Actualmente, en las prisiones catalanas hay 465 mujeres, que representan el 6% del total de población penitenciaria (7.997 personas a septiembre de 2023, según la estadística del Departament de Justicia), la media de edad es de 40 años, un 73% son madres, con una media de 2 hijos, y un 32% sostiene que ha sido víctima de violencia de género. "Aunque la normativa internacional (Reglas de Bangkok) impone a los Estados la obligación de conocer el número de hijos e hijas de las personas encarceladas, sus nombres, edades y su principal cuidador, la realidad es que en Catalunya no tiene cifras oficiales al respecto". Es una de las realidades expuestas en la jornada de presentación de tres investigaciones del proyecto Género y Ejecución Penal, que bajo el título Las das encarceladas en Catalunya: perfiles, maternidad y extranjería, se ha realizado este martes en el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada (CEJFE) del Departamento de Justicia, con la participación de investigadoras, internas y responsables de las prisiones catalanas.

 

En concreto, la investigación El ejercicio de la maternidad en el sistema penitenciario catalán precisa que el Estado español lidera el número de madres en prisión: 3.459 mujeres encarceladas con 4.496 hijos, seguimiento por Alemania con 3.367 mujeres y 4.377 niños. Carmen Navarro, una de las investigadoras, ha admitido en la jornada que en casi todos los países europeos se desconoce las necesidades de los hijos con progenitores que cumplen una condena, y que en Catalunya hace falta una implicación de todos los agentes sociales que trabajan con los menores.

La investigación también declara: "Las decisiones de nuestros tribunales suelen obviar el potencial impacto que el ingreso en la prisión puede tener en los niños", aunque la normativa internacional y nacional insta a que el sistema judicial vele por el respeto de los derechos de los niños al examinar las cuestiones relacionadas con el encarcelamiento de la madre priorizando medidas no privativas de libertad en aquellos casos en que el infractor sea la persona que se ocupa del o de la menor.

¿Por qué una madre en prisión no puede llamar cada noche a sus hijos?

En la jornada, distintas ponentes han insistido en que hay que potenciar "medidas alternativas a la prisión", y sobre todo cuando la mayoría de mujeres son condenadas por delitos contra el patrimonio, como robos, y contra la salud pública, aunque la pena que se los impone es elevada, d'entre 5 a 10 años de prisión. "Fue un desorden familiar, básicamente porque el niño nunca se había separado de mí desde entonces. El niño tenía 5 años." Esta afirmación de una madre que ha participado en una de las investigaciones se ha leído en la jornada como muestra del "descalabro" que implica el encarcelamiento de una madre.

 

Y una de las participantes, entre el público, ha preguntado: "Y ¿por qué no se permite a una madre que está en la prisión llamar cada día a su hijo y darle las buenas noches"?, Responsables de prisiones le han contestado que no es imposible, y que las comunicaciones con las familias en los centros se avanzó mucho a raíz de la Covid-19 y la implantación de las videoconferencias.

Se afirma que "en términos generales, la maternidad se vive con angustia y preocupación, pero se intenta dotar a las madres de herramientas para minimizar los efectos adversos que el encarcelamiento provoca", además de destacar la implicación de los profesionales desde vigilancia a servicios sociales y médicos.

Mujeres en la prisión. Hablan con familiares por videoconferencia. Foto:D.J.
Mujeres en la prisión hablan con familiares por videoconferencia. / Foto:D.J.

Unidades de padres en la prisión

En el estudio, se declara que "el número de niños y niñas afectados por el padre encarcelado se multiplica exponencialmente". Sin embargo, se precisa que Catalunya en este caso se situaría "en la franja baja" de países con respecto al número de niños que sufren las consecuencias de la privación de libertad de sus padres, y además "en muchos supuestos, estos niños continuarán a cargo de sus madres mientras el padre cumple condena". Se detalla que en el Estado español hay 51.132 padres encarcelados y 66.471 niños afectados por esta medida.

