Alba Vergés (Igualada, 1978) llegó a la conselleria de Salud en junio del 2018. Lo que seguramente no se imaginaba, ni ella ni nadie, era que estaría al frente de la gestión de una pandemia de la magnitud del coronavirus. Confinar la Conca de Òdena con su familia dentro, la falta de mascarillas, material de protección, la primera ola, el desconfinamiento, el verano, la segunda ola, la tercera ola, las fiestas de Navidad y la campaña de vacunación. Vergés duerme bien, a pesar de dormir poco y analiza los datos de la Covid a diario para detectar pequeños cambios cuando se producen. Al frente, sin embargo, un reto impensable que detalla un año después del primer estado de alarma.

 Alba Verges Consellera Salut - Sergi Alcàzar

Alba Vergés en su despacho en la conselleria de Salut, a Barcelona / Foto: Sergi Alcàzar

Hace más de un año que todos convivimos con el coronavirus. ¿Ha tenido miedo de infectarse o infectar a su familia?

No he llegado a tener miedo en ningún momento. No he tenido tiempo, digámoslo así, no he tenido tiempo de poder plantearme este miedo. En mi casa todos cogieron la Covid muy al principio, tanto mi marido como mis padres, por lo tanto, ya lo pasamos.

Imagino que su día a día ha cambiado muchísimo durante la pandemia. ¿Cómo es un día normal de Alba Vergés?

No hay un día normal desde hace mucho tiempo. La epidemia ha cambiado mucho de situación, es diferente al inicio, que en verano o bien en septiembre. Ahora, debemos ocuparnos de la estrategia de vacunación, prepararnos bien para cuando vengan las dosis de manera masiva, tenerlo todo a punto e ir controlando. Saber que estamos en esta posición, es ir controlando la epidemia. Lo que nos preocupa mucho es la parte sociológica de la epidemia, porque por suerte, en la parte científica, hay muchas personas que se ocupan del sistema de salud. La parte sociológica, manejar una epidemia para la gente, los retos que vendrán ahora de cara a la gente joven... (preocupa) el impacto emocional de esta epidemia que durará.

¿Qué hace a diario?

A diario, seguimiento de datos. Algunos que tengo por la noche y otros que tengo a primera hora de la mañana. Eso es lo principal, ver si hay algo extraño. Creo que te acabas enfrascando tanto que, si hay algún pequeño cambio, lo detectas rápidamente porque los estudias religiosamente, te lo miras cada día y cada día a la misma hora. Tienes capacidad de detectar y de preguntar si aquí está pasando alguna cosa diferente o si ya se ha visto o se ha detectado. Estoy muy implicada en este día a día. La solución es técnica, las propuestas suben y nos llegan a esta mesa, pero yo sigo mucho el día a día de todo.

Viajamos al pasado unos meses, cuando se produjo el confinamiento del área de Igualada. ¿Cómo lo vivió? Su familia allí, usted aquí...

Eso, a mí pero también a todo el país, nos hizo darnos cuenta de que realmente esto podía ir creciendo y nos podía explotar como una epidemia real. Hasta el momento, teníamos casos puntuales, en determinadas zonas, explicando la casuística y fue entonces donde vimos un cambio. El virus estaba aquí, se estaba transmitiendo y estábamos claramente en epidemia. Lo que veíamos que pasaba en Italia también pasaba aquí. Y aquello tan lejos de China, ya no estaba tan lejos. Lo teníamos aquí.

Lo que veíamos que pasaba en Italia también pasaba aquí

Alba Verges Consellera Salut - Sergi Alcàzar

Alba Vergés en su despacho en la conselleria de Salut, en Barcelona / Foto: Sergi Alcàzar

El hecho que justamente se diera en un lugar que conocía mucho hizo que supiera qué representa tomar decisiones que afectan a las libertades individuales y cosas impensables, realmente pude poner esta parte personal. Estoy afectando a esta persona o la otra, mis vecinos, mi familia, mis amigas. Eso me hizo darme darte cuenta de la situación en la que estamos.

