El agua del pantano de Ulldecona no se podrá destinar a usos agrícolas a causa de la sequía, que ha dejado bajo mínimos el embalse, por debajo del 4% de su capacidad. La falta de lluvias de los últimos meses ha dejado el embalse con 0,43 hectómetros, y en la última comisión de desembalse de la Confederación Hidrográfica del Júcar se acordó esta medida en caso de que las reservas hídricas estuvieran por debajo de los 0,5 hectómetros y la entrada de agua fuera nula. Ahora bien, si finalmente llueve en las próximas semanas y se recupera este volumen hídrico, se podría volver a permitir la salida de agua para el riego siempre que el caudal de salida no sobrepasen los de entrada en el embalse. Esta situación obliga a la Comunidad de Regantes de Ulldecona, que tiene 1.556 miembros de los cuales unos 600 de operativos, a recurrir a dos pozos para garantizar la supervivencia de los cultivos.

El secretario del organismo, José Manuel Queralt, ha alertado a la ACN que esta operación repercutirá directamente a los campesinos, ya que la campaña de riego se empezará el próximo 15 de abril. "Son dos pozos que se hicieron para riego de auxilio, que representarán una tercera parte del caudal necesario y un incremento de costes que se triplicará a causa del coste de la energía, la luz y el gasóleo", ha aseverado. Así, Queralt calcula que se pasará de pagar 0,13 euros por metro cúbico de agua a 0,52 céntimos aproximadamente. A todo ello habrá que sumarle la demanda de los campesinos, ante una opción que no representa una "garantía total" de agua, si bien el objetivo principal es el de asegurar la subsistencia de los cultivos que se extienden por unas 1.700 hectáreas.

La situación no es nueva para los campesinos; según Queralt, los episodios de sequía han sido recurrentes en la zona en la última década. El contexto actual les recuerda en la campaña de 2018, momento en que se regularizó las tandas de riego cada 21 días. "El incremento de los costes del agua pueden frenar algunos campesinos a continuar la explotación de las fincas y se puede producir algún abandono o la limitación de riego en cultivos para salvar las plantaciones y perder la cosecha", ha lamentado. Uno de estos campesinos que verá limitada la frecuencia de riego es Jordi Sansano, que hace tres años compró una finca de dos hectáreas donde mayoritariamente tiene fruteros. Por culpa de la sequía continuada, en este tiempo ha tenido que arrancar y replantar unos 600 árboles, además de actualizar el sistema de riego por goteo para hacerlo más eficiente y economizarlo al máximo.

Más allá del campo

El secamiento del pantano de Ulldecona no solo afecta al campo; a los pies del embalse hace tres semanas que se puede ver el embarcadero de kayaks y canoas de un restaurante. Este año, la empresa descarta ofrecer este servicio en verano a menos que un futuro episodio de lluvia consiga rellenar el pantano. Se prevé que esta circunstancia tendrá un efecto en el volumen de negocio, pero no destacado. "Vendrán a ver un día el pantano seco, pero no volverán a pensar en venir para bañarse. Sí que bajará un poco la afluencia de gente, pero este verano se espera trabajar lo suficiente bien, a pesar de perder esta actividad acuática", ha augurado el hijo de los propietarios del restaurante, en declaraciones en la ACN.