50 centros educativos, 31 públicos y 19 de titularidad privada, participan a partir de esta semana en el estudio PISA que organiza cada tres años la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económica (OCDE). Más de 2.000 alumnos de 15 años de todo el país pues, se someterán, desde este lunes y hasta el 31 de mayo, a las pruebas que analizan el sistema educativo a unos ochenta de países. Para la prueba de este año, el dominio principal que se evalúa es la comprensión lectora, que tendrá prioridad por encima de la competencia matemática y la competencia científica. Como novedad, se suma la competencia global, mientras que una parte de los centros harán la competencia financiera.

Con la competencia global, PISA quiere comprobar la capacidad de analizar asuntos globales e interculturales y valorar diferentes perspectivas para emprender acciones para el bien común y el desarrollo sostenible.

Desde la edición anterior, en el 2015, las pruebas se hacen en ordenador, un hecho que permite implementar una evaluación adaptativa en la competencia principal, la lectora. Es decir, las preguntas varían en función de las respuestas que mujer cada alumno. Esta evaluación adaptativa tiene que permitir tener niveles más altos de precisión, ya que ajusta la dificultad de los ítems de evaluación a las capacidades de cada estudiante.

Catalunya participa en la muestra desde el año 2003 y la coordinación corresponde al Consejo Superior de Evaluación del Sistema Educativo.

La prueba PISA también se acompaña de unos cuestionarios de contexto donde los alumnos facilitan información sobre ellos mismos y su entorno familiar. También se incluyen cuestionarios para el profesorado y para el centro educativo. El objetivo de estos cuestionarios es comprender la relación entre los resultados de los estudiantes y aspectos de las prácticas escolares y del aula, así como factores relacionados con el contexto económico, social y cultural.