Coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Inmigrante este jueves, 18 de diciembre, el Ayuntamiento de Barcelona quiere destacar la puesta en marcha de una nueva herramienta para conocer mejor el impacto de las migraciones en la ciudad y poder diseñar políticas de acogida más justas y efectivas: el Observatorio de las Migraciones y el Refugio de Barcelona. Los datos recogidos a través del Observatorio permiten focalizar el fenómeno a la escala de ciudad, para entender la realidad de la migración en Barcelona, poder prever escenarios a futuro y diseñar políticas públicas de acuerdo con los datos que se tienen. De igual manera, tener datos sirve para poder construir un relato basado en la realidad y que contraste con los relatos reaccionarios y antiinmigración que impulsan algunos sectores. Se celebra cada 18 de diciembre para poner en valor la diversidad cultural, social y económica que generan los movimientos migratorios, así como para reflexionar sobre los retos que afrontan las personas que se desplazan por motivos económicos, sociales, climáticos o bélicos. Es también un momento para visibilizar las historias humanas que hay detrás de cada proceso migratorio y para promover una convivencia respetuosa e intercultural. 

Lo que dicen los datos

En su trabajo de recopilar y exponer los datos sobre el fenómeno migratorio en la ciudad de Barcelona, el Observatorio de las Migraciones y el Refugio constata que la inmigración es el motor demográfico de la ciudad. En 2023, el 31,3% de la población residente en Barcelona ha nacido en el extranjero, casi una de cada tres personas. En el año 2000, en cambio, solo representaban un 5%. La llegada de un gran número de personas, desde una gran variedad de países, ha permitido el crecimiento demográfico y económico de la ciudad durante estas últimas décadas. De hecho, la población extranjera se encuentra mayoritariamente en las edades centrales de la actividad económica, y llegan con un alto nivel de formación, aunque las barreras relacionadas con el nivel educativo —especialmente la falta de reconocimiento de títulos obtenidos en el extranjero— contribuyen a la infrautilización de la fuerza de trabajo migrante, generando una importante brecha entre el nivel real de cualificación y el tipo de ocupación accesible.

Tener datos fiables sirven para conocer la realidad, diseñar servicios, planificar situaciones de futuro y construir un relato para explicar la realidad de la ciudad de Barcelona

En palabras de Xavier Cubells, director de Servicios de Inmigración y Refugio, el impulso del Observatorio de las Migraciones y el Refugio, servirá para tener unos datos “fiables” y “buenos, para poder trabajar” y, de igual manera, su creación responde a tres objetivos claros: por un lado, “para conocer la realidad” y tener datos fiables “que permitan diseñar servicios”. Por otro lado, está el objetivo de poder planificar a futuro la situación en la que se puede encontrar el fenómeno migratorio dentro de la ciudad de Barcelona. Por último, la creación del observatorio responde a la necesidad de poder explicar los datos “en base a un relato”. “Tienes que crear un relato para poder explicar la realidad de la ciudad de Barcelona y la realidad de la inmigración”, apunta Cubells, que indica que este ha de servir para contrarrestar “otros relatos” que no están basados en ningún dato ni evidencia científica. 

El SAIER

El Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados, el SAIER, agrupa los servicios especializados de atención a las personas recién llegadas a la ciudad de Barcelona y, desde el año 1989, es todo un referente, con un marco de intervención integral que tiene como objetivo promover la acogida, la convivencia en la diversidad, la igualdad y la cohesión social en la ciudad. La directora del SAIER, Clara Balaguer, reflexiona sobre qué ha hecho del servicio un referente: “Durante todo este tiempo se ha dado una respuesta única a situaciones que son muy complejas”, apunta, y añade que “lo que se intenta es dar una respuesta integral a las situaciones que presentan las personas, y que son multidisciplinares”. De hecho, hay una parte importante de las personas que llegan a la ciudad que ya conocen que es el SAIER, bien porque las administraciones del país de origen se lo han explicado, o bien porque conocen a alguien viviendo en Barcelona que les ha hecho saber sobre la existencia del servicio. Un servicio que se ha convertido en referente a nivel de toda Cataluña, ya que recibe consultas y personas de otros municipios catalanes, a pesar de ser un servicio del Ayuntamiento de Barcelona. 

