Cuando se diagnostica un cáncer siempre es un duro golpe en el seno de cualquier familia, pero el golpe es mucho más duro si el afectado es un niño. Aunque la cifra que se dé nunca será lo suficientemente buena, es importante resaltar que la mayor parte de los tumores diagnosticados en menores de 20 años tienen buen pronóstico.

La afirmación viene avalada por los datos de los que dispone el servicio de Vigilancia Epidemiológica del Cáncer de la Comunidad de Madrid. Concretamente, con datos recogidos de 2015 a 2018, un total de 993 casos, la supervivencia global a 5 años de los pacientes con un diagnóstico de tumor maligno, fue de un 85,92%.

Tipos de cáncer más frecuentes en niños y adolescentes

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, correspondientes al año 2021, los diferentes tipos de cáncer fueron la principal causa de muerte en el grupo de edad entre 1 y 14 años (más de un 32,2%) seguido de las causas externas. Y la segunda en las personas de 15 a 39 años tras las causas accidentales.

En cuanto a los tipos de cáncer, desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) establecen dos grandes bloques. Por un lado, las enfermedades hematológicas, leucemias y linfomas. Y por otro, diversos tipos de tumores sólidos; entre ellos los tumores del sistema nervioso central, los neuroblastomas, los retinoblastomas y los osteosarcomas.

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Foto: Unsplash-Joseph Gonzalez

Según el doctor Joseba Rebollo, oncólogo de Quirónsalud Torrevieja y Quirónsalud Alicante, actualmente, el tumor más frecuente en niños y jóvenes es el osteosarcoma, que afecta a los osteoblastos (que son las células que participan en la creación de nuevo tejido ósea) y se presenta más habitualmente en huesos largos, como fémur, tibia y húmero. “Los síntomas más frecuentes son dolor por debilidad de esa parte del hueso, incluso fractura y tumefacción de la zona (hinchazón)”, añade el doctor.

En cuanto al diagnóstico del osteosarcoma, el experto apunta que se podría hacer con una simple radiografía, pero la resonancia magnética (RM) ofrece una mejor calidad de imagen. El diagnóstico definitivo ha de hacerse mediante una biopsia, que confirme o descarte las sospechas.

El tratamiento más habitual del osteosarcoma, explica el doctor Rebollo, consiste en cirugía y quimioterapia, usadas de forma combinada. Poco a poco, ya que muchos tratamientos están en fase de investigación, van jugando un papel más importante la inmunoterapia y las terapias dirigidas.

Causas del cáncer infantil

La etiología del cáncer en niños, es decir, la causa, es en muchos casos desconocida. Como explican desde el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, la mayor parte de los casos de cáncer infantil parecen deberse a mutaciones en genes, que pueden ser hereditarias o una mutación adquirida (durante la vida).

El doctor Luis Madero, jefe del Servicio de Oncohematología del Hospital Infantil Niño Jesús y del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, explica que en adultos el cáncer se relaciona con la mutación genética celular debido a malos hábitos, factores ambientales y el propio envejecimiento. En niños no existen esos factores inherentes al paso del tiempo.

Cartell cancer infantil / Unsplash-National Cancer Institute
Foto: Unsplash-National Cancer Institute

Síntomas del cáncer en niños y adolescentes

Obviamente, cada tipo de cáncer tendrá asociados una serie de síntomas característicos. Por ejemplo, como se ha expuesto, los síntomas del osteosarcoma son bastantes específicos: dolor o tumefacción en los huesos.

Según el estudio “Reconocimiento de los sutiles signos y síntomas del cáncer pediátrico”, de Paula Barbel y Kathleen Peterson, algo similar ocurre si hablamos del retinoblastoma, donde todos los síntomas están relacionados con el propio ojo; el más frecuente es la leucocoria, popularmente conocido como “ojo de gato”, que consiste tener una pupila de aspecto blanco en lugar del habitual color negro. En este mismo estudio se exponen los síntomas que pueden alertar tanto del retinoblastoma como de otros tumores frecuentes en niños.

Por ejemplo, según el citado estudio, en el caso de la leucemia es frecuente la aparición de dolor óseo o articular. También nos debe alertar la aparición de hematomas y hemorragias, debido a la trombocitopenia. Otros síntomas de esta enfermedad hematológica están relacionados con la anemia, como por ejemplo fatiga, palidez, taquicardia, palpitaciones, mareo y disnea.

El trabajo académico de Barbel y Peterson también explica que existen signos y síntomas más inespecíficos, que nos pueden alertar de la posible aparición de un cáncer pediátrico. Síntomas como pérdida de peso, dolores de cabeza, náuseas o vómitos, fiebre recurrente o persistente de origen desconocido, infecciones constantes, fatiga, palidez o la aparición de una masa abdominal.

¿Cómo tratar el cáncer en niños?

Los tratamientos del cáncer en niños no son siempre los mismos que en los adultos. Hablamos de personas con una larga vida por delante, y cuyos tejidos y órganos están aún en fase de crecimiento. Es por ello que la oncología pediátrica es una especialidad en sí misma.

La cirugía podría ser suficiente para tratar un cáncer infantil, pero en muchas ocasiones va acompañada de otros tratamientos, como la quimioterapia o la radioterapia. En el caso de la radioterapia podemos hablar de la radioterapia convencional o de la protonterapia. 

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Foto: Pexels

La terapia de protones, o protonterapia, utiliza haces de protones en lugar de haces de fotones. El doctor Raúl Matute, jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Centro de Protonterapia Quirónsalud, explica que el tratamiento con protones reduce en gran medida el riesgo de efectos secundarios y de segundos tumores radioinducidos. Esto se debe a que con esta terapia la radiación que llega a la zona que rodea el tumor es mínima o incluso nula. Una técnica, en suma, muy interesante por su precisión para el tratamiento de tumores pediátricos.

En el caso de las enfermedades hemato-oncológicas también se utilizan, en Servicios como la Unidad de Hemato-Oncología Infantil del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, terapias como el trasplante de progenitores hematopoyéticos, conocido de forma coloquial como trasplante de médula ósea, y la inmunoterapia. Un ejemplo de inmunoterapia es la terapia experimental CAR-T, que como explica el doctor Luis Madero, “consiste en extraer y rediseñar los linfocitos T del paciente para que sean capaces de reconocer las células cancerosas y atacarlas”.

Las terapias dirigidas, que mencionaba el doctor Joseba Rebollo al hablar del osteosarcoma, consisten en medicamentos diseñados para atacar a las células cancerosas sin afectar a las sanas. Es una terapia complementaria a otras mencionadas que requiere el desarrollo de un medicamento específico para cada tipo de cáncer, e incluso su diseño a medida para cada paciente, por eso muchas de estas terapias están aún en investigación

Al final, lo que se busca son terapias menos agresivas, minimizar las secuelas de la propia enfermedad, pero también las de los propios tratamientos. Hay que recordar que la tasa de supervivencia en el cáncer infantil es muy alta, y es importante garantizar la mejor calidad de vida para el paciente tras la curación.