Se ha hablado mucho de la salud emocional, mucha gente ha tenido problemas para dormir. No sé si es un poco impertinente preguntarle si duerme bien por las noches...

La mayor parte de días duermo bien, duermo poco pero duermo bien. Si que ha habido días de mucha preocupación e incertidumbre, cosas que te inquietan, de pensar cómo lo afrontaremos, qué nos falta, pero generalmente, sí. La afectación emocional existe. Las personas mayores han estado muy afectadas y la gente joven lo está mucho. Tendremos que seguir dando respuesta, más allá del día que digamos que podemos dejar atrás la epidemia de la Covid. En salud mental, ya venimos de una epidemia previa. Niños y jóvenes tenían una tendencia creciente, y todo aquello que invertimos en salud mental será positivo para la salud de toda la población. Después de la epidemia, será una prioridad velar por la salud emocional de toda la sociedad, y sobre todo, de la gente joven.

¿Le preocupan las nuevas variantes?

Es uno de los elementos que pueden impactar en aquello que tienes muy aprendido. La experiencia nos ha ido enseñado como poder ir controlando la epidemia. Nos lo miramos con 40 ojos. Lo que tenemos que mirar es qué variantes, cómo entran y cómo nos hacen cambiar la epidemia.

Antes comentaba que Igualada la hizo tocar de pies a tierra. ¿Cómo vivió el primer caso de coronavirus?

Ahora, recordando el año del primer caso de Covid, era un caso que esperabas, tarde o temprano tenía que caer. Esperabas un caso, esperabas ir encontrando los siguientes y durante unos días dábamos casos puntuales o ligados por viajes o lo que fuera. Lo que no esperábamos es que sería una pandemia mundial de estas características. Previamente a tener el primer caso, ya hacíamos reuniones del seguimiento internacional de la epidemia con la gente de salud pública. Creo que tenía que ser así. Ya estábamos trabajando pero evidentemente el alcance que eso podía tener... es que cuando hablabas con autoridades europeas tampoco decían que sería así. La OMS declaró (el coronavirus) pandemia mundial el 11 de marzo y nosotros ya habíamos tomado decisiones sobre la Conca de Òdena.

El estado de alarma cayó como una losa emocional para algunos, después se fue posponiendo de dos semanas en dos semanas... ¿cómo fue la experiencia?

El desconfinamiento fue una cosa muy planificada y pensada, semana a semana por regiones, porque teníamos un escenario que venía de un cierre total. Nosotros lo que reclamamos siempre fue que se respetaran las decisiones que aquí tomáramos. Sentimos que hacíamos mucho trabajo para el ministerio, nosotros no trabajamos para el ministerio sino para la ciudadanía de Catalunya. Teníamos que tomar las decisiones que nos tocaran a nosotros. Nos ha tocado asumirlo todo porque el ministerio no tiene competencias en sanidad. Se tenía que ocupar de la vacunación. En aquel momento, hubo algún momento que sabían que el trabajo se tenía que hacer desde aquí y por nosotros. Hacer el trabajo y hacerlo doble porque lo tienes que explicar y decir, había un punto de absurdo pero pudimos sacar adelante las decisiones que tomábamos desde aquí porque eran las lógicas, las que tocaban, a pesar de pueda haber más aciertos o menos. Al final, era lo que íbamos viendo que tocaba en cada momento.

El desconfinamiento fue una cosa muy planificada y pensada

¿Destacaría alguna cosa del primer estado de alarma respecto a este segundo?

Yo destaco lo que no ha cambiado. Recuerdo pedir el mes de marzo a la sociedad que parase, que frenase, que detuviese su actividad para parar el virus y no dar espacio. Este parón lo tenemos que poder tener garantizado, en el sentido que si no puedes ingresar dinero por tu trabajo porque tienes la actividad cerrada tampoco tendrías que gastar dinero en alquiler o suministros. Pedían este paro y no movieron un dedo. Ahora, se descuelgan con cosas que estábamos pidiendo. Al final pueden intervenir a través del marco normativo estatal y a través de ajustes directos. Nosotros hemos tenido siempre la sensación de tener que hacer frente a aquello que nos tocaba y aquello que en principio le tendría que tocar a otro, pero que por responsabilidad con la ciudadanía hemos hecho. Eso requiere mucho esfuerzo y al final todo el mundo acaba llamando a tu puerta porque sabe que acabas respondiendo. Y no necesariamente con cosas que teníamos la máxima competencia.

