nuevas viviendas a tener depósitos, y subir el último tramo del recibo del agua para encarecer la factura de quien más gasta. Para conseguir bajar el consumo de agua, y sobre todo penalizar a aquellos que abrían el grifo sin pensarlo, el Ayuntamiento instaló contadores inteligentes en todas las viviendas y empresas. Eso le ha permitido monitorizar con detalle qué consumo hace cada uno y ver a quien malgastaba el agua. "Estos dispositivos, que ponemos a cero cada semana, nos han ayudado mucho; es un trabajo casi quirúrgico", concretaba a la alcaldesa Maite Selva el pasado diciembre.

La cifra de consumo ha repuntado desde agosto

A pesar de todas las medidas que ha sacado adelante el ayuntamiento, el consumo de agua ha ido al alza durante los últimos meses. A partir de agosto, cuando el consumo por habitante y día se consiguió bajar hasta los 313 litros, la cifra solo ha hecho que incrementarse. En septiembre, se pasó a los 356; en octubre, en los 409; en noviembre,subió hasta los 487; y en diciembre, creció hasta los 495. Para bajar esta cifra, el equipo de gobierno ha acordado una medida tan drástica como la de reducir sustancialmente la dotación permitida dentro de los 138 litros por habitante y día, por debajo del tope que fija la entrada en emergencia 3 por sequía (el peor de los escenarios previstos por el Gobierno).