El impacto de la primera ola de la pandemia se hará notar a los hospitales, como mínimo, 18 o 21 meses más. Este es el horizonte con que trabaja Salud para recuperar la actividad asistencial habitual después de que durante tres o cuatro meses los hospitales tuvieran que aplazar buena parte de las intervenciones quirúrgicas, consultas externas y pruebas diagnósticas programadas, tanto por el estado de alarma como por la covid.

Así, teniendo en cuenta la cantidad de actividad pendiente de la primera ola, la nueva y la necesidad de estar preparados para asumirlo, a la directora del área asistencial del CatSalut, Xènia Acebes, sitúa la normalidad asistencial en estos 18 o 21 meses, un escenario que se puede ver alterado en función de como evolucione la pandemia.

Ahora, Salud asegura que ya se ha podido recuperar parte de la actividad pendiente y no hay una desprogramación generalizada a raíz de la segunda ola.

Se pueden volver a desprogramar operaciones

Sin embargo, el director del CatSalut, Adrià Comella, admite que ante una situación con una ola que vuelve a crecer, "en mayor o menor medida puede impactar en los procesos hospitalarios". "Si las medidas no funcionan suficientemente y la curva se vuelve a acelerar tendremos que tomar la decisión de desprogramar actividad", avisa. El responsable del CatSalut dice que con las camas de críticos actuales -900 públicas y 200 privadas- y un crecimiento sostenido se pueden gestionar durante una semana.

Según Comella, los procedimientos más graves se están siguiendo pero se tardará tiempo a recuperar la normalidad. "Estamos empeorando los plazos (de espera) y tardaremos tiempo a llegar al punto óptimo, estamos lejos de llegar a los tiempos de demora que querríamos y que la ciudadanía espera", admite. "Tres meses de no actividad quiere decir perder 100.000 intervenciones quirúrgicas", ejemplariza. Con todo, destaca que desde principios de verano y después del "meteorito" de la primera ola el sistema empezó a recuperar actividad acumulada no atendida. "Cada día intentamos ganar una hora", ha apuntado.

Intervenciones quirúrgicas

Según datos facilitados por Salud, fue durante abril cuando las intervenciones quirúrgicas en centros del SISCAT tocó fondo. Se hicieron menos de 5.000, en comparación con las 30.000 hechas el mismo mes en el 2019. A partir de junio, sin embargo, la actividad quirúrgica ya se situaba cerca de los 30.000. El impacto se puede ver en los tiempos de espera. Mientras que en febrero la media se situaba en 150 días (similar al 2019), en mayo ya superaba los 200 días.

En septiembre había casi 170.000 personas en lista de espera, en comparación con las 185.000 del 2019. El descenso, sin embargo, se explica porque no se contabilizan las personas que precisamente por los retrasos no han podido visitarse y no entrar formalmente a la lista de espera. "Todo el flujo de pacientes se ha visto interrumpido, efectivamente ha hecho que no haya indicación de nuevas pruebas y nuevas intervenciones y consulta externa y eso explica el comportamiento en los tres ámbitos que el número prevalente de personas que esperan es menor", ha precisado Acebes.

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Imagen de una cirugía cardiovascular robótica en el Hospital Clínic. Imagen de archivo / ACN

Desde la primera ola se han priorizado las intervenciones más urgentes de acuerdo con criterios clínicos y carga de la enfermedad. Un ejemplo son las intervenciones cardiacas, que durante en abril y en mayo duplicaron los tiempos de espera con respecto al 2019, pasando de los 30 días por término medio a los 60 días por este tipo de intervención. Entre abril, mayo y junio, se hizo un 56% de la actividad de cirugía cardiaca respecto del año anterior pero los meses de julio, agosto y septiembre se ha recuperado actividad, haciendo el 106% de operación respeto 2019.

Una tendencia similar se observa en la actividad quirúrgica relacionada con pacientes con un tumor. A pesar de que en abril el tiempo de espera se duplicó, pasando de la media de 20 días a 40, actualmente se sitúa en torno a 25 días y en este tercer trimestre del 2020 ya se hace un 90% de la actividad registrada el año pasado el mismo periodo.

En otros tipos de intervenciones muy habituales en los hospitales, como cataratas, prótesis de rodilla o de cadera, las cifras varían. Mientras que en abril del 2019 se hicieron 7.000 operaciones de este tipo, el mismo mes del 2020 se detuvo la actividad y poco a poco se fue recuperando de forma progresiva hasta situarse, en septiembre, en 6.000. Actualmente el tiempo de demora medio es de 140 días, respecto de los 100 días del 2019.

Pruebas diagnósticas y consultas externas

Por lo que hace las pruebas diagnósticas, se mantuvo un 50% de la actividad habitual durante el segundo trimestre y el tercer trimestre se ha hecho un 79% de la que se hizo el mismo periodo el año pasado. Actualmente 1 de cada 2 pacientes se hace la prueba dentro del plazo fijado mientras que en los peores meses de la pandemia fueron menos de 4 de cada 10.

Por último, las consultas externas por una primera visita cayeron hasta la mitad de las habituales durante el segundo trimestre del 2020, con 250.000 consultas. Este tercer trimestre se han hecho cerca de 300.000, casi el 70% de las hechas el año pasado el mismo trimestre.

Impacto en la Atención Primaria

En cuanto a la Atención Primaria, Acebes explica que se ha hecho mucha más actividad no presencial, potenciando el seguimiento telefónico y la asistencia domiciliaria. "La primaria ha cogido un rol muy importante sobre el control de la epidemia", afirma, explicando que desde junio la actividad en los ambulatorios se ha incrementado, situándose en septiembre un 1% por encima de las cifras del año pasado. Con todo, y sin los datos concretos, Acebes admite que el tipo de actividad que hace ahora la primaria es diferente.

La primaria, dice Comella, sabe que hace falta poner en una balanza cuáles son las visitas o procesos de los pacientes que tienen que ser "sí o sí" presenciales.

Para el director del CatSalut los CAP tienen ahora tres públicos "preferentes": Los que presentan enfermedades respiratorias, los que tienen procesos "agudos" y los pacientes crónicos y habituales, que suelen coincidir con el grupo de más riesgo.