Retrasos, replanificación constante y agonía. ¿Cómo está siendo la campaña de vacunación?

Es un poco así, pero hay una parte que se vive bien. Sabes que te toca desplegar una cosa que es parte de la solución. La vacunación es una medida preventiva por excelencia, es una política de salud publica brutal y estás desarrollando la estrategia catalana de vacunación que sabes que te traerá un cambio. Después de este año tan duro y tan complicado. Todo el mundo se lo esta cogiendo con estas ganas. Nos gustaría más concreción para poder planificar bien porque realmente es eso, el trabajo lo tenemos que hacer nosotros. Cogerlas y administrarlas a todo el mundo.

Alba Verges Consellera Salut - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar

Mucha gente esta nerviosa para saber cuándo le tocará vacunarse. No sé si Usted sabe cuándo le tocará o si ya se ha vacunado.

La verdad es que no, y tenemos las prioridades muy claras. Queremos poder adminstrar la vacuna a las personas más vulnerables al virus. Asimismo, si llegan otras vacunas que no se pueden administrar (en relación a los topes de edad), vacunamos a otros colectivos esenciales e intentamos desplegar la etapa de población general. No queremos preocuparnos por si se vacunan unos u otros, sólo por el orden. Nosotros estamos preparados para trabajar con esta intensidad.

Estamos preparados para trabajar con esta intensidad

¿Se imaginaba acabar gestionando la pandemia?

(Sonríe). No, creo que no se lo imaginaba nadie. Salut es una conselleria grande, compleja e importantísima, porque apela a toda la ciudadanía desde que naces hasta que mueres. Hay muchos ámbitos a trabajar que son importantes para la vida de las personas que viven en el país. No solo es interesante sino que es un reto y una maravilla poder trabajar en este sector. Es un sector del que te enamoras y ves la capacidad de formar-se de una sociedad. Son retos, horas y mucha responsabilidad. Ahora bien, una pandemia de estas características, evidentemente que no.

¿Repetiría?

Mi posición es clara, tenemos proyecto, tenemos equipo, desde de ERC llevamos años trabajando en el proyecto por una transformación del sistema pero ahora no es una cuestión de poner nombres sobre la mesa. El foco esta en las negociaciones por el nuevo Govern y así debe ser.

Semana Santa, verano y pasaporte de vacunas. ¿Inquietan estos temas?

La Semana Santa y el verano, estarán. Tenemos la experiencia del verano pasado y con la vacuna creemos que estamos en unas semanas clave para afirmar que llegaremos con un escenario diferente. Pero tenemos que llegar bien. Cuando hacemos un llamamiento a la prudencia es precisamente por eso. El control de la epidemia es lo que da más garantia para que la actividad del país pueda funcionar. Si olvidamos eso, todo se verá perjudicado. Todo el mundo quiere recuperar cierta normalidad, necesitamos garantizar esta base. Para mí es una prioridad mantener este nivel de control e ir avanzando poco a poco y no querer correr para llegar a un escenario diferente.

¿En este sentido, qué papel juega el pasaporte de vacunas?

Es un debate que se está dando a nivel europeo y es lento. Se han dado tres meses para decidir y no tenemos que desviar del punto importante que es garantizar que la vacuna llegue a toda la población. Sin eso no hay certificado que valga y que no esté generando unas desigualdades. Al final es Europa la que no ha garantizado el acceso de la vacuna. Que se centren en eso y, a partir de aquí, las herramientas que se puedan desplegar, conociendo los objetivos de para qué los necesitas y que no te generan desigualdades. Que no falte nunca la ética. La ética y la salud tienen que ir siempre de la mano.

Alba Verges Consellera Salut - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar