A pesar de la sexta ola, como cada mes de diciembre tenemos la vista puesta ya en las celebraciones navideñas. El año pasado, cuando a penas había empezado la campaña de vacunación a un ritmo exasperantemente lento, estas fiestas estuvieron marcadas por las fuertes restricciones sociales: teníamos un toque de queda a las 22 horas que solamente se alargó hasta después de la medianoche los días de celebración, restaurantes y bares abrían a horas muy concretas y las mesas tenían que ser de cuatro personas y las reuniones con familiares y amigo también se restringieron.

Ahora, aunque tenemos una situación epidemiológica similar, marcada por el temor a la variante ómicron, más contagiosa, la vacunación ha cambiado radicalmente el panorama. Desde el ministerio de Sanidad y el Gobierno han rechazado poner restricciones durante las fiestas, recordando las medidas de protección delante del virus y apelando a la "responsabilidades de todos los españoles". El conseller de Salut, Josep Maria Argimon, también ha pedido ser responsables y suspender por ejemplo las comidas o cenas de empresa. Pero, excepto el pasaporte covid, de restricciones, de momento, ni una.

Medidas concretas

¿Esta situación es sostenible con el crítico aumento de casos, tanto en Catalunya como en el Estado? ¿Es prudente hacer un llamamiento a la responsabilidad sin medidas concretas en el contexto actual del coronavirus? Los expertos que asesoran las autonomías en materia de Salud Pública enviaron un documento a los responsables políticos a principios de diciembre en que dejan claro que no. Para ellos, resultará clave que la hostelería limite a 10 el número de comensales por mesa y que antes de las comilonas navideñas los invitados se hagan un test de antígenos.

Todo forma parte de la propuesta de que ha preparado la Ponencia de alertas y Planes|Planos de preparación y respuesta de cara a la celebración en las fiestas navideñas y que recupera el diario 20 Minutos. En ella, se fijan sobre todo en "las reuniones de familiares y las actividades con personas próximas y no convivientes, principalmente en lugares cerrados" que se suelen producir a finales de diciembre y principios de enero. Estos, tanto populares en nuestra cultura y que tantas ganas tenemos de recuperar se pueden convertir en uno de los principales focos de transmisión del virus.

Antígenos

También es clave no asistir a las reuniones navideñas ante cualquier síntoma de un resfriado o de gripe o si se está a la espera del resultado de una PCR o de antígenos. Tampoco en caso de que estamos en aislamiento o cuarentena. Evidentemente, no se tiene que ir a las comidas o cenas si somos positivos, algo más que lógico después de casi dos años de pandemia, pero que los expertos consideran necesario reiterar.

En cualquier caso, si no se dan estos supuestos, la Ponencia recomienda que los asistentes se hagan un test de antígenos, aunque el resultado sea negativo no implica que no exista la infección y hay que ir con cuidado. Si el resultado es positivo, se tendrá que confirmar con una PCR o un antígeno a un centro sanitario. Puedes leer este artículo si quieres informarte como hacerte una de estas pruebas con garantías. Ahora mismo, en algunas farmacias del país, ante esta recomendación, los tests de automuestra se han agotado.

Cabalgatas seguras

Pero, no solamente de comidas y cenas vive la Navidad. También hay otras celebraciones propias de estas fechas como las misas o ir a recibir a los Reyes de Oriente en sus cabalgatas. En este caso, los expertos asesores piden que se tomen las medidas necesarias para asegurar que no impliquen un riesgo en el aumento de la transmisión. Por ejemplo, estas solo se tendrían que celebrar en espacios donde se puedan controlar los accesos y evitar aglomeraciones.

A la Misa del Gallo, por ejemplo, aunque avalan que se celebre, esta se tendrá que llevar a cabo en entornos donde se garantice la distancia de seguridad, que los asistentes utilicen mascarillas y esté la ventilación necesaria. En ella, figuras que acostumbran a besarse como la del Niño Jesús se tendrán que suprimir.

En|la imagen principal, luces de Navidad en la calle Ferran de Barcelona / Sergi Alcàzar