"Es un juego, pensándolo bien, maligno". Tres expertos de tres especialidades diferentes en psicología analizan el fenómeno de la Ballena azul para El Nacional.

El psicólogo forense del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Javier Urra; el psicólogo infanto-juvenil Pere Alastrué; y Alex Palaumiembro del grupo de trabajo de Juego patológico y otras adiciones del Col·legi de Psicòlegs de Catalunya, no levantan la voz de alerta porque el fenómeno no está tan extendido como parece. Ahora bien, remarcan que es mejor no silenciarlo, sino informar y formar a los jóvenes sobre el tema.

Los expertos constatan que hay un "índice de adhesión bajísimo a este juego". "Hay jóvenes que están dispuestos a no pasar de la tercera prueba", dice el psicólogo infanto-juvenil Pere Alastrué. Aunque Alastrué admite que los adolescentes "pueden tener curiosidad por saber qué es", cuando ven el tipo de pruebas, "es difícil que un crío sin problemas" quede atrapado.

"Es muy escandaloso y hace que mucha gente hable y el revuelo de redes sociales y medios ha hecho que sea de interés", dice Alex Palau, miembro del grupo de trabajo de Juego patológico y otras adiciones del Col·legi de Psicòlegs de Catalunya. "Juegos de este tipo hace muchos años que los hay", añade Palau. Admite que el juego "pica y arrastra a muchos jóvenes, pero se tiene que estar muy mal para que no se active un mecanismo de defensa", añade. Es el que él dice un joven con un "perfil psicopatológico dañado".

"Lo que te obligan a hacer tiene una connotación tan agresiva" que es difícil que el fenómeno se extienda rápidamente entre los jóvenes, dice Alastrué. "Que eso acabe avanzando hasta la prueba 30 o 50 es muy difícil", apunta Palau. Sí que existe, sin embargo, el hecho de que "a los adolescentes les gustan los retos y pasan rápido al acto", dice el psicólogo forense de la Fiscalía, Javier Urra. Mientras que "los adultos piensan más", añade.

La mayoría de los jóvenes "hacen un análisis de la realidad. Hay otros que quedan enganchados", explica el psicólogo forense refiriéndose a jóvenes que tienen un vacío existencial. "En un caso de vacío existencial puede enganchar mucho este juego", dice Urra.

Dos de las chicas que jugaron a la Ballena azul están ingresadas en centros. Es una manera de prevenir el suicidio pero también es un hecho habitual que jóvenes con "conductas autolesivas" sigan un tratamiento, en algunos casos farmacológico, y se decida el ingreso hospitalario, explica el psicólogo infanto-juvenil.

Según Javier Urra, el ingreso en los centros es una medida, también, "para evitar el riesgo". Y según Palau "no todo el mundo que juega tiene que ingresar". Y explica que cuando se hace una valoración por una urgencia, se valora si ha habido planificación o intentos anteriores de quitarse la vida.

De hecho, Palau cree bastante difícil que en Catalunya pueda haber algún suicidio derivado de la Ballena azul: "Gente joven que pueda entrar en un momento dado por gracia, por el reto, por aburrimiento, sí, pero avanzar hasta el suicidio es poco probable".

No hay conocimiento de este tipo de suicidios en Catalunya hasta ahora. Al menos no de manera individual como plantea la Ballena azul. En Japón sí que se conocen casos de grupos que quedan para suicidarse conjuntamente, lo que sería el suicidio ampliado.

El perfil de los jóvenes

¿Cómo son los jóvenes que pueden caer en el juego de la Ballena azul?

Hay dos perfiles: el que tiene un carácter débil, con autoestima baja y problemas de sociabilización que ve en el instructor del juego una aprobación constante por sus actos que no tiene a la vida real. Eso genera una relación clandestina que atrapa.

Se trata de adolescentes que viven en un vacío existencial, remarca Urra. Y en este sentido "una utilidad que tiene la red es su manera de relacionarse con los otros", añade.

El otro perfil, recrea una excitación constante e intensa. Es un perfil de joven extrovertido y su conducta tiene mucho que ver con la exposición pública de sus actos. Se trata de jóvenes que se retan a ellos mismos y quieren pasar a la posteridad.

La Ballena azul supone un riesgo para los jóvenes que tienen tendencia a la obsesión. En este caso sí que hay riesgo de quedar enganchado. Es también "un juego de seducción" que afecta a personas vulnerables.

No esconder el fenómeno

"Callar es peor". Ante el silencio los jóvenes indagan por su cuenta pensando que se les esconde alguna cosa. Y el mensaje que pueden dar los adultos sobre el tipo de prueba, riesgo y juego, fuera de lo que es habitual, puede ayudar a los adolescentes a ver que no hay nada de intrépido en jugar a la Ballena azul.

"Hablar y hacer pedagogía y poder dar la visión adulta de lo que pasa es importante", dice el psicólogo infanto-juvenil Pere Alastrué. Porque si no, la Ballena azul "generará más interés".

La educación es básica, según Javier Urra, psicólogo forense de la Fiscalía. Hay que educar en las escuelas, en casa y también desde la red, dice. E informar a los jóvenes de lo que se encontrarán en las redes sociales y en internet. Y algunos ejemplos de estos nuevos riesgos son más próximos y más habituales que la Ballena azul, destaca al psicólogo forense: "Te encontrarás páginas de prostitución, de captación a la yihad, que promueven la anorexia, el bullying...".

De esta opinión es Alex Palau experto en juego patológico y otras adiciones del Col·legi de Psicòlegs de Catalunya. Y habla de webs donde las "torturas físicas" son habituales. "Es un juego más", dice, como los que hay que plantean retos de anorexia y bulimia.

"Los jóvenes tienen que tener criterio y formación muy buena para decir que no", según Urra, que insiste que si se les explican bien las cosas "lo entenderán".

"No hablarlo es un error", añade Alex Palau. Palau trabaja en el hospital Sant Joan de Déu de Lleida y explica que en el centro el tema tiende a salir desde los mismos menores ingresados. Los jóvenes "se enteran muy antes y distorsionan la realidad y es necesario hablar para aplicar el sentido común".

Cómo acabar con la Ballena azul

"Hay productos que se tienen que perseguir para que no estén en internet", dice Javier Urra.

La Ballena azul acaba con la inducción al suicidio, un delito perseguido por la ley. Pero Urra tiene sus dudas que pudiera acabar fructificando, porque para que haya inducción al suicidio hace falta que éste sea directo y continuado. Por este motivo cree que para ser más eficaces "se tendría que prohibir la aplicación".