Un acompañamiento integral, interdisciplinar, centrado en la integración y adaptado a los proyectos de vida de las personas recién llegadas 

El ciclo de atención que se hace a las personas recién llegadas a la capital catalana es integral y busca como objetivo principal la integración de las personas que llegan a Barcelona y a su barrio. Para conseguirlo, el SAIER dispone de un servicio de traducción propio para poder hacer una primera atención en un idioma, si no el propio, cercano al de la persona que llega: “Entender cómo funciona la ciudad es imposible si no puedes hacerlo en un idioma cercano”, apunta Balaguer, que a la vez añade que “acogemos en la lengua que sea necesaria, pero a la vez fomentamos el aprendizaje de la lengua del territorio”. El circuito de atención a los inmigrantes comienza con una primera entrevista, donde se analiza la situación de cada persona. A partir de aquí, el acompañamiento se adapta: puede ser puntual o prolongarse durante años, según la evolución del proyecto vital de la persona y los trámites a los que quiera acceder.

Acompañamiento a los nuevos proyectos de vida

A través de las entrevistas y las diferentes atenciones de los servicios de acogida municipal, se intenta responder a las necesidades que tienen las personas que llegan para poder construir un nuevo proyecto de vida en Barcelona. A través de los diferentes servicios, integrados o fuera del SAIER, el Ayuntamiento acompaña a las personas recién llegadas en los trámites para llevar a cabo homologaciones de títulos oficiales, la inscripción en el padrón municipal, la obtención de la tarjeta sanitaria, la obtención de la residencia permanente o la nacionalidad española o el reagrupamiento familiar, entre muchos otros. 

En cuanto a este último, el trámite permite a las personas que llegan a la ciudad, a través de la ley de inmigración estatal, traer a Barcelona a sus familiares que permanecen en el país de origen. Uno de estos casos es el de Ami Ahmad, que inmigró a Barcelona con su padre hace ya más de quince años a través del reagrupamiento familiar. "Yo vine por mi padre", explica, "nos trajo a nosotros en 2010". Aunque hace mucho tiempo de su llegada, según explica, el proceso de llegar y establecerse en Barcelona fue fácil: "A pesar de llegar con 14 años, la experiencia fue buena", dice Ami sobre su llegada a la ciudad, donde dice que la experiencia de establecerse allí fue "buena" y no recuerda "tener ningún problema" para acceder a los servicios educativos ni sanitarios.

Los servicios de acogida municipales

La Dirección de Servicios de Inmigración y Refugio del Ayuntamiento de Barcelona apoya a las personas migrantes en su proceso de acogida, de establecimiento en la ciudad y de incorporación a la comunidad. Lo hace facilitando el acceso a los derechos y oportunidades existentes, siempre en condiciones de igualdad y no discriminación, con el fin de acompañarlas en la construcción de su proyecto de vida en la ciudad de Barcelona. Para dictaminar qué les falta a las personas que llegan, se realizan entrevistas con el fin de responder a las necesidades de las personas recién llegadas directamente desde los servicios que ofrece el Ayuntamiento o bien haciendo un acompañamiento en los trámites con el resto de administraciones implicadas en el proceso migratorio y de obtención de derechos: la Generalitat de Catalunya y el Estado español.

Para conseguirlo, la Dirección ofrece servicios, recursos, equipamientos, proyectos y programas que responden a las demandas iniciales de información y formación de las personas extranjeras inmigradas o retornadas, con el objetivo de promover la autonomía social y personal. También las acompaña para garantizar que todo el mundo pueda acceder a los servicios básicos —como la educación, la sanidad o la vivienda— y para fomentar la convivencia, la cohesión y el respeto mutuo. Esta tarea se desarrolla conjuntamente con entidades y asociaciones de la ciudad que conocen de cerca la realidad de los barrios y contribuyen a construir una Barcelona más acogedora, inclusiva y solidaria.

Cada 18 de diciembre, el Día Internacional de las Personas Migradas invita a poner el foco en una realidad estructural de Barcelona: la inmigración es hoy uno de los principales motores demográficos, laborales y culturales de la ciudad. Pero también es un ámbito donde persisten desigualdades que hay que afrontar con datos, políticas públicas sólidas y una mirada humana que sitúe a las personas en el centro. Barcelona reafirma su posicionamiento como ciudad acogedora, diversa y consciente. En este sentido, los datos revelan que el 94% de las personas de nacionalidad extranjera y el 87,7% de las de nacionalidad española valoran positiva o muy positivamente la diversidad de orígenes de la población residente en la ciudad.