El arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, ha aprovechado la homilía de la tradicional misa de la Mercè para dirigirse a los políticos y pedirles que trabajen por el bien común y den apoyo a las familias. Unas 800 personas han asistido a la misa, entre las cuales figuraban el president de la Generalitat Carles Puigdemont y los dirigentes de todos los grupos municipales, a excepción de la alcaldesa Ada Colau. El arzobispo ha rogado a la Virgen de la Mercè para que gobernantes, sociedad civil, empresarios, intelectuales, educadores y juristas "unan fuerzas", "trabajen por el bien común" y construyan una "sociedad más unida, más libre y más justa".

Las familias, en el centro

Omella ha ofrecido a la Virgen de la Mercè tres rosas, como símbolo de los jóvenes, las familias y los dirigentes. A estos últimos les ha pedido que no excluyan a nadie "en la tarea de crear puentes, atender demandas sociales, empezando por los pobres y necesidades". Les ha reclamado, además, que "valoren y ayuden a las familias con auténticas políticas sociales y económicas", argumentando que la familia es "el pilar básico de la vida social". Pero también ha instruido a las familias sobre la necesidad de amor y de unidad: "Muchos dramas familiares surgen y crecen por esta falta de unidad, hay matrimonios y familias que son una suma de unidades, pero no llegan a ser uno".