En este sentido, Navarro ha explicado que como cambios legislativos proponen la creación de unidades de padres en los centros penitenciarios. El reglamento penitenciar permite la estancia en la prisión de los niños pequeños con su "progenitor encarcelado" (art. 36.1) y que "haría falta también incorporarla en el caso de los hombres a ser autorizadas a tener los hijos menores de tres años, y podrían aflorar las paternidades responsables en aquellos supuestos en que el padre encarcelado es el cuidador principal de los menores y al mismo tiempo hacer frente al tradicional rol de la mujer cuidadora con el fin de desterrar definitivamente la máxima 'el niño con quien tiene que estar es con su madre'.

Embarazadas en la prisión

En el Estado español, la legislación penitenciaria permite que los hijos de las madres encarceladas estén con ellas en los centros hasta que cumplen los 3 años. La mayoría de países europeos mantiene este tope, aunque se indica que hay algunos países que no admiten que los niños vivan en prisión, como Eslovaquia, Escocia, Irlanda del Norte y Noruega.

En Catalunya, solo hay una unidad de madres en la prisión de Wad Ras de Barcelona, con 12 plazas. Se informa de que un 5,8% de las mujeres encuestadas (unas 2008) afirmó haber sido madre durante el encarcelamiento. En la prisión de Barcelona, los hijos de las internas van a una guardería que tienen muy cerca del centro.

Mujeres extranjeras, más preparadas

Con respecto a la población extranjera en la prisión, la estadística penitenciaria de Catalunya constató el diciembre pasado que por primera vez hay más hombres extranjeros (3.859 personas, que representan 51% del total) que españoles (unas 3.673 personas, el 48%) que cumplen una condena, a causa de diferentes factores como la pobreza y la normativa que dificulta su regulación.

 

 Reclusas en una clase en una prisión. Foto: D.J
Reclusas en una clase en una prisión catalana. / Foto: D.J.

Este cifra todavía no es tan alta entre las mujeres: hay un 36% de mujeres extranjeras encarceladas y un 64% son españolas. A pesar de eso, la población extranjera es tres veces más alta que en libertad (13%). Provienen de varios países, entre los cuales destacan Brasil, Colombia, Marruecos, Perú y Rumania.

 

En la investigación Experiencias de las mujeres extranjeras en los centros penitenciarios catalanes se afirma que se constata, como de anteriores estudios, que "el nivel cultural y las habilidades sociales son superiores en el colectivo de mujeres extranjeras respecto de las mujeres españolas y que se ven reflejados en su comportamiento y en el trato tanto con los profesionales como con el resto de compañeras".

Prostitución en las prisiones

Jenny Cubells, una de las autoras del estudio, ha destacado que hay diferentes perfiles de mujeres extranjeras, unas vienen para la reagrupación familiar o las que son detenidas "por el delito de la maleta", refiriéndose al tráfico de drogas y no conocen a nadie, ni a veces el idioma.

En los tres estudios presentados, se habla de que en las prisiones catalanas, como en el exterior, se ejerce la prostitución, sobre todo para conseguir recursos económicos, aunque hay un control desde cada centro, como en el caso  d'entrada de drogas en los penales.

Además, en las conversaciones con reclusas, distintas investigadoras han indicado que las mujeres se quejan de que se les da ofertas de formación y laborales "peores" que los hombres. Y, que las que tienen arraigo familiar "no quieren una prisión de mujeres solas", sino con actividades mixtas, como ya se hace en algunos centros catalanes, con el teatro, donde hay módulos de mujeres dentro de prisiones de hombres, de las cuales se ha criticado que no tienen el mismo servicio. También se indica que "a veces se las infantiliza".

A la vez, se reclama una mejora de los espacios para los niños que vienen a ver a sus padres en los penales catalanes, y se ha destacado el buen resultado de los llamados Grupos de Responsabilidad Parental, implantando en la prisión de Brians.

El resultado de estos estudios, y de otros seis en preparación (arquitectónico y sobre suicidios, entre otros), se quieren tener en cuenta para la futura prisión de mujeres, que se tiene que construir en la Zona Franca de Barcelona, según ha afirmado el director general de Asuntos Penitenciarios, José María Montero, en la clausura de la jornada, donde ha insistido, sin embargo, en que la apuesta de Justicia es "impulsar nuevas formas de ejecutar las penas fuera de las prisiones".

 

En la foto principal, una menor que vive con su madre en el centro penitenciario Wad-Ras de Barcelona. / Foto: Departament de Justicia